?Alcalde por el dedo del rey o el voto del vecino?

Holanda tiene 388 alcaldes y ninguno ha sido elegido directamente por sus conciudadanos. Aunque formalmente los nombra el rey, las candidaturas son acordadas por los partidos pol¨ªticos, que suelen guardar un educado, y estrat¨¦gico, equilibrio de fuerzas. Con las ternas en la mano, la decisi¨®n final depende de los concejos municipales, y el afortunado suele ser una figura de prestigio y consenso, pero de perfil algo mon¨®tono. Hay mayor¨ªa de varones blancos (un 20% son mujeres) que rondan la cincuentena y militan en las filas democristianas (110), liberales de derecha (94) y socialdem¨®cratas (69). Es decir, las agrupaciones que suelen formar las coaliciones de Gobierno. El nuevo Ejecutivo, cuya composici¨®n est¨¢ casi lista, quiere dejar el cargo en manos del votante, pero s¨®lo un 10% de los actuales regidores lo apoya.

El porcentaje procede de un sondeo efectuado por el programa Nieuwsuur, de la televisi¨®n nacional (NOS), que pregunt¨® despu¨¦s de la mala acogida dispensada al nuevo alcalde de Arnhem, al este del pa¨ªs. Se trata del socialdem¨®crata Ahmed Marcouch, antiguo polic¨ªa y diputado de origen marroqu¨ª, que carece de lazos con la ciudad. El aterrizaje de Marcouch en una ciudad ajena a su trayectoria es similar a la de sus colegas, pero reaviv¨® el debate sobre el manejo de listas cerradas de futuros alcaldes entre los grandes partidos. El pol¨ªtico perdi¨® su esca?o tras la debacle de su grupo, que solo obtuvo nueve en las pasadas elecciones de marzo, y los partidarios de un sufragio abierto lo presentaron como el ejemplo perfecto de lo que en Espa?a llamar¨ªamos puertas giratorias del poder.

En el sondeo televisivo, los 237 regidores en activo que respondieron apuntan que la transparencia de las urnas no garantizar¨¢ la calidad. Los liberales de izquierda quieren cambiar el sistema desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, pero en 2005 no consiguieron los dos tercios de votos afirmativos del Senado para lograrlo. Hoy sigue siendo un deseo, porque habr¨ªa que cambiar tambi¨¦n la Constituci¨®n.