Esta notificaci¨®n te est¨¢ robando un pedazo de vida
La atenci¨®n no puede ser solo una mercanc¨ªa ahora que la esfera online y offline se confunden
Dos anuncios tan futuristas como inquietantes coincidieron casi en el tiempo, hace unos pocos d¨ªas. Elon Musk, el multimillonario que juega a parecerse a Iron Man, asegur¨® que en ocho o diez a?os lograr¨¢ que los cerebros de personas sanas est¨¦n perfectamente conectados a inteligencias artificiales. ¡°En cuatro o cinco a?os seremos c¨ªborgs¡±, a?adi¨®. Por su parte, Facebook anunci¨® que quiere que seamos capaces de escribir en nuestros muros telep¨¢ticamente, con un casco lector de pensamientos que estar¨ªa listo en dos a?os. Los especialistas consideran que son promesas irrealizables, pero s¨ª son una buena met¨¢fora de la velocidad desbocada a la que la esfera personal se est¨¢ difuminando por completo gracias a (o por culpa de) la tecnolog¨ªa.
"Las sociedades deben proteger, cuidar y cultivar la capacidad de atenci¨®n. El enfoque comercial de la atenci¨®n descuida sus dimensiones sociales y pol¨ªticas¡±, defiende el manifiesto de la Comisi¨®n Europea
Mientras Musk nos enchufa a las m¨¢quinas para salvarnos de ellas, vivimos en un mundo en el que las personas no son capaces de concentrarse por culpa del simple silbido que emite el m¨®vil cuando recibe una notificaci¨®n. Un correo del trabajo, una menci¨®n en Twitter, un v¨ªdeo en directo en el Facebook de un amigo¡ La econom¨ªa de la atenci¨®n abusa de los trucos psicol¨®gicos para que no sepamos separarnos del m¨®vil, para que necesitemos dedicarle unos minutos m¨¢s a cada una de esas aplicaciones que viven de que les dediquemos esos minutos m¨¢s. ¡°Ten presente el poder de tu tel¨¦fono. No es un accesorio. Es un dispositivo psicol¨®gicamente poderoso que cambia no solo lo que haces, sino qui¨¦n eres¡±, recordaba Sherry Turkle, investigadora del MIT, en su libro En defensa de la conversaci¨®n, en el que advierte de que los m¨¢s j¨®venes est¨¢n perdiendo empat¨ªa. ¡°En mi vida he visto algo tan poderoso como el m¨®vil¡±, corrobor¨® Regina Dugan, al vender hace unos d¨ªas las promesas de Facebook. Antes de trabajar para Mark Zuckerberg, Dugan perteneci¨® a DARPA, la agencia de investigaci¨®n para la Defensa de EE UU, y aun as¨ª cree que el m¨®vil es el aparato m¨¢s poderoso.
Participa en la encuesta
La iniciativa REIsearch, con apoyo de la Uni¨®n Europea, est¨¢ realizando una encuesta a todos los ciudadanos europeos para conocer su opini¨®n sobre el impacto de la tecnolog¨ªa en aspectos como la vida privada, el trabajo, el comercio con sus datos y los riesgos de la inteligencia artificial. Puedes participar en esta iniciativa pinchando en este enlace. Los resultados de esta campa?a de encuestas ser¨¢n presentados a la Comisi¨®n Europea.
En un presente cargado de situaciones dist¨®picas, las promesas del futuro ¡ªinteligencia artificial, internet de las cosas, realidad virtual...¡ª generan nuevas inquietudes y se reclaman derechos desconocidos hasta ahora. Los internautas tuvieron que inventar el derecho al olvido, los trabajadores franceses se defienden de sus patrones con el derecho a desconectar y ahora comienza a hablarse del derecho a concentrarse. O a aburrirse. O a conversar. La Comisi¨®n Europea lanz¨® la iniciativa Onlife, basada en la idea del pensador italiano Luciano Floridi, para que un grupo de especialistas estudiara los riesgos de este escenario en el que no sabemos d¨®nde termina lo corp¨®reo y d¨®nde comienza la sombra digital. ¡°Creemos que las sociedades deben proteger, cuidar y cultivar la capacidad de atenci¨®n de los seres humanos¡±, defiende el Manifiesto Onlife que publicaron estos expertos, en el que critican que se permita que en la econom¨ªa digital la atenci¨®n se trate ¨²nicamente como una mercanc¨ªa.
¡°Este enfoque instrumental de la atenci¨®n descuida las dimensiones sociales y pol¨ªticas de la misma, el hecho de que la capacidad y el derecho a concentrar nuestra atenci¨®n es una condici¨®n cr¨ªtica y necesaria para la autonom¨ªa, la responsabilidad, la reflexividad, la pluralidad¡±, asegura el manifiesto, que compara la atenci¨®n con los ¨®rganos del cuerpo humano que no pueden ser vendidos en el mercado. La capacidad de concentrarnos es otro pedazo vital de nuestro cuerpo y debe estar protegida y vinculada a derechos fundamentales como la privacidad y la integridad f¨ªsica. ¡°Adem¨¢s de ofrecer opciones informadas y ajustes predeterminados, nuestras tecnolog¨ªas deben respetar y proteger la capacidad de atenci¨®n¡±, exig¨ªa el manifiesto auspiciado por la Comisi¨®n.
¡°Cualquier persona con una m¨ªnima capacidad de autoobservaci¨®n sabe que tenemos un problema¡±, admite Javier de Rivera, soci¨®logo especialista en tecnolog¨ªas y redes sociales. De Rivera habla de c¨®mo los desarrolladores de videojuegos y aplicaciones se sirven de trucos psicol¨®gicos y del conocimiento creciente de la actividad cerebral para enganchar a los usuarios y demandar su atenci¨®n permanente. Y cuando nada de eso funciona, salta una notificaci¨®n que te recuerda que hace tiempo que no usas la app: entras solo un momento y terminas dedic¨¢ndole 20 minutos. Los usuarios de m¨®viles los consultan m¨¢s de 40 veces al d¨ªa, la media global del ¨²ltimo informe de Deloitte; pero hay una cuarta parte que los consulta entre 100 y m¨¢s de 200 veces al d¨ªa, como sucede en pa¨ªses como Argentina. En todo el mundo, la mitad de las personas con smartphone lo usa durante la noche. Estad¨ªsticas de uso que no dejan de crecer en todo el globo. Y mientras nuestros aparatos se llenan de notificaciones, la Uni¨®n Europea trata de regular las llamadas publicitarias por ¡°respeto a la vida privada¡±. ¡°El problema es que la atenci¨®n se ha convertido en un objeto comercial¡±, critica el soci¨®logo.
Tristan Harris estuvo tres a?os trabajando para mejorar la ¨¦tica del dise?o de Google. Frustrado, ahora se dedica a desenmascarar esa parte de los m¨®viles y tabletas que los convierten en ¡°m¨¢quinas tragaperras¡± dise?adas para robarnos tiempo. ¡°Ellos quieren que los uses de determinada manera y por largos per¨ªodos de tiempo. Porque as¨ª es c¨®mo hacen dinero. Hay un gran abanico de t¨¦cnicas que se utilizan para conseguir que utilicemos el producto durante el mayor tiempo posible¡±, explic¨® hace unos d¨ªas Harris en la CBS. Los gigantes de internet trabajan duro para que ni los pensamientos se escapen, pero se pretende que los individuos peleen solos con su fuerza de su voluntad. "Un argumento com¨²n en la industria de la tecnolog¨ªa es que los usuarios son libres de tomar decisiones, pero no es cierto. Est¨¢n moldeando y manipulando la mente de la gente", asegura Harris. Espa?a es, por cierto, con diferencia el pa¨ªs de la Uni¨®n Europea con mayor penetraci¨®n de los tel¨¦fonos inteligentes.
No deja de crecer el porcentaje de usuarios que consulta compulsivamente su m¨®vil, hasta m¨¢s de 200 veces al d¨ªa, incluso durante la noche
En el conflicto por la p¨¦rdida de control de sobre la identidad online y offline, el mercadeo que se hace con los millones de datos que generamos al interactuar con los aparatos es uno de los problemas esenciales. Es lo que opina Borja Adsuara, experto en derecho digital: ¡°Es ah¨ª donde nos tenemos que poner realmente duros¡±. Considera que no se debe ¡°frenar el desarrollo por miedo a lo que se pueda hacer con nuestros datos¡±, por lo que es importante garantizar seguridad jur¨ªdica a los usuarios, ¡°que nadie los utilice en algo que no debe¡±. Europa est¨¢ poniendo en marcha su reglamento para impedirlo, pero EE UU acaba de aprobar una ley que permite vender los datos de los usuarios a los proveedores de internet.
¡°El uso de la tecnolog¨ªa siempre tiene implicaciones econ¨®micas y cada vez m¨¢s¡±, advierte De Rivera, ¡°y la ¨²nica soluci¨®n es que la gente sea due?a de sus interacciones, que no est¨¦n sometidas a los intereses de las corporaciones¡±. El grupo de Floridi recordaba que han surgido nuevas formas de vulnerabilidad por culpa ¡°de la creciente dependencia¡± de estos sistemas de informaci¨®n: ¡°Los juegos de poder en las esferas online pueden producir consecuencias indeseables, como desempoderar a las personas por medio de la manipulaci¨®n de datos¡±. Por ejemplo, cientos de aplicaciones est¨¢n pidiendo acceso al micro del m¨®vil para espiar los movimientos de los usuarios con prop¨®sitos comerciales. Por casos como este, el manifiesto reclamaba: "El reparto de poder y responsabilidad entre las autoridades, las corporaciones y los ciudadanos se debe equilibrar de una forma m¨¢s justa".
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