President a la fuga

Tras un viaje pretendidamente clandestino a Bruselas con el objetivo de alimentar una ¨¦pica de proscrito a todas luces rid¨ªcula, el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, convoc¨® ayer a los medios internacionales a una rueda de prensa en donde, una vez m¨¢s, dibuj¨® una realidad alternativa llena de falsedades e incoherencias.

Por un lado, neg¨® haber huido o pretender eludir la acci¨®n de la justicia. Una afirmaci¨®n que sorprende cuando constan tanto sus averiguaciones sobre las posibilidades de acogerse a alg¨²n tipo de protecci¨®n por parte del Estado belga como el pleno rechazo de este a considerar la posibilidad.

Por otro, dibuj¨® una Espa?a autoritaria donde no hay separaci¨®n de poderes y se persigue a la gente por sus ideas pol¨ªticas en un clima dominado por la violencia de la ultraderecha para as¨ª justificar la exigencia de ¡°garant¨ªas¡± de que no se actuar¨¢ contra su persona.

Para continuar con la confusi¨®n y las contradicciones, Puigdemont afirm¨® aceptar el reto democr¨¢tico planteado por las elecciones convocadas para el 21 de diciembre pero a la vez llam¨® a la sociedad civil, sindicatos y funcionarios a resistir contra la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155, dibujado como una agresi¨®n al pueblo de Catalu?a y el Estatuto de Autonom¨ªa.

Y no s¨®lo eso: afirm¨® que la mitad de su Govern - al que parece seguir considerando en funciones - se quedar¨ªa en Bruselas para gestionar la b¨²squeda de apoyos internacionales al proc¨¦s mientras que la otra mitad - dirigida por el exvicepresidente Junqueras - gestionar¨ªa el proc¨¦s desde el interior, como si hubiera un gobierno catal¨¢n en el exilio y otro en el interior.

En sus enso?aciones, Puigdemont parece aferrarse a la absurda posibilidad de considerar los comicios del d¨ªa 21 como una elecci¨®n plebiscitaria con las que legitimar otra nueva huida hacia adelante del independentismo.

Puigdemont parece convencido que desde Bruselas puede da?ar la imagen de Espa?a y recabar apoyos para una causa que, al contrario, ha cosechado un rechazo un¨¢nime. Pero la exportaci¨®n del esperpento secesionista, con la consiguiente indignidad que a?ade a la instituci¨®n que represent¨® hasta el viernes, genera tal malestar en B¨¦lgica que el viceprimer ministro de ese pa¨ªs, Kris Peeters, le ha instado p¨²blicamente a regresar a Catalu?a a permanecer al lado de su pueblo.

Despu¨¦s de su fracasado salto al vac¨ªo del viernes 27, la posterior actuaci¨®n del Gobierno al amparo del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n y el retorno de la normalidad a las calles y a las instituciones de Catalu?a, el secesionismo tiene que decidir si participa y como en las elecciones del 21 de diciembre. Un sector, encabezado por Puigdemont, parece querer seguir practicando la astucia t¨¢ctica, los dobles juegos y las medias verdades. Pero como se ha demostrado, el proc¨¦s, por mucho que pretender seguir instalado en su realidad paralela, ha quedado fuera de la ley. Puede seguir all¨ª haciendo el rid¨ªculo y cosechando el rechazo internacional o retornar a las instituciones democr¨¢ticas y al Estado de derecho. El tiempo se le agota.