El gran reto del FME
Bruselas propone un fondo que afiance el euro y un ministro de Hacienda com¨²n
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La Comisi¨®n Europea presentar¨¢ el 6 de diciembre un detallado plan de un Fondo Monetario Europeo (FME), que a imagen del FMI sirva para el rescate de pa¨ªses en crisis; reconduzca sus sistemas bancarios sin coste p¨²blico y apoye a una futura hucha presupuestaria capaz de atajar los problemas que afectan m¨¢s a unos socios que a otros (los llamados shocks asim¨¦tricos).
Ese proyecto, que hoy desvela EL PA?S, se acompa?a de otro de corte institucional que dise?a la figura del futuro ministro de Hacienda europeo, para unir en su figura las funciones de direcci¨®n econ¨®mica de la eurozona y de la UE, hoy dispersas entre la vicepresidencia de la Comisi¨®n y las presidencias del Eurogrupo y del Mecanismo de Estabilizaci¨®n Financiera (el fondo de rescate).
El doble plan es una cuesti¨®n trascendental para la UE, porque supone poner el hilo en la aguja de un reto clave: la culminaci¨®n de la uni¨®n econ¨®mica y monetaria. Sus insuficiencias estructurales estuvieron a punto de no poder evitar la cat¨¢strofe del euro cuando la Gran Recesi¨®n desencadenada en 2008/2009 se hizo profunda y reverber¨® en 2011/2012.
El momento para discutir este proyecto es el adecuado, porque el debate de los papeles previos ha sido amplio en las instituciones, de la Euroc¨¢mara al Eurogrupo, en algunos Parlamentos nacionales (no as¨ª en el Congreso de los Diputados), entre los expertos, los comit¨¦s econ¨®micos y sociales, sindicatos y patronales y c¨ªrculos universitarios. No contiene, pues, enso?aciones en el vac¨ªo.
Tambi¨¦n es oportuno pol¨ªticamente. Responde en ese ¨¢mbito a un triple envite. Primero, al de las propias instituciones comunitarias, que vienen madurando las ideas subyacentes desde hace un lustro. Segundo, a la necesidad de tener un ambicioso horizonte de pol¨ªtica econ¨®mica a medio plazo que contrarreste los regresivos planteamientos nacionalistas-populistas, de momento contenidos en las distintas convocatorias electorales de 2017, pero demasiado vitaminados. Y tercero, a la urgencia de reforzar los v¨ªnculos de la locomotora germanofrancesa en unos instantes muy delicados.
En efecto, por un lado, el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, ha hecho de la defensa de una mayor integraci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica su bandera: y eso es parte sustancial de lo mejor de la misma, que compensa otros errores de pol¨ªtica dom¨¦stica. Consolidar la expectativa de un avance europe¨ªsta es tambi¨¦n una buena receta para asegurar una regeneraci¨®n de Francia y un nuevo papel reequilibrador en el conjunto de la Uni¨®n.
Por otro, convienen ideas claras, aunque puedan resultar pol¨¦micas para algunos, que despejen la espesa complejidad de los escarceos para una alianza gubernamental en Alemania. Y que refuercen los flancos hoy m¨¢s europe¨ªstas de su abanico electoral, el cristianodem¨®crata y el socialdem¨®crata.
Entre las virtudes de los proyectos ultimados por Bruselas destaca que perge?an un punto de encuentro viable entre las ambiciosas necesidades de Francia y el pragm¨¢tico realismo alem¨¢n. Un cruce en el que Espa?a debe sentirse necesariamente c¨®moda.
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