Bol¨ªvar de Catalu?a, Bismarck de Espa?a
Bienvenido el vocablo 'anglocondescendencia'
Bienvenido el vocablo ¡°anglocondescendencia¡±. Acu?ado hace poco por Jos¨¦ Ignacio Torreblanca en un breve, estremecedor y justiciero art¨ªculo, este ¡°palabro¡±, como ¨¦l lo llama, es sonoro y poderoso. Polis¨¦mica y comprehensiva, la voz ¡°anglocondescendencia¡± nombra no solo ese ¡°insufrible sentimiento de superioridad anglosaj¨®n¡± que han suscitado en la prensa brit¨¢nica ( y en la estadounidense) los sucesos de Catalu?a, sino tambi¨¦n la familia de t¨®picos de ¡°politolog¨ªa en el pub¡± que aquella difunde desde hace tiempo a prop¨®sito de Espa?a.
Designa, adem¨¢s, el inocultable regocijo que muchos analistas anglosajones experimentan ante el dif¨ªcil trance que atraviesa la unidad espa?ola. Se deja ver tambi¨¦n, por cierto, cuando en otros contextos se habla de nosotros, los que en un tiempo fuimos espa?oles de Am¨¦rica. Una nota, firmada por David Gardner, editor de asuntos internacionales de Financial Times, debe leerse con la sonrisa en los labios. Afirma que ¡°vistas de lejos, las desconcertantes piruetas pol¨ªticas y los truenos ret¨®ricos con que se picotean el separatismo catal¨¢n y el centralismo espa?ol lucen a veces como un episodio de Tom y Jerry con chirridos en la banda sonora¡±.
Con ser tan hilarante como un cart¨®n animado, una y otra vez insisten los analistas en que la crisis catalana representa un desaf¨ªo a la unidad europea much¨ªsimo mayor que el planteado por el Brexit. Tal unidad se funda en el compromiso b¨¢sico de sus miembros con la democracia, la econom¨ªa de mercado y el imperio de la ley. Sin embargo, por esta vez, el sacrosanto ¡°Rule of Law¡±, tan caro al consenso liberal, pesa para los pundits muy poco a la hora de juzgar el funcionamiento de las instituciones del Estado espa?ol, obligadas por la actual crisis a garantizar la observancia de sus leyes fundamentales.
La nota de Gardner es un t¨ªpico ejemplo de anglocondescendencia al condensar can¨®nicamente el argumento, compartido por muchos otros observadores, de que la crisis m¨¢s grave que ha afrontado la democracia espa?ola desde febrero de 1981 reclama providenciales estadistas para resolverla, en lugar de tribunales y jueces como Carmen Lamela.
La noci¨®n de que se trata de un intrincado problema pol¨ªtico tan gravemente enconado que su soluci¨®n excede lo previsto por la Constituci¨®n espa?ola suele ir de la mano con la heroica imagen de un independentismo catal¨¢n trivializado hasta un punto en que se dir¨ªa que Catalu?a solo espera su Lawrence de Arabia para sacudirse el ¡°yugo¡± espa?ol, como si se tratase de beduinos del Hiyaz oprimidos por el Imperio otomano y Carles Puigdemont fuese el emir Faisal I.
Otro art¨ªculo, aparecido en The Independent, sopesa los pros y los contras econ¨®micos del proyecto separatista, para finalizar admitiendo que, a diferencia de la armoniosa partici¨®n de Checoslovaquia, una secesi¨®n catalana podr¨ªa venir seguida de un per¨ªodo de considerable turbulencia. Objeta, sin embargo, que la disrupci¨®n ser¨ªa muy corta ? apenas cosa de una d¨¦cada ?, y que tras tan breve lapso fuera de la UE, ¨¦sta atenta al soberbio desempe?o econ¨®mico que cabe esperar de una Catalu?a independiente, liberada ya de las crueles exacciones con que Espa?a la agobia, terminar¨ªa acept¨¢ndola de nuevo en su seno.?
Tan halag¨¹e?o pron¨®stico econ¨®mico y pol¨ªtico fue hecho una vez consumada la masiva estampida de empresas y entidades bancarias, quiz¨¢ uno de los disuasivos econ¨®micos de mayor peso con que ha topado la idea separatista. La suficiencia inglesa se funda en lo que Antonio Mu?oz Molina denuncia en un brillante art¨ªculo como ¡°apego perezoso a los peores estereotipos, en especial el de la herencia de la dictadura¡±. Y a?ade: ¡°Aman tanto la idea de una Espa?a rebelde en lucha contra el fascismo que no est¨¢n dispuestos a aceptar que el fascismo termin¨® hace muchos a?os¡±.
La anglocondescendencia tambi¨¦n habla franc¨¦s. Cuando lo hace, cierta inteligencia gala opta, caracter¨ªsticamente, por encomiar lo que juzga arrojada astucia pol¨ªtica de Puigdemont. Ejemplo de ello es lo que St¨¦phane Michonneau, profesor de Historia Contempor¨¢nea en la Universiad de Lille, argumenta en un art¨ªculo publicado en Lib¨¦ration. Michonneau ausculta en su pieza un momento cumbre del cart¨®n animado de Tom y Jerry: la declaraci¨®n unilateral de independencia, suspendida, inmediatamente y en el mismo acto p¨²blico por Puigdemont.
Donde todo el mundo, incluidos much¨ªsimos de sus seguidores, vio una cantinfl¨¦rica improvisaci¨®n, atrozmente fr¨ªvola e irresponsable, Michonneau nota una superlativa ¡°coherencia t¨¢ctica y estrat¨¦gica¡± que desborda las magras capacidades pol¨ªticas de los Serrano Su?er, los Yag¨¹e y los Mu?oz Grandes que, seg¨²n su parecer, todav¨ªa gobiernan Espa?a. Al detenerse en mitad del vado, se?ala el profesor franc¨¦s, el l¨ªder catal¨¢n tomaba para s¨ª el papel de interlocutor en la eventualidad de un di¨¢logo. Y se emancipaba, a continuaci¨®n, de la presi¨®n de los separatistas m¨¢s radicales. Proclamando la independencia satisface a sus bases; suspendi¨¦ndola, ¡°hace testigos a los dem¨¢s espa?oles de su voluntad de di¨¢logo para discutir la arquitectura territorial de Espa?a¡±.
"De paso", ? concluye el entendido, "se tranquiliza a las ¨¦lites catalanas con poderosos intereses, especialmente econ¨®micos, en el conjunto de la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica¡±. Y echando mano a la frase con que Niceto Alcal¨¢ Zamora apostrof¨® al l¨ªder catalanista Francesc Camb¨® en 1918, concluye:¡°[Puigdemont] es el Bol¨ªvar de Catalu?a y, al mismo tiempo, el Bismarck de Espa?a¡±. Para ser justos, Michonneau a?ade ¡ªaunque en letra muy chiquita, eso s¨ª, y muy a pie de p¨¢gina¡ª el remate de la interpelaci¨®n de Alcal¨¢ Zamora: ¡°?Imposible ser ambas personas al mismo tiempo!¡±.
Con todo, una vez llegado aqu¨ª, tuve que preguntarme si en lugar de un episodio de Tom y Jerry no estar¨ªa el profesor mirando cualquier otra pel¨ªcula.
Ibsen Mart¨ªnez es escritor. @ibsenmartinez
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Declaraci¨®n Unilateral Independencia
- Opini¨®n
- Ley Refer¨¦ndum Catalu?a
- Refer¨¦ndum 1 de Octubre
- Legislaci¨®n auton¨®mica
- Autodeterminaci¨®n
- Generalitat Catalu?a
- Refer¨¦ndum
- Catalu?a
- Elecciones
- Gobierno auton¨®mico
- Conflictos pol¨ªticos
- Comunidades aut¨®nomas
- Pol¨ªtica auton¨®mica
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Legislaci¨®n
- Espa?a
- Administraci¨®n p¨²blica
- Justicia
- Pol¨ªtica
- Proc¨¦s Independentista Catal¨¢n
- Independentismo