Y los espa?oles de a pie tuvieron que rescatar la senyera

Una de las im¨¢genes m¨¢s impactantes despu¨¦s de que un gran n¨²mero de personas se haya trasladado de un lugar a otro es la cantidad y el tipo de cosas que se dejan por el camino. Y cuanto m¨¢s apresurado es ese movimiento, mayor es el n¨²mero de objetos abandonados. Cuando en 1999 el presidente serbio Slobodan Milosevic orden¨® la expulsi¨®n de todos sus conciudadanos de origen alban¨¦s de la capital de Kosovo, Pristina, decenas de miles de ellos fueron transportados con lo puesto a la estaci¨®n de tren y embutidos en viejos vagones rumbo a la frontera con Macedonia. Semanas m¨¢s tarde, en aquel edificio vac¨ªo era imposible caminar sin tropezar con objetos tales como zapatos, alg¨²n bolso, viejas fotos, llaves sueltas, chupetes o papeles escritos apresuradamente a alg¨²n familiar. Objetos que alguna vez pertenecieron a alguien y tuvieron su propia historia. Alguno incluso fue atesorado y mimado. Pero eso no les salv¨® de quedar en el suelo pisoteados y cubiertos de polvo.

En la huida hacia adelante que el independentismo catal¨¢n est¨¢ protagonizando se est¨¢n dejando much¨ªsimas cosas por el camino. Seguramente la m¨¢s importante sean los afectos. Reuniones familiares donde de pronto tiene una extraordinaria importancia el tiempo soleado o nuboso que est¨¢ haciendo esta semana o la preparaci¨®n de tal o cual plato para evitar inc¨®modos silencios (los vascos saben much¨ªsimo de esto). Amigos de toda la vida que se evitan, conscientes de sus divergencias (y demasiado sinceros para ponerse a hablar del tiempo), conocidos en los que el recelo sustituye a la curiosidad por saber del otro...

Y entre ese revoltijo de cosas abandonadas destaca, por su color, un trozo de tela que en la manifestaci¨®n del domingo en Barcelona fue recogida del suelo, sacudida del polvo y colocada en lo m¨¢s alto por quienes creen que las banderas deben simbolizar proyectos comunes y no emblemas de exclusividad. Uno de los efectos m¨¢s curiosos del 8 de octubre es que la senyera ha sido reivindicada por millones de catalanes que quieren seguir siendo espa?oles, pero sobre todo por millones de espa?oles que apoyan a esos catalanes. En el casi perfecto ¡ªhay que reconocerlo¡ª marketing pol¨ªtico independentista tal vez nunca entr¨® el c¨¢lculo de que la bandera catalana constitucional fuera anudada y aupada junto a la espa?ola por personas ajenas a Catalu?a que reivindicaron que esa bandera tambi¨¦n es suya porque representa a sus conciudadanos. Que la Polic¨ªa Nacional colocara la senyera aut¨¦ntica junto a la bandera de Espa?a en sus furgones o que hubiera andaluces o murcianos ondeando indistintamente ambas banderas sinti¨¦ndolas suyas ¡ªporque lo son¡ª no entraba ni en las peores pesadillas del tejemaneje sentimental independentista.

El 8 de octubre los espa?oles ganaron muchas cosas. Lo resumi¨® una frase que circul¨® por las redes sociales: ¡ª?Qu¨¦ hacemos el domingo? ¡ªVamos a Barcelona a estar con la familia. ¡ªNo sab¨ªa que tuvi¨¦ramos familia en Catalu?a. ¡ªNi yo tampoco hasta hace dos d¨ªas. Y habr¨ªa que a?adir: y tampoco sab¨ªamos que ten¨ªamos todos la senyera. Nuestra senyera.