Criminales de paz
Es imperdonable el crimen de vulnerar la ley y alentar la divisi¨®n, el odio y el enfrentamiento
Que en pleno siglo XXI, despu¨¦s de 40 a?os de democracia, y con una historia de la que tenemos mucho que aprender, hayamos vivido una jornada como la del 1 de octubre a consecuencia de un proceso secesionista que ha roto todas las reglas del juego, invita a hacer una profunda reflexi¨®n.
La sociedad catalana, una sociedad pac¨ªfica, emprendedora, que tanto ha aportado a nuestra historia com¨²n a los largo de los siglos, se ha visto inmersa en un proceso que, m¨¢s all¨¢ de reivindicar leg¨ªtimas aspiraciones de mejora pol¨ªtica y econ¨®mica, se ha conducido por el camino del radicalismo y de la ruptura.
Un proceso en el que nada ha importado la sanidad, ni la educaci¨®n, ni los servicios sociales, ni siquiera la econom¨ªa. Solo la independencia, aut¨¦ntico para¨ªso en la tierra, y b¨¢lsamo de fierabr¨¢s capaz de solucionar todos los problemas, seg¨²n sus promotores. El m¨¢s puro populismo, en versi¨®n secesionista.
No ha sido una deriva casual, sino un proceso inducido desde el Gobierno de la Generalitat y los partidos independentistas, que han vulnerado sin pudor la Constituci¨®n, las leyes que la desarrollan, el propio Estatuto de Autonom¨ªa y las resoluciones de los tribunales de justicia, para tratar de conseguir sus objetivos.
Siendo grave esta conducta, por antijur¨ªdica, lo es m¨¢s a¨²n la que ha alentado el enfrentamiento entre espa?oles, la ruptura de la convivencia, y la generaci¨®n de un clima de crispaci¨®n colectiva de consecuencias dif¨ªciles de prever.
Quienes est¨¢n detr¨¢s de esta convulsi¨®n social no son criminales de guerra, porque afortunadamente no vivimos un conflicto b¨¦lico, y nadie puede ser calificado as¨ª, pero, parafraseando esta expresi¨®n, bien pudieran denominarse ¡°criminales de paz¡±, porque han cometido el imperdonable crimen, el intolerable delito no s¨®lo de vulnerar abiertamente la legalidad constitucional, sino de provocar la divisi¨®n, el enfrentamiento y el odio entre espa?oles.
Les recuerdo una cosa m¨¢s: un golpista es un golpista vaya vestido de verde y con tricornio y asalte el Congreso, o se emboce con una senyera coronada por la barretina, para traicionar la Constituci¨®n en el Parlament
Han violentado uno de los principales valores sobre los que se asienta nuestra convivencia, como es la paz social, que tan dif¨ªcil es alcanzar y tan complejo es mantener.
Quienes desde el Gobierno de la Generalitat y desde los partidos que le sostienen exacerban el sentimiento nacionalista, han olvidado demasiado pronto que hace apenas dos d¨¦cadas, pa¨ªses situados en pleno coraz¨®n de Europa fueron escenario de enfrentamientos encarnizados, en cuyo origen hab¨ªa muchos factores, pero tambi¨¦n un nacionalismo excluyente y mal entendido.
El d¨ªa 1 de octubre, ese nacionalismo exacerbado que est¨¢ sufriendo Catalu?a dio pie a una jornada de enfrentamientos que hizo imprescindible la intervenci¨®n de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para dar cumplimiento a las resoluciones judiciales, ante un acto manifiestamente ilegal e inconstitucional.
Quienes provocaron esta situaci¨®n, quienes obligaron a los partidos de la oposici¨®n a abandonar el Parlamento catal¨¢n ante el atropello pol¨ªtico y jur¨ªdico que tuvo lugar los pasados d¨ªas 6 y 7 de septiembre, quienes han despreciado los mandatos del Tribunal Constitucional, quienes han utilizado sin pudor a la polic¨ªa auton¨®mica como una polic¨ªa pol¨ªtica, quienes han cometido ese crimen imperdonable de romper la paz social... se llevan ahora las manos a la cabeza porque el 1 de octubre se produjeron enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, que todos hubi¨¦ramos querido evitar.
Pero a quienes se rasgan las vestiduras por este motivo, y buscan culpables aqu¨ª y all¨¢, les recuerdo la antigua expresi¨®n jur¨ªdica que dice que ¡°la causa de la causa es la causa del mal causado¡±. Y todos tenemos claro qu¨¦ instituciones, qu¨¦ partidos, qu¨¦ nombres y qu¨¦ apellidos han configurado esa ¡°causa de la causa¡±.
Y les recuerdo una cosa m¨¢s: un golpista es un golpista vaya vestido de verde y con tricornio y asalte el Congreso, o se emboce con una senyera coronada por la barretina, para traicionar la Constituci¨®n en el Parlament.
Ambos sienten el mismo desprecio por la democracia, por la ley y por la convivencia. Frente a ellos, sea 23-F o 1-O, ha prevalecido y prevalecer¨¢ la democracia y el Estado de derecho.
Una democracia y un Estado de derecho que se sustenta y se fortalece sobre la voluntad de di¨¢logo que el Gobierno de Espa?a ya manifest¨® en la propia jornada del 1-O, y que debe prevalecer, siempre en el marco de la legalidad constitucional refrendada por todos los espa?oles.
Cristina Cifuentes es presidenta de la Comunidad de Madrid.
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