El pacto (urgente) contra el franquismo¡®
El relato de un Estado autoritario bajo la sombra del dictador resulta rid¨ªculo si se tienen en cuenta los ¡®rankings¡¯ sobre la calidad de la democracia espa?ola
Tener un protagonista en la campa?a del 21-D muerto hace 42 a?os no hace sino acentuar los mimbres delirantes del proc¨¦s. El protagonismo de Franco es una anomal¨ªa asumida, sin embargo, con toda naturalidad. Sin g¨¹ija. Y desde luego no sucede por un capricho del destino sino por tacticismo oportunista, y en todo caso por la irresponsabilidad de todos, en particular la resistencia de la izquierda a abandonar un fetiche muy rentable pero tambi¨¦n la miop¨ªa de la derecha a entender que no caben medias tintas. Unos y otros, entre todos, est¨¢n causando un da?o muy considerable a Espa?a y fomentando un lastre que nos pesar¨¢ a todos durante a?os.
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Estas ¨²ltimas semanas, Franco parece m¨¢s vivo que nunca. Cuando menos se le mantiene vivo con un respirador ideol¨®gico. Incluso en el entorno internacional, donde acaba de mencionarlo arbitrariamente el presidente de los socialistas belgas Elio di Rupo, con un tuit de una profundidad a la altura de su prestigio. Pero sobre todo en el plano dom¨¦stico, donde el nacionalpopulismo percute una y otra vez. Puigdemont ped¨ªa el voto para redactar una Constituci¨®n ¡°sin militares franquistas¡±. Junqueras ha abundado en la inercia del ¡°Estado autoritario¡±, identificando los tribunales con el Tribunal de Orden P¨²blico del franquismo. Rufi¨¢n advert¨ªa: ¡°El franquismo no muri¨® el 20 de noviembre de 1975 en una cama en Madrid, morir¨¢ el 1 de octubre de 2017 en una urna en Catalu?a¡±. Despu¨¦s ha hecho saber que sigue vigente. Marta Rovira: ¡°Esto recuerda a los tics del franquismo, hemos vuelto a 1975¡±. Tambi¨¦n Tard¨¢, y suma y sigue mientras en las calles de Barcelona prolifera el grafiti de Franco ha vuelto. Y el mantra ha traspasado fronteras, con la prensa de correa de transmisi¨®n.
Todo esto ha servido, por supuesto, de alpiste para los pollos. Y sobre todo entre los anglosajones que han evolucionado sus visiones del romanticismo orientalizante al franquismo sociol¨®gico. ¡°El fascismo de Franco est¨¢ muy vivo en Espa?a¡±, escrib¨ªa Jake Wallis Simons, nacido en 1978, para The Spectator. En la carta abierta de setenta acad¨¦micos e intelectuales contra la represi¨®n en el refer¨¦ndum privando a Catalu?a de libertad de expresi¨®n ¡ªdesde el inevitable Noam Chomsky a la decepcionante Saskia Sassen¡ª mencionan, c¨®mo no, a Franco como referencia de los acontecimientos actuales. Jon Lee Anderson, con un dogmatismo delirante, ha insistido en el peso del franquismo en Espa?a. Incluso escritores que han decidido vivir en Espa?a caen en el t¨®pico. ?Les gusta vivir en una mala democracia o les gusta disfrutar de ese esp¨ªritu colonial supremacista de sentirse entre inferiores a los que aleccionar?
La izquierda no acaba de entender que en realidad se desprestigia a Espa?a, no al PP
Esto de la mala democracia naturalmente deber¨ªa ser revisado, en el supuesto de que les interesara lo m¨¢s m¨ªnimo la realidad. Seg¨²n el reputado ranking Democracy Index de The Economist, Espa?a est¨¢ en el grupo de Full Democracy igualada con el Reino Unido, poco detr¨¢s de Alemania, y supera a pa¨ªses, ya en la segunda categor¨ªa de Flawed Democracy, como Estados Unidos, Francia, Italia, Portugal y, mon dieu!, B¨¦lgica. Para Freedom House, Espa?a obtiene cuatro puntos m¨¢s que Francia, cinco sobre Polonia, seis m¨¢s que Estados Unidos o Italia. Sobre libertad de prensa, para quienes dan lecciones, RSF sit¨²a a Espa?a en el segundo nivel tras centroeuropeos y n¨®rdicos, m¨¢s de diez puntos por delante de Reino Unido o Estados Unidos.
Por supuesto se trata de una democracia imperfecta. Pues claro, todas lo son. De hecho sigue teniendo validez la m¨¢xima de Churchill: ¡°Democracy is the worst form of government except all those other forms that have been tried¡±. La calidad democr¨¢tica de Espa?a, m¨¢s all¨¢ de sus debilidades, que en la administraci¨®n de Justicia son notorias, est¨¢ reflejada en esos rankings. Es homog¨¦nea con los est¨¢ndares europeos. Por eso resulta tan rid¨ªculo el relato del Estado autoritario bajo la sombra de Franco, que, por lo visto, en esta reencarnaci¨®n permite todo lo que antes estaba prohibido. Qu¨¦ curiosa sociedad franquista esta que encabeza rankings de integraci¨®n racial y tolerancia con la homosexualidad, donde los nacionalistas son hegem¨®nicos en sus territorios desde donde desaf¨ªan el Estado, y hasta el Bar?a es el club m¨¢s favorecido por los ¨¢rbitros. Pero se ve que algunos contra Franco viven mejor, aunque lleve m¨¢s de cuarenta a?os, m¨¢s de un franquismo, muerto.
En Espa?a habr¨¢ que tomar alguna vez conciencia del inmenso perjuicio colectivo de todo esto. Hasta cierto punto con el nacionalismo se puede descontar: su objetivo es manifiestamente romper con Espa?a, y eso pasa por el desprestigio de ¨¦sta con t¨¦cnicas de propagandismo impropias del juego democr¨¢tico. Respecto al populismo, es m¨¢s dudoso, aunque los Iglesias, Echenique, Montero o Garz¨®n, siempre activ¨ªsimos contra Franco, se rijan por la consigna de "el fin justifica los medios". Si hay que acusar de fachas a Sartorius o a Paco Frutos, perseguidos por el franquismo real, pues se les acusa. La izquierda en general no acaba de entender que donde hoy ven un beneficio rentable para degradar al PP, en realidad se degrada a Espa?a, l¨¦ase a todos los espa?oles, y se contribuye a prolongar t¨®picos siniestros y desprestigiar todo lo que lleva la Marca Espa?a. Resulta desmoralizador. Alguna vez esto merecer¨¢, definitivamente, un pacto contra el franquismo para enterrar esa sombra y desterrar semejante oportunismo de la conversaci¨®n p¨²blica.
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