Un instrumento de intervenci¨®n
El espa?ol, con sus casi 600 millones de hablantes, representa una fuente incalculable de poder. ?Son conscientes de ello nuestros gobernantes?
A PRINCIPIOS DE 2012 viaj¨¦ a Australia, invitado por el Festival de Adelaida, y particip¨¦ en un acto organizado por el Instituto Cervantes de S¨ªdney que consisti¨® en una entrevista p¨²blica realizada en ingl¨¦s, por un escritor australiano y naturalmente dirigida a un p¨²blico australiano. Al cabo de un mes se public¨® en este peri¨®dico una carta en la que dos hispanohablantes contaban que acababan de asistir a un acto en la sede del Cervantes de S¨ªdney y que, para su indignaci¨®n, el acto se hab¨ªa celebrado en ingl¨¦s. ¡°Cre¨ªamos que el Instituto Cervantes, sostenido con el esfuerzo econ¨®mico de todos, ten¨ªa el compromiso de fomentar nuestra lengua¡±, se lamentaban; y conclu¨ªan: ¡°Resulta absurdo que el acto se desarrollara en el idioma de Shakespeare y no en el de Cervantes¡±. Aunque no se refer¨ªan a mi acto, que no se celebr¨® en la sede del Cervantes, me arrepiento de no haber escrito entonces el art¨ªculo que est¨¢n ustedes leyendo, porque esa carta refleja al parecer una opini¨®n muy extendida; la prueba es que este mismo peri¨®dico public¨® hace poco una carta semejante: en ella, otro espa?ol se quejaba de que el Cervantes de Bruselas hubiera programado una actividad en ingl¨¦s. ¡°Estamos ante un uso equivocado de los recursos destinados a la transmisi¨®n del espa?ol y su cultura¡±, sentenciaba. ?Es as¨ª? ?Debe el Cervantes realizar actividades s¨®lo en espa?ol y todo lo que no sea eso es un despilfarro? Y por cierto: ?tan importante es el Cervantes como para que hablemos tanto de ¨¦l?
La importancia del Cervantes es enorme. Es el organismo encargado de promover en el mundo la ense?anza, el estudio y el uso del mayor capital del que dispone nuestro pa¨ªs: el idioma espa?ol
La respuesta a esta ¨²ltima pregunta es sencilla: para su importancia real, del Cervantes se habla poqu¨ªsimo. La importancia del Cervantes es enorme. Lo es porque se trata del organismo encargado de promover en el mundo la ense?anza, el estudio y el uso del mayor capital del que dispone nuestro pa¨ªs: el idioma espa?ol. ¡°?Ah, si nosotros tuvi¨¦semos Am¨¦rica Latina!¡±, dicen que dec¨ªa Fran?ois Mitterrand. Y lo que quer¨ªa decir el presidente franc¨¦s es que un idioma universal como lo es el espa?ol, con sus casi 600 millones de hablantes, representa un tesoro mir¨ªfico, una fuente incalculable de poder, de influencia y de riqueza. ?Son conscientes de esta evidencia nuestros gobernantes? Obviamente, no. Si lo fueran, ya estar¨ªa en marcha uno de los proyectos m¨¢s ambiciosos que pueden proponerse los Gobiernos de habla hispana: la creaci¨®n de un Cervantes no s¨®lo espa?ol, sino del espa?ol; es decir, un Cervantes en el que participen todos los Gobiernos de los pa¨ªses donde se habla el espa?ol, lo que lo dotar¨ªa de una fuerza imbatible. Dicho esto, ?debe el Cervantes operar s¨®lo en espa?ol? La respuesta tambi¨¦n es sencilla: no. Ahora mismo el Cervantes imparte clases de espa?ol en 87 centros distribuidos en 44 pa¨ªses de todo el mundo, pero la difusi¨®n de la lengua, con ser una tarea vital, no es la ¨²nica que debe llevar a cabo el Instituto; ¨¦ste tambi¨¦n debe servir para la difusi¨®n exterior de las culturas hisp¨¢nicas (incluidas desde luego aquellas que no se expresan en espa?ol). Y si hay que hacer esto en otras lenguas, empezando por la del pa¨ªs en que se celebra el acto y acabando por el ingl¨¦s, que todav¨ªa es m¨¢s universal que el espa?ol, la obligaci¨®n del Cervantes es hacerlo. Es lo que hizo el Cervantes de Bruselas al programar el acto en ingl¨¦s del que se quejaba la segunda carta que mencion¨¦: seg¨²n recordaba el director del Instituto en su r¨¦plica, el acto fue protagonizado por la f¨ªsica Alicia Sintes, reciente premio Princesa de Asturias, y se hizo en ingl¨¦s para atraer a cient¨ªficos belgas al Instituto y mostrarles ¡°que adem¨¢s de magn¨ªficas playas tenemos grandes cient¨ªficas¡±. Y es lo que hizo el Cervantes de S¨ªdney al programar un acto realizado en ingl¨¦s, conducido por un escritor australiano y dirigido a un p¨²blico australiano con el fin de difundir en Australia los libros de este plum¨ªfero, valgan estos lo que valgan.
En resumen: el Cervantes es demasiado importante para ser s¨®lo una academia de idiomas, no digamos un gueto o un refugio folcl¨®rico o un b¨¢lsamo contra la nostalgia leg¨ªtima de los expatriados; debe ser un instrumento de intervenci¨®n de nuestra cultura en la cultura universal.?
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