Misa negra

En el momento de escribir estas l¨ªneas a¨²n no sabemos si Puigdemont declar¨® o no declar¨® la independencia de Catalu?a. La mitad de los analistas asegura que s¨ª y la mitad que no. Habr¨ªa que preguntar a la gente que el 1 de octubre se coloc¨® entre la polic¨ªa y las urnas para posibilitar un refer¨¦ndum que tampoco fue un refer¨¦ndum. Pero la gente, ahora, es un estorbo. La gente viene bien hasta un punto del recorrido, luego conviene colocarla en su sitio. Siempre ha sido as¨ª y no da la impresi¨®n de que las cosas sean, en esta ocasi¨®n, distintas. Lo curioso es que el mism¨ªsimo presidente del Gobierno, que tiene a su disposici¨®n un ej¨¦rcito de gente sabia, capaz de descifrar el or¨¢culo m¨¢s enrevesado, tampoco se pisp¨®. De hecho, le ha pedido al susodicho que se aclare. ?Son ustedes independientes o no? A ver qu¨¦ responde, porque puede que fingiera serlo como el que gui?a el ojo para se?alar que miente o, por el contrario, que fingiera no serlo cruzando los dedos a la espalda, para negar por detr¨¢s lo que afirmaba por delante. Lo sentimos mucho por Pessoa, pero ahora mismo nos vienen a la memoria aquellos versos: ¡°El poeta es un fingidor, finge tan completamente que hasta finge que es dolor el dolor que en verdad siente¡±.

Puigdemont no es un poeta, no ha dado muestras de ello todav¨ªa, pero finge un nacionalismo que siente de verdad. Esa y no otra debe de ser la explicaci¨®n al galimat¨ªas en el que seguimos debati¨¦ndonos desde el martes. Nos ocurre, al escucharlo, lo mismo que leyendo al portugu¨¦s y a los m¨ªsticos en general. Recuerden aquel ¡°Vivo sin vivir en m¨ª y tan alta vida espero que muero porque no muero¡±. Hemos dado por hecho que estaba haciendo pol¨ªtica cuando estaba oficiando una misa. Quiz¨¢ una misa negra.