La edici¨®n gen¨®mica afina su punter¨ªa
CRISPR y otras t¨¦cnicas para modificar el material gen¨¦tico alcanzan un nivel de precisi¨®n que las acerca a la aplicaci¨®n cl¨ªnica
La palabra es CRISPR (pron¨²nciese cr¨ªsper). Los ¨²ltimos cinco a?os han convertido esas siglas cacof¨®nicas en un emblema del inmenso potencial de la edici¨®n gen¨®mica para luchar contra enfermedades humanas que hasta ahora han resistido los mejores embates de la medicina. Pero CRISPR no es una invenci¨®n definitiva, acabada y perfecta, sino m¨¢s bien la espita que ha abierto una cascada de tecnolog¨ªas, algunas directamente derivadas de ella y otras que solo est¨¢n inspiradas en esa prueba de principio. CRISPR fue una invenci¨®n de las bacterias de la Tierra primitiva, pero los virus y otros organismos han desarrollado una mir¨ªada de sistemas para alterar el material gen¨¦tico, y algunos de ellos tambi¨¦n est¨¢n revelando su utilidad para la biomedicina del futuro a corto plazo. Lee en Materia los importantes pasos que los cient¨ªficos acaban de dar hacia ese objetivo.
La ciencia es una empresa colectiva e internacional, y una fuerza de progreso y racionalidad para la humanidad, pero eso no quiere decir que los cient¨ªficos sean almas c¨¢ndidas flotando en un limbo de raz¨®n pura. Los cient¨ªficos son personas con sus ambiciones, sus ansias de prioridad y sus emociones de mam¨ªfero intactas. As¨ª, dos buenos signos de la importancia que la comunidad cient¨ªfica otorga a CRISPR y dem¨¢s tecnolog¨ªas de edici¨®n gen¨®mica son la carrera por el Nobel y la guerra comercial de las patentes.
Los cient¨ªficos son personas con sus ambiciones, sus ansias de prioridad y sus emociones de mam¨ªfero intactas
Y hay una tercera carrera por la prioridad en su aplicaci¨®n cl¨ªnica. Uno de los nuevos trabajos plantea la llamada ¡°edici¨®n de base¡±, donde ¡°base¡± es el nombre t¨¦cnico de una letra del ADN (gatacca¡), y supone una notable afinaci¨®n de la punter¨ªa de la edici¨®n gen¨®mica. David Liu, de la Universidad de Harvard, fue el pionero de esta t¨¦cnica, que public¨® el a?o pasado. De inmediato, un laboratorio chino utiliz¨® esta ¡°edici¨®n de base¡± para corregir una mutaci¨®n en embriones humanos clonados de un paciente. Los embriones no se implantaron en una mujer, pero es obvio que la pujante ciencia china est¨¢ volcada en el asunto. Entretanto, los grupos de Harvard, el Instituto Broad, el MIT (Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts) y otros centros de ¨¦lite est¨¢n apresur¨¢ndose a afianzar sus posiciones en el previsible mercado futuro. Un matiz en una tecnolog¨ªa puede ser cient¨ªficamente espeso, pero suponer una fortuna si se impone por sus ventajas t¨¦cnicas.
Las esperanzas puestas en CRISPR y sus derivados hace tan solo unos a?os no hacen m¨¢s que confirmarse con cada nuevo trabajo. Es probable que alg¨²n d¨ªa haya que escribir una historia de estos a?os vertiginosos.
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