¡°A los cient¨ªficos les cuesta mucho reconocer sus sesgos machistas¡±
Un congreso europeo denuncia los obst¨¢culos que todav¨ªa frenan a las investigadoras
La humanidad ha reconocido a casi 1.600 personas d¨¢ndole su nombre a cr¨¢teres de la Luna. Solo 28 de esos cr¨¢teres llevan nombre de mujer. Esta an¨¦cdota, aportada por la astr¨®noma Mayra Osorio, ilustra el gigantesco problema de infrarrepresentaci¨®n que arrastra la mujer en la ciencia. Y ese era precisamente el debate que se celebr¨® en el congreso Gender in Physics Day, organizado por el Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias (IAC), en el que cient¨ªficas de muchas disciplinas denunciaron el machismo vigente en su campo y debatieron sobre las posibles soluciones.
"Es una profesi¨®n que tiene que ser objetiva; que te digan que no eres capaz de juzgar los m¨¦ritos de una manera objetiva es muy duro", asegura
La ciencia est¨¢ siendo un campo de batalla especialmente interesante para observar la lucha por la igualdad de las mujeres, por un motivo que expuso la ponente principal de este congreso, Pilar L¨®pez Sancho, presidenta de la Comisi¨®n de Mujeres y Ciencia del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC). "En ciencia, al principio parece incongruente que se mantengan sesgos machistas porque es gente que trabaja con datos emp¨ªricos", explica L¨®pez, "y por eso a los cient¨ªficos les cuesta mucho reconocer que est¨¢n sujetos a los mismos sesgos machistas".
"En ciencia presumimos de objetividad, de un m¨¦todo de valoraci¨®n de m¨¦ritos con unos indicadores de calidad muy claros, y que resulta que en s¨ª mismo est¨¢ sesgado desde el principio", asegura L¨®pez en conversaci¨®n con Materia. "Es una profesi¨®n que tiene que ser objetiva, se basa en una observaci¨®n experimental, con control de datos; que vengan y te digan que no eres capaz de juzgar los m¨¦ritos de una manera objetiva es muy duro", asegura esta f¨ªsica del Instituto de Ciencia de los Materiales.
Esta idea qued¨® probada en la exposici¨®n de otra f¨ªsica, Marina Rodr¨ªguez Baras, que mostr¨® c¨®mo los procesos de selecci¨®n est¨¢n sesgados desde el mismo momento en que sabemos que el candidato se llama John o Jennifer. Y, m¨¢s interesante a¨²n, al rese?ar un estudio que muestra que los hombres de las ¨¢reas cient¨ªfico-t¨¦cnicas son los m¨¢s reacios a considerar ciencia de calidad aquellos estudios que demuestran sesgos sexistas en esas mismas ¨¢reas.
"Ten¨ªamos que contar a mano los puestos electos, vicepresidentes, coordinadores, y vimos que todos eran hombres", recuerda
El IAC celebraba este congreso como ¨²nico socio espa?ol del?proyecto europeo H2020 GENERA. Este organismo cient¨ªfico canario, responsable de dos importantes observatorios astron¨®micos, es buen ejemplo de la batalla por la igualdad de la mujer en la ciencia. Recientemente tuvo que tumbar la web personal de uno de sus investigadores porque en ella publicitaba uno de sus libros, en el que expresaba todo tipo de ocurrencias denigrantes hacia las mujeres. Tambi¨¦n el IAC protagoniz¨® un hito interesante al celebrar un congreso de f¨ªsica solar en el que el comit¨¦ cient¨ªfico estaba formado por mujeres en su totalidad. Estos d¨ªas, el IAC tambi¨¦n promociona las vocaciones cient¨ªficas entre las ni?as reivindicando la figura de la pionera Henrietta Leavitt.
L¨®pez Sancho cuenta que en 2001, cuando se propuso la creaci¨®n de la Comisi¨®n de Mujeres y Ciencia del CSIC encontr¨® mucha oposici¨®n, de hombres y mujeres que lo consideraban innecesario y colegas que cre¨ªan que lo hac¨ªa para promocionarse. "Ve¨ªamos que solo hab¨ªa una mujer de la categor¨ªa m¨¢s alta en todo un campo o que hab¨ªa muchas mujeres que se jubilaban en la categor¨ªa m¨¢s baja despu¨¦s de trabajar cuarenta a?os. Pero no hab¨ªa datos por sexos y sin datos no puedes denunciarlo", lamenta L¨®pez. "Ten¨ªamos que contar a mano los puestos electos, vicepresidentes, coordinadores, y vimos que todos eran hombres", recuerda.
Reconoce que cuando lleg¨® orden gubernamental de 2005, que obligaba a que hubiera un 40% de mujeres en los tribunales y comisiones, al principio les pareci¨® innecesario "porque no hab¨ªa nada que prohibiese a las mujeres formar parte de esos grupos". "Pero cuando hicimos los datos, era rid¨ªculo, no llegaba al 5%. Y parec¨ªa que hab¨ªa m¨¢s, porque se hac¨ªan las cuentas incluyendo los tribunales suplentes que era donde estaban las mujeres", asegura L¨®pez, que cree que se ha avanzado bastante gracias a leyes que han permeado en las instituciones.
Aluvi¨®n de protestas por una gu¨ªa
Aunque todav¨ªa se encuentran con importantes resistencias. La comisi¨®n de Mujer del CSIC que preside trat¨® de desarrollar, sin ¨¦xito, uno de los objetivos 2020 planteados por la UE: introducir el g¨¦nero en los contenidos de la investigaci¨®n. Se refiere a los numerosos casos, muy habituales en biomedicina, en los que es importante hacer ciencia teniendo presente que lo masculino no es lo universal, por ejemplo, los s¨ªntomas de un infarto. Solo se ha logrado aprobar una declaraci¨®n, pero hay ¨¢reas que se niegan.
"Cuando un equipo juega en su campo, juega mejor. Pues nosotras nunca jugamos en casa; no lo puedes explicar, pero notas que est¨¢s en campo contrario", ilustra
Esta cient¨ªfica recupera una an¨¦cdota de hace pocos a?os: decidieron enviar a los centros del CSIC una gu¨ªa para mejorar en el uso no sexista del lenguaje. "Cosas como poner direcci¨®n en lugar de director o gerencia en lugar de gerente", explica. "La que se lio: empezaron a escribir much¨ªsimas protestas del tipo 'c¨®mo se gasta el dinero en estas tonter¨ªas', cuando no hab¨ªamos gastado nada, porque lo hab¨ªamos copiado. Me choc¨® aquello, c¨®mo pudo generar esa respuesta", reflexiona.
En el congreso se detallaron comportamientos, se mostraron datos y se evidenciaron numerosas situaciones en los que el muro sexista se interpone en la trayectoria profesional y vital de las cient¨ªficas. Por ejemplo, Linda Angela Zotti explic¨® que tiene que dedicar el 30% de su energ¨ªa para defender su independencia como l¨ªder de grupo porque los colaboradores insisten en "ayudarla" a "guiar" su proyecto. Y c¨®mo tuvo que pelear, durante el tratamiento de un c¨¢ncer de mama, porque "no se puede bajar la guardia". Otras investigadoras exigieron poder ir al campo solas sin que crean que necesita compa?¨ªa o su estupefacci¨®n cuando descubrieron con impotencia que estaban siendo discriminadas con su trabajo sin ninguna explicaci¨®n.
L¨®pez ilustra c¨®mo funcionan los sesgos sexistas con un s¨ªmil deportivo: "Cuando un equipo juega en su campo, juega mejor. Pues nosotras nunca jugamos en casa; no lo puedes explicar, pero notas que est¨¢s en campo contrario". Y pone como ejemplo la imagen de cient¨ªficos y cient¨ªficas. "Yo no he o¨ªdo nunca a nadie decir 'es un genio' de una mujer, siempre es 'qu¨¦ buenas manos, qu¨¦ bien mide, qu¨¦ cuidadosa, cu¨¢nto trabaja". L¨®pez muestra una serie de fotos de Albert Einstein: "M¨ªralo, es que no da ni clavo. Vale con mostrar su mirada inteligente". Luego ense?a unas cuantas de Marie Curie: "Es que no para, siempre en el laboratorio". Esa es la imagen que tenemos, explica la experta: ellos son, ellas se lo tienen que currar. Y reclama: "Tenemos que cambiar la imagen de lo que significa ser cient¨ªfico".
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