Conducir no dar¨¢ m¨¢s libertad a las saud¨ªes
Lo que el rey Salman ha hecho es organizar un comit¨¦ de nada menos que cuatro ministerios que estudiar¨¢ c¨®mo permitir a las mujeres ponerse al volante
A las buenas noticias les pasa como a la risa: siempre son bien recibidas pero si uno se detiene a pensar en por qu¨¦ se r¨ªe, a menudo descubre que la cosa, en realidad, no tiene tanta gracia. La noticia de que las mujeres podr¨¢n conducir en Arabia Saud¨ª ha sido recibida positivamente en casi todo el mundo ¡ªlos sospechosos habituales, ISIS, Boko Haram, talibanes y similares nunca podr¨¢n estar contentos¡ª e incluso ha habido algunos destacados casos de especial alborozo que lo presentan como otra prueba irrefutable de la imparable cabalgada hacia la libertad de las mujeres en el mundo isl¨¢mico.
En primer lugar, conviene destacar que hoy, mientras el lector avanza por estas l¨ªneas, las mujeres siguen teniendo prohibido conducir en Arabia Saud¨ª. Si una de ellas es sorprendida haci¨¦ndolo, corre el riesgo de ser condenada a recibir 10 azotes ¡ªy no precisamente en plan Cincuenta sombras de Grey o las figuradas de Pablo Iglesias a alguna periodista¡ª, aunque tambi¨¦n puede apelar a la generosidad del rey Salman para que perdone la ofensa. Son ventajas del curioso sistema judicial saud¨ª. En realidad, lo que Salman ha hecho es organizar un comit¨¦ de nada menos que cuatro ministerios que estudiar¨¢ c¨®mo poner en marcha la ocurrencia real. Ya se sabe que cuando uno quiere aparcar un tema ¡ªperd¨®n por el s¨ªmil automovil¨ªstico¡ª lo primero que hace es poner en marcha una comisi¨®n.
Seg¨²n el gobernante saud¨ª, la situaci¨®n de 1,5 millones de mujeres que necesitan transporte en autom¨®vil le ha hecho cambiar la opini¨®n. Tal vez sea generosidad o quiz¨¢ tambi¨¦n haya influido la proliferaci¨®n en Internet de mujeres saud¨ªes conduciendo a las que solo les falta hacer la peineta a su majestad. Y es que hasta hoy solo pueden subir a las cuatro ruedas acompa?adas de un familiar y, dependiendo del grado, ni siquiera pueden sentarse en el asiento del copiloto. Resultar¨¢ interesante ver las piruetas dial¨¦cticas de la comisi¨®n pluriministerial para justificar lo que todav¨ªa ahora mismo resulta injustificable.
Pero no permitamos que el volante nos impida ver la autopista. Aunque tal vez las saud¨ªes consigan conducir sin ser detenidas, acusadas y procesadas ¡ªy tambi¨¦n sus maridos por permitir semejante comportamiento, aunque el testimonio de ellos vale ante un tribunal el doble que el de ellas¡ª, seguir¨¢n siendo ciudadanas completamente tuteladas con solo algunos derechos m¨¢s que los menores de edad. La lista de restricciones y prohibiciones para una mujer adulta en Arabia Saud¨ª es m¨¢s larga que el texto de este art¨ªculo. Medidas como la anunciada no constituyen un paso hacia la igualdad. No son nada m¨¢s que aflojar un poco la correa que tambi¨¦n ci?e ¡ªcon variantes¡ª a los trabajadores extranjeros. En ning¨²n pa¨ªs del mundo ¡ªdel civilizado, expresi¨®n pol¨ªticamente incorrecta pero real¡ª es necesario que una ley explicite que las mujeres pueden conducir. No es necesario.
Al final, todo es maquillaje. El mismo que las saud¨ªes tienen prohibido mostrar completamente en p¨²blico.
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