Paisaje despu¨¦s de la batalla
Los j¨®venes cumplen de j¨®venes: protestan, aunque sirvan de coartada
Testimonio cotidiano barcelon¨¦s de jornada poco cotidiana (de momento).
Anteanoche sonaban, ensordecedoras, todas las cacerolas hasta en el Eixample burgu¨¦s: del pueblo y de la ¨¦lite. De la protesta cuasi revolucionaria y del desplante conservadur¨ªsimo de las clases medias azuzadas ¡ªno todo el mundo es listo, aunque lo crea¡ª por los residuos de sus dirigentes hist¨®ricos, el pujolismo trepanado.
Ayer se despert¨® otro d¨ªa gris, pero no el ¡°gris a Madris¡± de Quico Pi de la Serra, tono Arias-Navarro, sino gris-Barcelona. Aquel que imperaba antes de redescubrirse el Modernisme de Gaud¨ª y Dom¨¨nec i Muntaner, una traslaci¨®n a lo crom¨¢tico del olor a col hervida en toda la escalera.
Te despierta el amigo financiero honesto, al que la barricada low cost impide el acceso a la capital y te pregunta si estamos en 1934 cuando Llu¨ªs Companys lanzaba su proclama federal en el balc¨®n de la Generalitat, horas antes de ingresar en el barco-prisi¨®n Uruguay; o en 1936, cuando eso-que-no-queremos-recordar. Calma, amigo, unos pierden los nervios, pero nunca t¨², flem¨¢tico y positivo.
Pregunta el amigo financiero, bloqueado en la calle, si esto es 1934
Te habla tambi¨¦n off the record el presidente de aquella influyente patronal, y paisano, agitado porque ¡°los m¨ªos viven en la nube, Mariano ni sabe qu¨¦ hacer ni se deja aconsejar para hacer nada, ignora que camina sobre un incendio¡±, y recuerda que ese familiar directo suyo, direct¨ªsimo, del PP rama dura, tambi¨¦n se ha pasado al independentismo. Hay otros, y no pocos, los recontaremos.
Bajas a la calle que ocupan los j¨®venes, quiz¨¢ los ¨²nicos que aciertan pese a que ni esa sea su causa, ni esa su bandera.
Dieciochoa?eros, enternecedores y entristecedores a partes iguales, resucitados tras a?os de indiferencia (desde el indignado 15-M de 2011), olvidan que su protesta contra el uso de la fuerza sirve de coartada. ¡°?A qui¨¦n?¡±, inquieren. A los gobernantes que derogaron en el Parlament, el 6 y el 8 de septiembre, las libertades catalanas consagradas en el Estatut, obvio.
No saben qu¨¦ responder a la pregunta de por qu¨¦ no se manifestaron tan masivamente cuando esos adorados Mossos reventaron el ojo a Ester Quintana en la huelga general del 14 de diciembre de 2012, y quedaron impunes, ser¨ªa que ser¨ªa por culpa de una bola de goma catalan¨ªsima. Y mira que se sienten igual las brechas en cualquier cuerpo: ?pocas? ?muchas?: una sola ya duele demasiado.
Ella marcha con la nube de chavales envueltos en la senyera profanada de azul faccioso y decr¨¦pitas estrellas, que increpan a los bancarios. Pese a lo cual, Mariano es y debe ser tambi¨¦n su presidente: ?Lo sabe, lo saben?
Es Pepa, la veterana y estupenda actriz roja, que va a la manifa de actores, que quiere sentirse joven, siempre joven. Reconoce que la asonada parlamentaria fue un bochorno pero la relativiza ante ¡°lo que han hecho los otros¡± y te perdona la vida, hermosa, por seguir defendiendo antiguallas, sonr¨ªe, como la Constituci¨®n y el Estatut. ?Qu¨¦, si no? ?Qu¨¦ cosa seria, fruct¨ªfera y refrendada, si no?, respondes.
Enseguida llama el pariente ¨ªntimo, Javi, tipo noble que milit¨® contra el refer¨¦ndum-fraude, y que acab¨® yendo a votar (en blanco) como protesta a las im¨¢genes madrugadoras; y aquella prima, Merche, que a¨²n llora al percatarse de que su papeleta depositada por igual pulsi¨®n ser¨¢ contada a favor de la declaraci¨®n de independencia. Este es el juego: los ases en la bocamanga.
El juego queda pr¨ªstino cuando tropiezas con la prima Blanca, reci¨¦n salida del departamento econ¨®mico de la Generalitat donde trabaja, y te explica: ¡°Nos han dicho que nos fu¨¦ramos del curro, que esto es una huelga institucional, por supuesto pagada¡±.
Este surrealista paisaje despu¨¦s de la batalla del domingo merece un Gabo de pluma m¨¢gica. Lo peor: que es tambi¨¦n preludio del pr¨®ximo desastre.
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