Fachada
Alcanzar a modificar el capricho humano es m¨¢s ventajoso que cambiarles el genoma
Hace unas semanas escuch¨¦ una interesant¨ªsima discusi¨®n en torno a una serie de televisi¨®n que pasaba por ser un ¨¦xito. El discrepante sosten¨ªa que ese ¨¦xito no era tal cosa, sino un fracaso art¨ªstico rotundo, y conclu¨ªa: ¡°Lo que han conseguido es una sensaci¨®n de ¨¦xito gracias a los dos millones de euros invertidos en publicidad¡±. Esa idea de sensaci¨®n de ¨¦xito me gust¨®, porque define muy bien el trabajo muscular de la propaganda. No se trata de acertar, sino de dar la idea de que has acertado. El abominable Harvey Weinstein fue el primero en dedicar campa?as de cinco millones de d¨®lares para lograr imponer en los premios ?scar pel¨ªculas olvidables e interpretaciones inanes. El dinero en presiones y publicidad lograba hacer pasar por estelar lo mediocre. La voracidad sexual solo era un acompa?ante natural de su prepotencia. ?Si pod¨ªas cambiar el criterio cr¨ªtico del p¨²blico y los expertos c¨®mo no ibas a poder torcer la voluntad de una aspirante guapa deseosa de triunfo? As¨ª funcionaba la cabeza de ese enfermo protegido por un sistema corrupto de silencio y ambici¨®n.
Pero ser¨ªa est¨²pido considerar que solo la industria del entretenimiento vive manipulada por esta potencia de la propaganda. Al final, la deformaci¨®n del gusto es el reto m¨¢ximo de los agentes sociales. Transformar en necesidades e ideales para las personas aquellas cosas que te beneficia inocular en su deseo. Alcanzar a modificar el capricho humano es m¨¢s ventajoso que cambiarles el genoma. Y de este modo, por ejemplo, los pol¨ªticos trabajan en imponer una agenda, m¨¢s all¨¢ de las prioridades sociales, que beneficie a sus intereses, alz¨¢ndose despu¨¦s como representantes eficientes de lo que interesa a la gente. El esfuerzo mayor estribar¨ªa en llegar a saber c¨®mo y de qu¨¦ manera lleg¨® a la gente a importarle eso que dicen que le importa a la gente.
Ahora van a derribar la casa de Vallecas que el fot¨®grafo Robert Capa inmortaliz¨® en una de esas fotos de la guerra civil espa?ola que le dieron fama y notoriedad. Ni?as sonrientes posaban en la fachada agujereada de balazos. El posado tuvo intenciones propagand¨ªsticas, como es l¨®gico. Se trataba de asistir al gobierno republicano con una idea positiva. La resistencia al fascismo era tan s¨®lida que despu¨¦s del acoso los ni?os volv¨ªan a sonre¨ªr, igual que el sol vuelve a salir tras la tormenta. La tentaci¨®n de arrasarlo todo permanece en nosotros, somos capaces de la irracionalidad m¨¢s cruel, porque estamos convencidos de que, despu¨¦s de la debacle, otras ni?as volver¨¢n a sonre¨ªr, puras e inocentes, junto a la tapia agujereada.
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