Para restaurar la ley, solo la ley

A partir de ahora se trata de restaurar la ley, la vigencia del Estatut y el amparo de la Constituci¨®n. Am¨¦n de resta?ar las heridas econ¨®micas y morales causadas a la ciudadan¨ªa catalana por una dirigencia que busc¨® ¡ªy ha logrado¡ª dividirla.

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El imperativo es, pues, tambi¨¦n, recolocar en su trono c¨ªvico a la cohesi¨®n social, tras el cruel mandoble que le ha asestado el secesionismo a base de ningunear a la mayor¨ªa discrepante.

Y que ahora pretender¨¢ agrandar a base de resistencialismos dram¨¢ticos: con el problema inducido de los eventuales brotes de violencia. Y el ya registrado del se?alamiento (botiflers), el dicterio (fachas), el escrache (a los ocupantes) y el vituperio (espa?oles) a los autonomistas y federales.

La intervenci¨®n no est¨¢ prevista como desquite frente a revoltosos, o castigo a so?adores ingenuos, aunque se equivocaran.

No es un instrumento multiuso a disposici¨®n de los m¨¢s rancios nacionalistas veteroespa?oles contra los m¨¢s retorcidos nacionalistas paleocatalanes. No est¨¢ en revertir ning¨²n sistema de ense?anza, ning¨²n esquema sanitario, ninguna ambici¨®n de autogesti¨®n respetuosa, ni perseguir o arrancar ideas, como las secesionistas, por in¨²tiles o lerdas que parezcan.

Nos juraron que no hab¨ªa suspensi¨®n de la autonom¨ªa. Pero muchos dudaban sobre la eficacia y la capacidad de practicar cirug¨ªa fina de unos aparatos estatales que fueron incapaces de detectar miles de urnas y t¨¢cticas de guerrilla urbana 2.0 el d¨ªa del ¡ªdigamos¡ª refer¨¦ndum. O sobre la pertinencia de la restricci¨®n ¡ªsiquiera temporal¡ª al derecho colectivo a la autonom¨ªa del art¨ªculo 2 de la Constituci¨®n.

Claro que las menguas del texto-base interventor a las competencias parlamentarias o al derecho a la participaci¨®n pol¨ªtica del art¨ªculo 23 de la Constituci¨®n quedaron anoche disipadas. La disoluci¨®n del Parlament y la convocatoria de elecciones anticipadas ahuyentan esos riesgos (aunque puedan volver si la situaci¨®n se encona). Y revitaminan el prop¨®sito de acto puntual y rectificador de la intervenci¨®n.

As¨ª que no hay otra que confiar en su intenci¨®n (y monitorizarla). Al menos por contraste, pues los otros solo brindaron la m¨¢s rastrera traici¨®n al Estatut, el fraude de ley, la divisi¨®n social y la pobreza.

Europa apoya, homog¨¦nea, la restauraci¨®n de la constitucionalidad menoscabada. Pero advierte tambi¨¦n del uso ponderado de los poderes del Estado, sobre todo del monopolio leg¨ªtimo de la fuerza.

En eso consiste la doble tarea pendiente. Solo puede cumplimentarse en democracia desde la ley (y no desde excesos gratuitos); con pleno respeto a la ley (y no retorciendo ni su letra ni su esp¨ªritu).

Dura lex, sed lex. La ley es dura, pero es la ley. Y solo la ley. Para esterilizar un golpismo parlamentario, la democracia no puede patrocinar operaciones inversas equivalentes. Ni acusar de rebeli¨®n al no violento (art¨ªculo 472 del C¨®digo Penal). Ni abusar de prisiones cautelares. Ni aplastar al disidente, ni humillar a la oposici¨®n: como han hecho los rebeldes.