Transacciones hacia mejores colegios
Los programas de transferencias monetarias condicionadas pueden ser el motor del cambio
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En muchos pa¨ªses un adecuado rendimiento escolar es la puerta de acceso a centros educativos de mayor calidad. Pero no basta con tener buenas calificaciones. La inseguridad econ¨®mica, la falta de aspiraciones y el tener pocas expectativas de futuro tienen una incidencia clara en la calidad educativa de los estudiantes en situaci¨®n de pobreza.
Los programas de lucha contra la pobreza se han esforzado durante a?os en conseguir que los ni?os de poblaciones desfavorecidas vayan al colegio con el fin de dotarles de m¨¢s recursos con los que romper el ciclo intergeneracional de la pobreza. Se trata, en definitiva, de que los ni?os de hoy entren en el mercado laboral de ma?ana m¨¢s preparados que sus padres lo que les permitir¨ªa generar mayores ingresos a trav¨¦s de sus propios esfuerzos.
Numerosos informes t¨¦cnicos y rigurosas evaluaciones de impacto han demostrado los grandes avances en este sentido y, sin embargo, pocos se han centrado en analizar los logros en el aprendizaje, su influencia a la hora de acceder a un centro educativo de mayor calidad o c¨®mo el aumento de las aspiraciones de los estudiantes puede situarlos en una mejor trayectoria educativa. Un estudio reci¨¦n publicado analiza por vez primera la incidencia de un programa de lucha contra la pobreza en estos aspectos.
El Programa de Avance mediante la Salud y la Educaci¨®n (conocido como PATH, por sus siglas en ingl¨¦s) es el programa de transferencias monetarias condicionadas de Jamaica que actualmente beneficia a m¨¢s de 350.000 personas. Los programas de este tipo nacieron en Am¨¦rica Latina y el Caribe hace 20 a?os como resultado de un proceso de reforma de los mecanismos que se estaban empleando para reducir la pobreza. El cambio fundamental consisti¨® en empezar a entregar dinero en efectivo a los hogares pobres para que lo invirtieran en sus necesidades m¨¢s inmediatas en lugar de subsidiar el precio de determinados productos. A cambio las familias ten¨ªan que cumplir unas condiciones dirigidas a fomentar la acumulaci¨®n de capital humano entre los ni?os, principalmente en los terrenos de la educaci¨®n y de la salud. Hoy en d¨ªa estos programas est¨¢n extendidos por buena parte del mundo y en Am¨¦rica Latina se encuentran operativos en 17 pa¨ªses beneficiando a 136 millones de personas.
El programa jamaicano PATH se enfoca en el 40% m¨¢s pobre de la poblaci¨®n y supuso un aumento del 3% en la asistencia escolar de los ni?os entre los 6 y los 17 a?os. Para recibir la ayuda econ¨®mica, que es bimensual, las familias adquieren el compromiso de que todos sus hijos en edad escolar asistan a la escuela como m¨ªnimo un 85% de los d¨ªas lectivos. Hasta el a?o 2013 el monto transferido a los ni?os era superior al de las ni?as, pues se buscaba promover la asistencia escolar de los varones, quienes presentaban tasas mayores de abandono escolar y menor rendimiento acad¨¦mico.
El estudio mencionado, realizado por especialistas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y publicado por el centro Elsevier en el Journal World Development, demuestra que este programa de transferencias ha tenido un claro impacto en la trayectoria educativa de los beneficiarios varones que viven en las ciudades. Estos han mejorado sus resultados en los ex¨¢menes estandarizados de sexto grado (GSAT por sus siglas en ingl¨¦s) y han visto facilitado, como consecuencia, el acceso a centros educativos de mayor calidad.
Curiosamente, esa mejora no se ha podido constatar entre las estudiantes. Seg¨²n los autores del informe, ello puede ser debido a que las ni?as jamaicanas presentan tasas inferiores de abandono escolar y mejores resultados acad¨¦micos que los estudiantes varones, lo que permite suponer que los chicos est¨¢n acerc¨¢ndose a los niveles de sus compa?eras. En este sentido, los especialistas destacan los resultados positivos en un momento de transici¨®n clave en la educaci¨®n juvenil, el paso de la primaria a la secundaria, dado el riesgo de problemas acad¨¦micos y de comportamiento entre la poblaci¨®n mayormente masculina.
Las transferencias condicionadas inciden en el ¨¢mbito educativo de numerosas maneras. Pueden hacer descender los ¨ªndices de trabajo infantil y fomentar la asistencia escolar. En la medida en que proporcionan seguridad alimentaria y una nutrici¨®n m¨¢s variada, pueden incrementar la productividad y el desarrollo cognitivo, especialmente en aquellos programas que incluyen los comedores escolares. Al promover y facilitar el uso de servicios m¨¦dicos preventivos, mejoran la salud de los escolares. Proporcionando una cierta estabilidad financiera, pueden aumentar las aspiraciones de los estudiantes permiti¨¦ndoles hacer planes educativos para el futuro y pueden permitir que los padres pasen m¨¢s tiempo con sus hijos o que dispongan de recursos m¨¢s estimulantes que favorezcan un desarrollo infantil temprano. Finalmente, para aquellos ni?os que se vieron beneficiados por las transferencias monetarias condicionadas desde el embarazo de sus madres, los ex¨¢menes m¨¦dicos y una mejor nutrici¨®n pueden haber mejorado su salud y desarrollo en la edad m¨¢s temprana permiti¨¦ndoles un mejor desenvolvimiento escolar.
Pero las transferencias condicionadas tambi¨¦n pueden plantear otro tipo de consecuencias en el terreno educativo que significan un desaf¨ªo. Al aumentar la asistencia escolar afectan al tama?o de las aulas y a la composici¨®n de las mismas y los nuevos estudiantes pueden tener habilidades o motivaciones inferiores a los que acuden a la escuela sin estar sujetos a la condicionalidad de estos programas. Todo ello genera alteraciones en la din¨¢mica de las clases y puede incrementar la carga de trabajo de los profesores.
Dos d¨¦cadas de aplicaci¨®n de los programas de transferencias condicionadas en Am¨¦rica Latina y el Caribe ponen de manifiesto su gran contribuci¨®n al alivio de la pobreza. Por ello necesitan seguir concentr¨¢ndose fuertemente en su objetivo fundamental: invertir en el capital humano de los ni?os y j¨®venes que viven en situaci¨®n de pobreza.
*Sofia Martinez-Cordova es consultora en temas de protecci¨®n social en la Divisi¨®n de Protecci¨®n Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.
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