Catalu?a, en el agujero

Desde hace 40 d¨ªas, Catalu?a habita un limbo legal e institucional, carece de seguridad jur¨ªdica y la vigencia de la democracia est¨¢ en entredicho. Este agujero proviene del golpe parlamentario materializado los d¨ªas 6 y 8 (de madrugada) de septiembre al aprobarse las (suspendidas) leyes de desconexi¨®n y ruptura constitucional y estatutaria por iniciativa del bloque secesionista de Carles Puigdemont y los suyos. Y se consum¨® tras la contradictoria votaci¨®n referendaria del 1-O y la pat¨¦tica declaraci¨®n de independencia posterior del president,que no lo acababa de ser, pero que se suspend¨ªa.

La desconcertada y desconcertante reacci¨®n del Gobierno de Mariano Rajoy, mal asesorado en su alianza con el igualmente desconcertado y desconcertante Pedro S¨¢nchez, ha acabado de redondear el entuerto. La sociedad espa?ola en su conjunto, no solo la catalana, antes irritada, est¨¢ cayendo ahora en el abatimiento y la frustraci¨®n. La larga crisis pol¨ªtica en Catalu?a, que est¨¢ ya minando seriamente la reputaci¨®n de nuestra democracia y todas las instituciones de nuestro sistema, amenaza con prolongarse a¨²n m¨¢s.

Est¨¢n en juego valores, como el respeto a las reglas de juego democr¨¢ticas; principios, como la lealtad constitucional; sentimientos, como los propios de una convivencia racional y no espasm¨®dica, y bases materiales de una sociedad avanzada, como las que permiten consolidar y ampliar el bienestar econ¨®mico y social.

Todo eso corre peligro. Ante la mirada vacilante de nuestros dos principales dirigentes pol¨ªticos, que callan casi todo el tiempo para ocultar su incapacidad, el Estado de derecho, el sistema democr¨¢tico y hasta la econom¨ªa de mercado est¨¢n en entredicho.

El Estado de derecho, porque nadie sabe cu¨¢l es la legalidad vigente: el secesionismo ha abrogado la Constituci¨®n y el Estatut pero no se ha atrevido a activar las leyes de desconexi¨®n. La inseguridad jur¨ªdica campa a sus anchas en el v¨¦rtice de la jerarqu¨ªa normativa, aunque de facto rija el ordenamiento constitucional.

El sistema democr¨¢tico cojea. Las instituciones del autogobierno no funcionan (por exclusiva irresponsabilidad de sus responsables). El Govern no atiende a otra cosa que a la agitaci¨®n rupturista. El Parlament, clausurado por orden superior, incapaz de ejercer sus funciones, reducido al papel de comparsa que tiene el poder legislativo en una dictadura. Hasta la polic¨ªa auton¨®mica renquea bajo unos jefes procesados, nada menos que por presunta sedici¨®n. ?C¨®mo llamar democracia a esta Generalitat degradada por sus dirigentes?

Y el vicepresidente econ¨®mico Oriol Junqueras ¡ªmientras la CUP amenaza con extorsiones fiscales¡ª permanece mudo e impasible ante la huida de 805 sedes empresariales, un aldabonazo y un fatal augurio para la vida econ¨®mica de los catalanes. Y, por ende, de todos los espa?oles.

Frente a esos desastres, el Gobierno central parece pensar que con no visualizarse la declaraci¨®n de independencia, todo est¨¢ arreglado y nada es un problema. ?No lo es el m¨²ltiple esguince del Estado en la comunidad m¨¢s importante? ?No lo es la desafecci¨®n callejera de todo signo? ?No lo es la verg¨¹enza medi¨¢tica internacional a la que asiste sin apenas reacci¨®n?