La especie que quiere acabar con la evoluci¨®n
Los avances cient¨ªficos y tecnol¨®gicos han permitido que los humanos hayan escapado a los efectos de la selecci¨®n natural
Hace unos a?os, el naturalista brit¨¢nico David Attenborough anunci¨® en una entrevista el fin de la evoluci¨®n humana. ¡°Hemos detenido la selecci¨®n natural desde el momento en que somos capaces de criar a entre el 95 y el 99% de los beb¨¦s que nacen¡±, dijo. En su lugar, planteaba, los humanos continuar¨¢n la evoluci¨®n a partir de la cultura, heredando conocimiento de las generaciones previas para seguir increment¨¢ndolo.
La afirmaci¨®n de Attenborough puede ser v¨¢lida, pero solo en un entorno y una etapa muy particular de la evoluci¨®n de los seres humanos. ¡°Los occidentales no somos muy representativos de la especie, porque una gran parte de los habitantes del planeta sigue viviendo seg¨²n patrones biol¨®gicos y sociales todav¨ªa anclados a reglas m¨¢s tradicionales, sobreviviendo y reproduci¨¦ndose en funci¨®n de sus capacidades biol¨®gicas¡±, apunta Emiliano Bruner, investigador del Centro Nacional de Investigaci¨®n sobre la Evoluci¨®n Humana (CENIEH) de Burgos.
En 2007, Andrea Migliano, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), public¨® los resultados de un estudio sobre dos grupos de pigmeos en Filipinas. Aquellos individuos, acuciados por la pobreza y sin acceso a los avances de salud que se dan por sentados en el mundo desarrollado, sufr¨ªan una elevada tasa de mortalidad que los segu¨ªa sujetando a las presiones de la evoluci¨®n. Para combatir la falta de recursos y las muertes prematuras, sus cuerpos se desarrollan m¨¢s r¨¢pido, se reproducen antes y son m¨¢s peque?os.
La capacidad de digerir leche increment¨® hasta un 19% el n¨²mero de descendientes de los mutantes
Retrocediendo un poco m¨¢s, pero no demasiado en el contexto de los 200.000 a?os que ya lleva nuestra especie sobre el planeta, se puede viajar a la pen¨ªnsula ib¨¦rica de hace 3.800 a?os. Entonces ya hab¨ªa llegado la ganader¨ªa, pero como han mostrado an¨¢lisis de ADN recogidos en el yacimiento del Portal¨®n, en Atapuerca (Burgos), los habitantes de aquella regi¨®n a¨²n no pod¨ªan beber leche. En mam¨ªferos como los humanos, solo las cr¨ªas dependientes de la madre tienen la capacidad para digerir ese alimento. Despu¨¦s, para asegurarse de que los mayores no se quedasen enganchados al pecho de la madre, la evoluci¨®n favoreci¨® el apag¨®n del gen que produce la lactasa, la enzima intestinal que permite digerir la lactosa, el principal nutriente de la leche. A partir de ese momento, beber leche supon¨ªa casi siempre dolor de est¨®mago o incluso una peligrosa diarrea.
Ahora, el 40% de los habitantes de la pen¨ªnsula pueden tomar leche. Ese cambio evolutivo reciente pudo deberse a alguna hambruna, que oblig¨® a aquellos humanos a arriesgarse con la leche. Algunas estimaciones sugieren que esa mutaci¨®n fue tremendamente beneficiosa para superar situaciones extremas, incrementando hasta en un 19% el n¨²mero de descendientes de los mutantes capaces de aprovechar la leche de los animales con los que conviv¨ªan.
Pese a las nuevas circunstancias de los habitantes del mundo desarrollado, cambios como los de los pigmeos o la adaptaci¨®n al consumo de leche muestran que la evoluci¨®n sigue actuando sobre los humanos a poco que vengan mal dadas. Sin embargo, la principal capacidad humana para adaptarse a su entorno es la cultura y la tecnolog¨ªa. Los humanos que conquistaron las regiones cercanas al ?rtico lo lograron siendo iguales anat¨®micamente que los que salieron de ?frica para conquistar el mundo hace 70.000 a?os.
¡°Somos la ¨²nica especie que ha extendido sus capacidades cognitivas mucho m¨¢s all¨¢ de sus neuronas, delegando nuevas y viejas funciones a elementos externos que llamamos tecnolog¨ªa. As¨ª que esto por s¨ª mismo es suficiente para cambiar radicalmente el concepto de adaptaci¨®n. Se introducen nuevas reglas, donde biolog¨ªa y cultura se influyen la una a la otra, seg¨²n mecanismos que desconocemos totalmente¡±, explica Bruner. ¡°Si seguimos teniendo una poblaci¨®n tan grande y dispersa como la de ahora, una evoluci¨®n gen¨¦tica es improbable, y es m¨¢s f¨¢cil que los cambios evolutivos ata?an m¨¢s bien a la relaci¨®n con la tecnolog¨ªa¡±, a?ade.
Los humanos surgidos en ?frica conquistaron el mundo sin necesidad de cambios anat¨®micos importantes
Marc Furi¨®, investigador del Institut Catal¨¤ de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), apunta que, aunque no se ve un cambio notable en la morfolog¨ªa de los humanos desde hace 200.000 a?os, ¡°a medida que ha pasado el tiempo hemos evolucionado mucho culturalmente y finalmente eso ha tenido un efecto en nuestra biolog¨ªa; el promedio de esperanza de vida no es el mismo ahora que hace 300 a?os o incluso hace 20¡±.
El ¨®rgano que permiti¨® los cambios culturales y tecnol¨®gicos que han transformado el significado de una vida humana fue el cerebro. Como recordaba Furi¨®, el Homo sapiens no ha cambiado pr¨¢cticamente su apariencia externa desde hace 200.000 a?os, pero se sabe que hace unos 70.000 aparecieron cambios que convirtieron a aquellos primates africanos en un ser diferente. La tecnolog¨ªa l¨ªtica, el arte rupestre o la capacidad para desplazar a especies humanas previas de los lugares que invad¨ªan sugieren que contaban con una mente mucho m¨¢s poderosa. Qu¨¦ desencaden¨® ese cambio es a¨²n un misterio.
La exposici¨®n a las nuevas tecnolog¨ªas ya est¨¢ afectando a nuestra capacidad de atenci¨®n o nuestra forma de orientarnos en el espacio, pero como recuerda Facundo Manes, neurocient¨ªfico y rector de la Universidad Favaloro de Buenos Aires: ¡°Debemos tener en cuenta que nuestro cerebro es producto de miles de a?os de evoluci¨®n y aunque las nuevas tecnolog¨ªas nos influyen no van a generar, por ejemplo, otro l¨®bulo cerebral¡±. Al menos a medio plazo. De momento, ya se sabe que la demanda de atenci¨®n que requieren las nuevas tecnolog¨ªas deteriora nuestra atenci¨®n y, cuando el uso es excesivo, genera estr¨¦s. Pero, pese a que muchas personas tienen una consideraci¨®n apocal¨ªptica de estas innovaciones porque debilitan la memoria, Manes ofrece una visi¨®n m¨¢s positiva. ¡°La memoria humana no es un reservorio de datos. Una de sus funciones principales es relacionar esos datos que podemos haber obtenido de la computadora, en un libro o de lo que nos haya dicho un amigo¡±, comenta.
Los humanos ya no est¨¢n tan expuestos a la selecci¨®n natural, pero es una anomal¨ªa en la historia de la especie
Como en otras ocasiones, el cerebro est¨¢ adaptando a nuevos usos capacidades favorecidas por la evoluci¨®n para realizar tareas antiguas. Los humanos no necesitaron ning¨²n cambio gen¨¦tico para comenzar a leer, les sirvi¨® con reutilizar la habilidad desarrollada para reconocer rostros, muy ¨²til para la supervivencia de un animal tan social. De momento, las nuevas tecnolog¨ªas est¨¢n reciclando capacidades surgidas hace decenas de miles de a?os para captar nuestra atenci¨®n y el cerebro est¨¢ reorganizando sus habilidades para aprovechar las opciones que ofrece el nuevo entorno.
Otra direcci¨®n que puede cambiar el futuro de la humanidad sin necesidad de transformar la biolog¨ªa es la mejora cerebral a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa. ¡°Un avance que parece inspirado en la literatura de ciencia ficci¨®n lo representan las experiencias que tratan de lograr la comunicaci¨®n de cerebro a cerebro, es decir, que se intercambien pensamientos en forma directa y no mediada¡±, apunta Manes. ¡°Investigadores de la Universidad de Duke lograron transmitir mensajes simples entre dos roedores ubicados en diferentes continentes y fueron pioneros en demostrar la comunicaci¨®n de cerebro a cerebro¡±, contin¨²a. ¡°En un experimento reciente, con el uso de electroencefalograf¨ªa para decodificar la se?al neural y de estimulaci¨®n magn¨¦tica transcraneana para inducir el disparo neuronal, dos seres humanos han logrado transmitir pensamientos entre sus cerebros. Se intenta conocer lo que una persona piensa a trav¨¦s de un electroencefalograma para luego, al utilizar esos datos, producir un patr¨®n espec¨ªfico de actividad neuronal en otro individuo a trav¨¦s de corriente el¨¦ctrica o campos magn¨¦ticos¡±, explica.
Para combatir la falta de recursos y las muertes prematuras, los cuerpos de los pigmeos se desarrollan m¨¢s r¨¢pido y son m¨¢s peque?os
Por el momento, la respuesta de biolog¨ªa humana a los cambios del entorno parece que ser¨¢ sobre todo cuesti¨®n de reciclaje. Los procesos de selecci¨®n m¨¢s estrictos, los que dieron lugar a muchos rasgos de los humanos modernos, se han ido suavizando. ¡°El momento actual, desde el punto de vista de la presi¨®n evolutiva, es un momento de tregua¡±, se?ala Furi¨®. ¡°Eso ha hecho que se alargue nuestra esperanza de vida, pero se trata de una situaci¨®n circunstancial¡±, a?ade. ¡°Para conseguir los avances de la sociedad actual hemos utilizado muchos recursos naturales y en alg¨²n momento esos recursos faltar¨¢n y habr¨¢ cambios¡±, contin¨²a. ¡°En mi opini¨®n, lo m¨¢s probable a largo plazo, teniendo en cuenta el ritmo al que se est¨¢n produciendo los cambios, es que el ser humano se extinga¡±. ¡°Pero si salv¨¢semos los escollos que nos encontraremos y sobreviviese parte de la humanidad, puede que experimentase algunos cambios en la l¨ªnea de la mejora de la eficiencia energ¨¦tica a nivel biol¨®gico¡±, concluye.
Es posible que la situaci¨®n en la que m¨¢s del 90% de las cr¨ªas humanas sobreviven sea una anomal¨ªa hist¨®rica con fecha de caducidad, pero los seres humanos son bichos peculiares. Incluso despu¨¦s de ver el ¨¦xito expansivo de los Homo erectus, que desde ?frica colonizaron Asia e incluso Indonesia, o la tecnolog¨ªa y el incipiente pensamiento simb¨®lico de los neandertales, hace 200.000 a?os nadie habr¨ªa previsto que aquella especie de simios que sobreviv¨ªa a duras penas en la sabana africana podr¨ªa alg¨²n d¨ªa viajar a la Luna, trasplantar un coraz¨®n o poner en peligro el equilibrio clim¨¢tico del planeta. Los cambios radicales en el entorno son el generador fundamental de nuevas especies, pero los sapiens han demostrado que son la ¨²nica capaz de cambiar del todo siguiendo siendo lo mismo.
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