Conservar, construir
Es preciso abrirse hacia el futuro de una racionalizaci¨®n pol¨ªtica, con reformas que conduzcan a un estricto federalismo
En su discurso inaugural a la Primera Internacional, Carlos Marx recomend¨® como regla de conducta una antigua m¨¢xima de la Compa?¨ªa de Jes¨²s : "Fortiter in re, suaviter in modo". Fuerte en el fondo, suave en la forma. La vieja admonici¨®n est¨¢ nuevamente de actualidad con la presente crisis, al calor de los inesperados elogios que ha merecido Rajoy, pasado con ¨¦xito del domin¨® al p¨®ker en el final de partida. Puede servir de gu¨ªa para los pasos a dar en los siguientes meses. A la vista del vuelco dado por los acontecimientos todo puede parecer f¨¢cil, pero amen de imprevistos la complejidad de fondo se mantiene, al ser necesaria una victoria el 21 de diciembre y sobre todo no quedarse ah¨ª. Hay que enlazar el fin de los malos tiempos con un futuro que en modo alguno puede conformarse con la pasividad.
Los hechos han sacado a la luz toda una serie de falacias. En primer t¨¦rmino, el di¨¢logo, que por desgracia de poco serv¨ªa habiendo los independentistas tomado ya su decisi¨®n de ruptura del Estado. O solo serv¨ªa para que los bienpensantes, como en tiempos de ETA, exhibieran su buena conciencia, viendo en el gobierno el ¨²nico culpable. La segunda, el coro de condenas contra la judicializaci¨®n, clamor l¨®gico en quienes dentro de Catalu?a estaban amenazados por sus efectos y negaban de paso la lealtad al orden constitucional, acompa?ados por aquellos que invalidaban la v¨ªa del Derecho, sin ofrecer alternativa alguna. La judicializaci¨®n es lo que de momento ha resuelto el problema, a favor eso si del desplome pol¨ªtico de unos independentistas cuyo heroismo se limit¨® a cantar Els segadors en el Parlament. Son ellos los que merecen el bon cop de fal?, asignando a la gente en la calle el papel que fueron incapaces de cumplir, a imitaci¨®n del separatista Josep Denc¨¤s en 1934. Reencarnado ahora en Rufi¨¢n, acusador a Puigdemont de Judas en un momento decisivo, sin que renuncie a seguir cobrando del Congreso.
La aplicaci¨®n del fortiter in re es, pues, un requisito para que las aguas vuelvan a su cauce, aunque siempre como hasta ahora con mesura y sin actitud reverencial ante quienes causaron la cat¨¢strofe. Solo que esto no basta. Conviene ante todo disipar el espejismo de que la restauraci¨®n lo es todo. Menos sirve la amenaza de revancha, el imprudente "?A por ellos!" electoral de Rivera. Recordemos la experiencia de las elecciones vascas del 2001, con su efecto bumer¨¢n. Por fin, es preciso abrirse hacia el futuro de una racionalizaci¨®n pol¨ªtica, con reformas que conduzcan a un estricto federalismo, partiendo de la patata caliente de la financiaci¨®n auton¨®mica
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