Chocolate: libertad total en el reverso tenebroso de la Ruta del Bakalao
De Lords of the New Curch o Psychic TV. Un viaje al punto de partida de los a?os m¨¢s interesantes de la ¡°marcha¡± o ¡°movida valenciana¡±
Espa?a parec¨ªa haberse liberado (entonces) de una sombra terrible: la vuelta a las noches con toque de queda y la libertad vigilada. El futuro estaba marcado por la presi¨®n de la zona de confort europea y la frustraci¨®n del Golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 y la victoria socialista en octubre de 1982 encauzaron los siguientes pasos. Las voces compiladas en este relato radiof¨®nico se?alan esas dos marcas cronol¨®gicas como el punto de partida de los a?os m¨¢s interesantes de la Ruta, aunque por aquel entonces se hablara de ¡°marcha¡± o, muy ocasionalmente, de ¡°movida¡±.
La etiqueta ¡®movida valenciana¡¯ es una adaptaci¨®n muy posterior realizada desde aqu¨ª. Surgi¨® ya en el siglo XXI y tiene relaci¨®n con algo que escuchamos en los primeros cap¨ªtulos: la cantidad y calidad de algunos agentes art¨ªsticos, la cantidad y calidad de ideas y de locales confluyentes con la modernidad, tuvieron mucho empaque en la capital mediterr¨¢nea. Pero fueron Madrid y su alcalde, Enrique Tierno Galv¨¢n, quienes le pusieron nombre al momento. Desde luego, la capital hab¨ªa salido de un letargo exasperante y la efervescencia era tan rabiosa que los medios tuvieron a mano crear un star system musical que todav¨ªa hoy perdura.
El Estado hab¨ªa encontrado un Caballo de Troya de toda aquella modernidad, instalado en cada una de las casas: la televisi¨®n. El medio protagonista de la segunda mitad del siglo XX crec¨ªa y se abr¨ªa. Coincidiendo con el importante nacimiento de Radio 3, donde entraron a trabajar muchos j¨®venes y, ¡®v¨ªctima¡¯ de su origen, surgieron muchos programas musicales, incontables desde mediados de los 70. Algunos de ellos exploraban las l¨ªneas m¨¢s undeground y no podemos pasar por alto la convulsi¨®n que supuso en Espa?a ver cantar a unas chicas j¨®venes y vascas aquello de Me gusta ser una zorra. Pero el esc¨¢ndalo de Las Vulpes en Caja de Ritmos s¨®lo fue uno m¨¢s. ?ngel Casas y Musical Express deambularon por la parrilla y Paloma Chamorro recre¨® como nadie el ambiente bohemio y hedonista de las movidas en La edad de oro.
EPISODIO 4: UNDERGROUND (En busca de una identidad; 1983-1984)
En la serie hemos revisado incontables ediciones de esos tres programas, pero tambi¨¦n de ¡®Tocata¡¯ y ¡®Aplauso¡¯. Este ¨²ltimo, precursor del poder¨ªo del playback, un c¨¢ncer que fue minando el prestigio de los m¨²sicos progresivamente y a partir del cual se igualaban las posibilidades de artistas dispares. En esas horas y horas de emisi¨®n, en el episodio cuatro titulado Undeground recogemos extractos de los citados espacios Caja de Ritmos, Musical Express y La edad de oro. En todos ellos se adivina un ambiente que se hilvana con lo que est¨¢ sucediendo en Val¨¨ncia: hay tensi¨®n en las pantallas porque los grupos extranjeros exponen una rebeld¨ªa y una libertad que le resulta inaguantable al com¨²n de los mortales que, por si fuera poco, s¨®lo tiene dos canales y ning¨²n mando a distancia.
"Toni 'El Gitano' estaba rodeado de inadaptados y como ¨¦l mismo admite: en Chocolate trabajaba la gente que no quer¨ªan en ning¨²n sitio¡±
Todos esos espacios ser¨¢n censurados. Habr¨¢ despidos y persecuciones profesionales. Pero, precisamente, los hechos y reversibles suceder¨¢n con bandas como Lords of the New Curch o Psychic TV, habituales en la noche valenciana. Muchos de los conflictos arribaron hasta la televisi¨®n p¨²blica estatal con im¨¢genes, performances, canciones y actitudes muy establecidas en Val¨¨ncia. Las posiciones de uno de los dos lados a trav¨¦s de los cu¨¢les se hab¨ªa empezado a polarizar la noche: si Barraca era luz, Chocolate logr¨® convertirse en el reverso tenebroso de la Ruta. La posteriormente conocida como catedral de la m¨²sica, se embuti¨® en un contexto oscuro y lleno de malditismo con Toni Vidal a los platos.
Vidal, m¨¢s conocido como Toni El Gitano durante su larga trayectoria como DJ, ya hab¨ªa sido el responsable de locales tan siniestros como Hiedra (Montserrat). Lo cierto es que su vocaci¨®n en Chocolate era ¡°crear una secta¡± en torno a la m¨²sica, ¡°la manera de vestir y la manera de vivir¡±. Su equipo de trabajo estaba rodeado de inadaptados y como ¨¦l mismo admite, ¡°en Chocolate trabaja la gente que no quer¨ªan en ning¨²n sitio¡±. La sala funcionaba con un grupo electr¨®geno a gasoil que siempre se apagaba porque al que le tocaba ir a por la gasolina nunca llegaba a tiempo. En su parking, ni una bombilla. Dentro de la sala, libertad de expresi¨®n sin contemplaciones.
Para encontrar su sitio, Chocolate se convirti¨® en el after de Barraca. Aunque le cost¨® arrancar con las primeras horas, a las 6 de la ma?ana el rock, los sonidos industriales y algo de modernidad coordinada con la otra discoteca (situadas a 500 metros entre s¨ª) dispon¨ªan el men¨² musical. En el acompa?amiento qu¨ªmico, seguramente Chocolate fue la que mejor empez¨® a hibridar las sensaciones y el baile con la mescalina, la sustancia ¡®aut¨®ctona¡¯. Lo que sucede en Chocolate tiene mucho que ver con la explosi¨®n de las tribus urbanas. Una b¨²squeda de identidad de la que hablan los catedr¨¢ticos Javier de Lucas y Jes¨²s Garc¨ªa C¨ªvico.
¡®El Gitano¡¯ adoraba la m¨²sica en directo y quiso experimentar tambi¨¦n con el marketing. Se le ocurri¨® la brillante idea de coger el dinero de que dispon¨ªa en ese momento ¨Cno cabe olvidar que hab¨ªa sido promotor musical en espacios como ?xtasis o Nou Caf¨¦ Concert¨C para capturar a Killing Joke a su paso por Barcelona. Les dio el dinero que ped¨ªan y, tras un viaje plagado de todas esas an¨¦cdotas que rodean a Toni vidal, les hizo actuar a las 2 y a las 7 de la ma?ana en Chocolate. En el concierto de las 2 habr¨ªa unas 50 o 60 personas, seg¨²n cuenta ¨¦l mismo y alg¨²n otro testimonio. Pero, obviamente, se corri¨® la voz. Cuando la sala estaba llena para el segundo pase, este cham¨¢n oscuro avis¨® que en adelante programar¨ªa sin avisar a las bandas internacionales del momento que le diera la gana.
"Los clientes de Barraca y Chocolate, con vidas m¨¢s que ordinarias entre semana, alcanzaban cerca de casa algo parecido a la modernidad. All¨ª eran importantes"
Tras superar aquella lluvia de objetos, Vidal cumpli¨® con su palabra y trajo a Flesh for Lulu sin avisar. Aquel anti-marketing (en realidad Chocolate fue el anti de todo) sirvi¨® para que Chocolate no fuera s¨®lo la n¨¦mesis de Barraca, sino que tuviera su propia identidad. Y esa identidad no fue otra que abanderar el lado oscuro de la Ruta. Mientras Val¨¨ncia probaba las mieles del ¨¦xito comercial con la madurez de Glamour, el desparpajo de Betty Troupe y su primer disco de oro en la industria (¡®La noche no es para m¨ª¡¯, de V¨ªdeo), la ciudad propon¨ªa ideas m¨¢s agresivas a trav¨¦s de locales como ¡®Chocola¡¯. Los gabanes largos y las botas militares que poblaban locales de la ciudad como Garaje tambi¨¦n eran habituales all¨ª. Las mujeres eran ¡°m¨¢s fuertes vistiendo que Ana Curra y Siouxsie haciendo un d¨²o¡±, dir¨¢ Joan M. Oleaque, autor de En ?xtasis (Barlin Libros, 2017).
Los excesos llevaron a performances imposibles que se recogen en el episodio. Vidal, vestido con una t¨²nica negra, a veces semi desnudo, con una cruz invertida en el pecho, arengaba a unas masas que ya eran destroy sin saberlo. Lo m¨¢s importante de aquel duopolio entre Barraca y Chocolate (con permiso de Espiral en la zona norte) es que un n¨²mero cada vez m¨¢s numerosos de j¨®venes hab¨ªa encontrado en el fin de semana, en la moda, en la m¨²sica y en aquellos locales su identidad. De muy distintas tribus urbanas, todas exploradas a la vez en Espa?a, lo importante es que sus protagonistas, con vidas m¨¢s que rutilantes entre semana, alcanzaban no muy lejos de casa algo parecido a la modernidad. Aquellas pintas estrafalarias el futuro del mundo que consum¨ªan por la tele suced¨ªa all¨ª mismo.
Aunque los medios no mirasen a Val¨¨ncia, como admite por ejemplo Ana Curra en Bacalao: historia oral de la m¨²sica de baile en Val¨¨ncia (Luis Costa, Editorial Contra 2016), esta ciudad se convirti¨® en un espacio confortable para las bandas m¨¢s agresivas. Siempre encontraban m¨¢s p¨²blico y m¨¢s dispuesto a ideas m¨¢s oscuras. El punk val¨ªa y mucho, pero tambi¨¦n el rock m¨¢s agresivo, los sonidos industriales y, claro, el proto techno. La m¨²sica que hac¨ªan las m¨¢quinas y no era precisamente para acolchar ¨¦xitos pop ochenteros, esas ondas duras que acabar¨ªan agudiz¨¢ndose, aceler¨¢ndose e imponi¨¦ndose al discurso con el paso de la d¨¦cada, empezaban a sonar en locales como Chocolate. Siempre entre guitarras, pero de manera imparable, una p¨¢tina de la electr¨®nica hab¨ªa empezado a avanzar y a dar sentido a algo que estar¨ªa a punto de suceder: la mezcla de ritmos y las sesiones ininterrumpidas de sonido.
Eso suceder¨¢ en el quinto cap¨ªtulo, con Fran Lenaers comandando la poderosas cabina de Spook Factory y la mescalina en su momento de apogeo. Como dir¨¢ Jorge Albi, entre el 84 y el 89 se sucedieron unos a?os de alt¨ªsima intensidad creativa. Una Val¨¨ncia ¡°muy cool¡± a la sombra del corto foco medi¨¢tico cercado en Madrid.
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