Ce o dos (2)
Hoy a?oramos aquellos d¨ªas del cambio de siglo en que Europa, incluida Espa?a, lider¨® las inversiones en energ¨ªas renovables
Despierta. El mundo ha cambiado. Desde que empezaste a obsesionarte con las fronteras, las identidades y dem¨¢s conceptos arcaicos de la zoolog¨ªa comparada, las emisiones de CO? han alcanzado un m¨¢ximo hist¨®rico. Llevaban unos a?os estancadas, y los economistas se congratularon de ello con pompa y propaganda, pero esa burbuja de pereza nos acaba de estallar entre las manos. Los miles de expertos que han intervenido estos d¨ªas en la Cumbre del Clima de Bonn lo han certificado por encima de toda duda razonable. Los cient¨ªficos son gente poco dada al exceso verbal, pero piensan sinceramente que el tiempo se est¨¢ agotando. Mientras dorm¨ªas tu sue?o tejido de racismo y caspa, el mundo ha cambiado. A peor.
Espa?a, por supuesto, est¨¢ fuera de la liga. Nosotros discutimos de temas esenciales como las fronteras y la identidad. No nos molesten con lo accesorio, con todas esas ecuaciones que prometen amargar la vida a nuestros hijos, nietos y dem¨¢s generaciones que hayan de venir. Nosotros somos Espa?a, troncos. Nosotros pasamos de matem¨¢ticas mientras el Mediterr¨¢neo se muere. Al fin y al cabo, el gran culpable del aumento de emisiones es China, y Alemania tampoco lo ha hecho muy bien estos a?os.
Pero la obligaci¨®n de un cient¨ªfico es mirar al futuro. Y el eje China-Alemania es, parad¨®jicamente, la esperanza de ese porvenir incierto. ¡°Si Alemania y China trabajan juntas en energ¨ªas renovables, un sistema sostenible de transportes y unas pol¨ªticas efectivas, pueden cambiar el curso global de la v¨ªa hacia un futuro de bajo carbono¡±, dicen los dos m¨¢ximos responsables de cambio clim¨¢tico de China, Jiang Kejun, y de Alemania, Brigitte Knopf, en un editorial del Nature del 2 de noviembre. Sus argumentos son poderosos.
Hoy a?oramos aquellos d¨ªas del cambio de siglo en que Europa, incluida Espa?a, lider¨® las inversiones en energ¨ªas renovables. Hoy es China quien lidera ese sector, con un 40% de su generaci¨®n energ¨¦tica producida por molinos de viento y placas solares. El gigante asi¨¢tico hasta tiene sobre la mesa una prohibici¨®n de los coches con motor de combusti¨®n. Ser¨ªa el primer pa¨ªs del mundo que se atreviera a tanto, pero quien haya paseado por Pek¨ªn oliendo el aroma de la gasolina mal quemada solo podr¨¢ apoyar esa medida. Alemania, y por arrastre el resto de Europa, podr¨¢n confiar buena parte de su crecimiento econ¨®mico a dise?ar y fabricar coches el¨¦ctricos para el inmenso mercado asi¨¢tico. Lo que haga el eje chino-alem¨¢n, en cualquier caso, marcar¨¢ la tendencia mundial, por mucho que le irrite al inquilino de la Casa Blanca y a su rompedor peluquero.
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