Mis 15 meses sin regla acabaron por un plato de lentejas
Sobre ese momento en el que, despu¨¦s del parto y la lactancia, vuelves a tener la menstruaci¨®n
Imposible sospechar que aquel inocente taz¨®n de lentejas iba a traer consecuencias tan trascendentales. Mi madre calent¨® su cena y se sent¨® junto a su nieta (mi hija), de cinco meses y medio, quien segu¨ªa con inusitado inter¨¦s la operaci¨®n. Como quien presencia una final de Wimbledon, su cabeza segu¨ªa el vaiv¨¦n de la cuchara llena de apetecible comida hasta que no pudo resistirse: se apoder¨® de ella y se llev¨® a la boca su primer bocado de legumbres.
Para mi hija, este episodio fue el temprano descubrimiento de uno de los placeres de la vida: la comida (s¨®lida). Para m¨ª, aunque no fuera consciente en ese momento, llegaba el fin de una etapa muy particular: mis vacaciones menstruales. Dos semanas despu¨¦s del asunto de las lentejas me lleg¨® mi primera regla en quince meses.
Hasta aquel mes de diciembre en que empec¨¦ a extra?ar a mi vieja compa?era desde la adolescencia, nunca hab¨ªa ca¨ªdo verdaderamente en la cuenta de que la regla hace algunas concesiones antes de la menopausia, aunque salvo en embarazos deseados, ninguna de estas concesiones es buena se?al. Fue en el segundo mes cuando mir¨¦ con curiosidad el intacto caj¨®n de los tampones y compresas. Una cosa menos en la lista de la compra por una buena temporada...
Se acabaron tambi¨¦n las manchas traicioneras en las s¨¢banas, el menudeo de tampones en la oficina y la maldita gota traicionera. Embarazada, est¨¢s oficialmente libre de ciclos y de dolores premenstruales, lo que ser¨ªa una alivio si las n¨¢useas y el sue?o extremo te dejaran pararte a pensarlo en alg¨²n momento (un saludo para las que no tienen n¨¢useas ni otros s¨ªntomas en el primer trimestre de embarazo).
Conforme va creciendo la barriga y se empieza a distinguir un ser humano en las ecograf¨ªas, la regla pasa a un segundo plano o incluso a un tercer plano. El ¨²tero ya no se prepara cada mes para una posible fecundaci¨®n. Ahora tiene el tama?o de una sand¨ªa de las grandes -normalmente mide poco m¨¢s que un pomelo- y qui¨¦n sabe d¨®nde est¨¦n los ovarios y c¨®mo se las apa?en para hacerse espacio en ese amasijo de ¨®rganos que es ahora tu vientre.
Pero este proceso se vive con diferente abnegaci¨®n: gracias a tu ¨²tero expandido, eres el centro de atenci¨®n, te ceden el sitio en el autob¨²s y, sobre todo, la situaci¨®n tiene un fin claro y cercano. Lo que tu ¨²tero no sabe -bueno, seguramente ¨¦l s¨ª, pero t¨² no, porque todo lo que tenga que ver con ginecolog¨ªa y obstetricia, a.k.a., los bajos de las mujeres, es un tab¨² que hay que esconder y vivir en silencio en pleno siglo XXI- es que las cosas no vuelven a su sitio a los nueve meses exactos.
Para que tu cuerpo regrese a su estado natural, es necesario superar tres pruebas secretas:
1. Volver al pasado
La humanidad ha llegado a la luna, se hacen trasplantes de coraz¨®n desde hace d¨¦cadas y te cabe media vida en un iphone¡ , pero despu¨¦s de parir tienes que ponerte un gigante trozo de celulosa al que tu madre llamaba compresa hace ya varias d¨¦cadas. Los smartphones cada vez m¨¢s finos, pero las compresas de hospital, ?para qu¨¦? Si solo tienes que pon¨¦rtelas entre las piernas e intentar levantarte a caminar con ellas.
2. (Soli)loquios y entuertos
Los culpables de las compresas XXL, son los loquios y los entuertos, otro secreto bien guardado del posparto. Si estos nombres os suenan fatal, las definiciones que aparecen por ah¨ª en los foros de salud y embarazo, no os van a dejar m¨¢s tranquilas. Por ejemplo, seg¨²n Webconsultas.com, los loquios son el ¡°resultado de la herida que queda en el ¨²tero tras el desprendimiento de la placenta en el alumbramiento. Y es que, durante el embarazo la placenta se enra¨ªza a la capa interna del ¨²tero mediante una red de vasos sangu¨ªneos y a su expulsi¨®n hay una rotura de estos vasos produci¨¦ndose consiguientemente un sangrado¡±.
Es decir, que aunque el origen sea completamente diferente, despu¨¦s de dar a luz aparece una regla que puede durar hasta un mes. Mientras, los entuertos hacen de las suyas, intentando que la sand¨ªa fofa que es ahora tu ¨²tero, vuelva a la normalidad mediante contracciones dolorosas. En mi caso, estos espasmos apenas se acercaron a una m¨ªnima parte del dolor menstrual que sufro desde los 15 a?os. Dicho de otro modo: la regla duele m¨¢s que una cosa que se llama ¡°entuerto¡±, y cuya primera definici¨®n en la RAE es ¡°agravio que se hace a alguien¡±.
3. Sobrevivir a la amenorrea (de la lactancia, si decides dar el pecho)
?Amenorrea yo? ?Por qu¨¦ a mi? ?Cu¨¢nto me queda? De nuevo una palabra que invita a redactar el testamento, aunque ahora s¨ª, nada m¨¢s lejos de la realidad. La amenorrea de la lactancia es la prueba fehaciente de que la naturaleza es sabia y no deja que tengas la regla -y seas f¨¦rtil- mientras est¨¢s fabricando 2.500 calor¨ªas de comida diaria.
Cuando el culpable de todo tu adorado reto?o est¨¢ listo y le roba unas lentejas a su abuela se inicia en la alimentaci¨®n complementaria. Entonces, las hormonas que inhiben la menstruaci¨®n comienzan a bajar, y la regla va pidiendo permiso para regresar. Esto no ocurre de manera regular hasta que las hormonas se estabilizan, un proceso que puede durar varios meses, m¨¢s si la lactancia es prolongada. Pero tu caj¨®n de las compresas y tampones te espera lo que haga falta.