Por qu¨¦ no votar el 1-O

Los catalanes han votado en democracia sobre su futuro en 45 ocasiones ¡ª38 en comicios de ¨¢mbito nacional, auton¨®mico o local, y siete en elecciones europeas¡ª. Ante todas estas convocatorias ¡ªelecciones de distinto nivel o referendos legales¡ª, EL PA?S ha llamado a la participaci¨®n, que es uno de los derechos democr¨¢ticos fundamentales consagrados en la Constituci¨®n y por ella garantizados. Y lo ha hecho porque, en democracia, el voto sirve para representar la pluralidad, dar el poder a Gobiernos que sirvan a los ciudadanos y someter a estos a control ante sus eventuales excesos.

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Nada de esto por desgracia concurre en la convocatoria del refer¨¦ndum que ha organizado el Gobierno de la Generalitat para ma?ana. Se trata de una cita suspendida por el Tribunal Constitucional (TC) y prohibida, por antiestatutaria y anticonstitucional, por varias resoluciones, del propio TC y del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a. Y que se basa en unas leyes que derogan ileg¨ªtimamente el Estatut y la Constituci¨®n, tras el ignominioso golpe parlamentario que excluy¨® de su elaboraci¨®n a la mitad de la C¨¢mara catalana.

Por si todo eso fuera poco, no se cumplen los requisitos que el president Carles Puigdemont asegur¨® que adornar¨ªan el evento: que ser¨ªa un refer¨¦ndum efectivo y con garant¨ªas. Al contrario, viola hasta las disposiciones del propio texto de la (ilegal) ley del refer¨¦ndum del 6 de septiembre. No ser¨¢ efectivo, porque toda su intendencia ha sido leg¨ªtimamente desarbolada por las fuerzas del orden. Carece de toda garant¨ªa: hasta de la est¨¦tica, pues su log¨ªstica fue presentada ayer en una rueda de prensa de pago realizada en un local privado del tibur¨®n beneficiado por la radiotelevisi¨®n p¨²blica auton¨®mica. Sin autoridad electoral (el propio Govern disolvi¨® la ¡°sindicatura¡±); sin censo disponible; sin mesas; sin conocimiento de los colegios electorales; sin sistema fiable de recuento... la ¨²nica garant¨ªa es que si llegase a celebrarse siquiera un remedo de consulta, ser¨ªa un pucherazo, una verg¨¹enza democr¨¢tica.

La votaci¨®n es una burla. Un burla a todos: a quienes desear¨ªan votar no;?a quienes querr¨ªan votar s¨ª por leg¨ªtima convicci¨®n independentista; a quienes acarician apoyarles por tacticismo antigubernamental o de cualquier otro orden; a la inmensa masa que sin ruido ninguno ha decidido ya abstenerse para no participar en esta tragicomedia ilegal y de tintes rid¨ªculos, ya alberguen la ilusi¨®n de un refer¨¦ndum legal y pactado, ya lo excluyan de ra¨ªz. A todos.

Pero es algo m¨¢s grave que una burla. Los que vayan a votar deben saber que pese a la ausencia de garant¨ªas y control, sus organizadores aseguran que los resultados ser¨¢n vinculantes y que bas¨¢ndose en ellos tratar¨¢n de declarar la independencia unilateralmente, abriendo as¨ª una grave crisis de imprevisibles consecuencias.

En las ¨²ltimas semanas el Govern y sus terminales de agitaci¨®n han llamado sobre todo a votar a los contrarios a la independencia, intentando as¨ª legitimar su operaci¨®n ilegal, su golpe antiestatutario. Saben que sin un buen pu?ado de votos negativos, su falsa consulta se elevar¨ªa adem¨¢s a la categor¨ªa de refer¨¦ndum franquista. Precisamente por ello, nadie debe respaldar con su participaci¨®n tama?o fraude. Ninguna legitimaci¨®n para lo ileg¨ªtimo ni para la ruptura unilateral de la convivencia.

El desaf¨ªo independentista catal¨¢n

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