Renta b¨¢sica a debate
La precariedad salarial y laboral respaldan las ayudas m¨¢s prolongadas
Hay razones para defender un debate serio sobre la conveniencia de aprobar en Espa?a un modelo de renta b¨¢sica. La crisis financiera y la prolongada recesi¨®n han causado da?os graves en el bienestar social y en el mercado laboral.
Sin ¨¢nimo de exhaustividad, hay que recordar que en Espa?a hay 3,3 millones de contratos de menos de siete d¨ªas de duraci¨®n; que Espa?a es el tercer pa¨ªs de la Uni¨®n Europea donde m¨¢s ha aumentado la tasa de ciudadanos con riesgo de pobreza y exclusi¨®n social y est¨¢ creciendo el n¨²mero de inactivos (unos 300.000 en 2016). El salario medio ha vuelto a descender (datos de 2016) y la tasa de rotaci¨®n y temporalidad es desmesuradamente alta. Un ciudadano con empleo no tiene garantizado hoy que no caer¨¢ por debajo del umbral de pobreza. Estas no son las condiciones adecuadas para mantener un bienestar adecuado ni para sostener una recuperaci¨®n prolongada.
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Los c¨¢lculos de la Autoridad Fiscal Independiente (AIREF) indican que una renta b¨¢sica en Espa?a costar¨ªa entre 6.000 millones y 15.300 millones a los Presupuestos. El coste estar¨ªa en funci¨®n del n¨²mero de ciudadanos o de familias que se pretende proteger de forma espec¨ªfica: desempleados de larga duraci¨®n y j¨®venes sin empleo o sin expectativas de tenerlo o, si se orienta de ese modo, familias a las que no llega una cantidad de ingresos m¨ªnimos para su supervivencia. El debate es complejo. Una renta b¨¢sica tiene que calcular con cierta exactitud el coste de oportunidad; en ning¨²n caso puede sustituir o desincentivar la b¨²squeda activa de empleo y tiene que estar condicionada a esa b¨²squeda. Ser¨ªa necesario, adem¨¢s, definir un modelo (?individual o renta m¨ªnima familiar?), delimitar con precisi¨®n los requisitos de concesi¨®n y decidir qu¨¦ autoridad aplica la renta. Adem¨¢s, debe tenerse en cuenta que un instrumento econ¨®mico y social de esta complejidad exigir¨ªa un aparato de gesti¨®n e inspecci¨®n adecuado para evitar fraudes o duplicaciones.
El problema principal es la financiaci¨®n. Los compromisos de d¨¦ficit obstaculizan los aumentos de gasto para cobertura social; pero el impedimento principal hay que buscarlo en una pol¨ªtica de ajuste presupuestario basada casi con exclusividad en el recorte poco discriminado del gasto que viene aplicando el Gobierno.
Un debate sobre la renta b¨¢sica, oportuno hoy, recupera la necesidad de una reforma fiscal que permita aumentar los ingresos p¨²blicos para reducir el d¨¦ficit y tambi¨¦n para compensar los destrozos en las rentas medias y bajas de una recesi¨®n superada, pero no resuelta. Tarde o temprano habr¨¢ que afrontar hechos claros e incontrovertibles: es urgente buscar un consenso pol¨ªtico y social para subir los salarios; no se puede mantener un sistema fiscal en el que la recaudaci¨®n del impuesto de sociedades est¨¢ muy por debajo de su capacidad potencial; es antiecon¨®mica la estructura de tipos y de recaudaci¨®n del IVA; y nadie entiende ya por qu¨¦ la tributaci¨®n de impuestos especiales (alcohol, carburantes) est¨¢ por debajo de la media. El Estado deber¨ªa cambiar su concepci¨®n fiscal para encarar problemas como el de la renta b¨¢sica.
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