Alexandra Shulman, una editora de moda a la antigua usanza
La que fuera directora de la edici¨®n brit¨¢nica de 'Vogue' durante 25 a?os arremete contra los directivos que quieren ser estrellas antes que periodistas
Alexandra Shulman, la exeditora de la edici¨®n brit¨¢nica de Vogue, no est¨¢ dispuesta a callarse, al menos, por ahora. Tras su despedida despu¨¦s de m¨¢s de 25 a?os al servicio de la publicaci¨®n, parece que est¨¢ todav¨ªa sanando la herida de una separaci¨®n forzosa a la que incluso puso nombre: #Vrexit. As¨ª etiquetaba a las fotos de su adi¨®s en la redacci¨®n este verano en sus redes sociales. Esta semana ha aprovechado su segunda columna en The Business of Fashion, el medio para el que trabaja ahora, para cuestionar el rumbo que est¨¢n tomando las actuales cabeceras de moda, obsesionadas con atraer el p¨²blico mil¨¦nico y el clickbait.
Intentando responder a la pregunta ¡°?Qu¨¦ hace grande a un editor de revistas?¡± , Shulman reivindica su trabajo, ese que muchas veces no se ve, junto al de todos aquellos veteranos que est¨¢n siendo obligados a dejar sus puestos o los ven peligrar. ¡°Todo gran editor que conozco invierte una gran parte de su tiempo en los pormenores de la existencia de su beb¨¦: revisando que incluso la foto m¨¢s peque?a ayude a contar la historia, trabajando en los textos de portada (¡). Y, lo m¨¢s importante de todo, generando im¨¢genes e ideas inesperadas, originales y provocadoras¡±, escribe.
Seg¨²n ella, en el nuevo escenario que se dibuja empieza a importar m¨¢s el peso social de los editores que su capacidad de trabajo. Parece que la cultura del influencer empieza tambi¨¦n a hacer mella en las redacciones: ¡°La nueva hornada de editores, aquellos que coger¨¢n las riendas para tirar del carro, ser¨¢n menos periodistas de revistas y m¨¢s celebridades o personalidades de la moda con un peso importante en las redes sociales¡±. Si bien se podr¨ªa poner en duda que una cosa excluya a la otra, ella parece tenerlo claro. De hecho, es del parecer que esa estrategia podr¨ªa poner en peligro la identidad y el prestigio conseguido. Y entre l¨ªneas le lanza una pulla, sin nombrarlo, a su sucesor, el estilista y editor Edward Enninful: ¡°Definitivamente no es un trabajo para alguien que no desea meterle horas y que piensa que la mayor parte de su trabajo consiste en hacerse fotos luciendo prendas de dise?adores rodeado de sus amigos famosos¡±.
Y es que si bien Enninful parece haber asegurado el legado creativo de la publicaci¨®n colocando junto a ¨¦l como directora de moda a la solvente Venetia Scott, fot¨®grafa y estilista, tambi¨¦n sorprendi¨® con el nombramiento de las modelos Naomi Campbell y Kate Moss como nuevas "colaboradoras estrella" de la publicaci¨®n el pasado junio. Algo que no debi¨® de sentar muy bien en una redacci¨®n en la que no han parado de hacer recortes. El peri¨®dico ingl¨¦s The Guardian cita a una fuente con informaci¨®n de la redacci¨®n, que comenta que el personal se siente como si estuviera trabajando ¡°en el set de Zoolander¡±, y que mientras se escatima en recursos para el personal de base se invierte en acciones comerciales y reuniones con famosos. Como nota positiva, parece que la redacci¨®n le agradece a su nuevo director que se haya tomado muy en serio la falta de diversidad a la que hab¨ªa sometido Shulman a la publicaci¨®n, que desde 2002 solo coloc¨® a dos modelos negras en portada.
A modo de conclusi¨®n, Shulman considera que el papel todav¨ªa tiene mucho tir¨®n: ¡°Estoy convencida de que el atractivo de la experiencia tangible que ofrece una revista sigue siendo fuerte¡±. Pero cree que los nuevos equipos y enfoques no pueden olvidar el trabajo duro. Pero quiz¨¢ su enfoque, demasiado centrado en comparar formatos, se olvida de lo m¨¢s importante: la apremiante necesidad de que los veteranos y las nuevas generaciones trabajen juntos para lograr trasladar la autoridad y la magia del papel al mundo online, algo en lo que la industria todav¨ªa est¨¢ en pa?ales.
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