Basta ya de excusas
La reforma de las pensiones no puede esperar m¨¢s; es un problema de Estado
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Durante los ¨²ltimos cinco a?os han menudeado las advertencias preocupadas de las organizaciones nacionales e internacionales sobre el sistema de pensiones en Espa?a. La financiaci¨®n del sistema se enfrenta a dos graves problemas dif¨ªciles de afrontar sin una reforma profunda de ingresos y gastos. Por una parte, el empleo precario no puede pagar las prestaciones de 8,3 millones de pensionistas, de forma que el Gobierno ha recurrido al Fondo de Reserva (la hucha de las pensiones). Pero la hucha est¨¢ pr¨¢cticamente vac¨ªa. Despu¨¦s de las ¨²ltimas extracciones apenas quedan 8.000 millones de los 66.000 millones iniciales; el dinero necesario para una sola paga extra m¨¢s. Despu¨¦s, habr¨¢ que recurrir a pagar pensiones con deuda.
El segundo problema es que incluso en buenas condiciones de empleo hay una presi¨®n continua e imparable en el sistema social a aumentar el gasto en pensiones. Las nuevas prestaciones, las que entran en el sistema, son siempre m¨¢s elevadas que las anteriores, las que desaparecen del sistema. Y el envejecimiento de la poblaci¨®n ¡ªla OCDE acaba de advertir de que el a?o 2050 habr¨¢ 76 jubilados por cada 100 trabajadores, frente a una proporci¨®n actual de 30 a 100¡ª aumenta sin parar el volumen de gasto, porque el aumento de la esperanza de vida ampl¨ªa el periodo de percepci¨®n.
La situaci¨®n es, sin exageraciones, cr¨ªtica. Y no porque no vayan a pagarse las pensiones ¡ªeso no suceder¨¢, pero s¨ª existe el riesgo de recortar la prestaci¨®n¡ª sino porque este es el momento para tomar decisiones si se quiere que la obligada reforma del sistema se produzca sin recortes. Sin embargo, a pesar de la premura de tiempo, de la inquietud de los pensionistas (sobre todo de los que se incorporar¨¢n al r¨¦gimen a partir de 2018) y del da?o que causa al conjunto de la econom¨ªa el recurso a la deuda, el Gobierno y el Parlamento est¨¢n actuando con una frivolidad exasperante. Tanto la comisi¨®n parlamentaria ¡ªque deb¨ªa haber entregado las recomendaciones de reforma antes del verano¡ª como la mesa del Ministerio de Empleo con los agentes sociales est¨¢n incumpliendo sus compromisos y aplazando las soluciones. Mientras la hucha (s¨ªmbolo de la crisis de financiaci¨®n) se vac¨ªa, la ministra de Empleo sigue asegurando que no pasa nada.
Las l¨ªneas b¨¢sicas de una reforma del sistema se han enunciado con reiteraci¨®n. Por el lado del gasto, hay que ampliar de forma efectiva la edad de jubilaci¨®n (el plan de la seudorreforma de Rajoy ha fracasado) y permitir que los trabajadores puedan trabajar sin merma de la pensi¨®n despu¨¦s de su jubilaci¨®n, para aumentar los ingresos. Hay que desviar el pago de algunas pensiones a presupuestos. Y por el lado de los ingresos, solo queda subir las cotizaciones de los salarios m¨¢s altos (topando la prestaci¨®n) y acabar con las inoperantes subvenciones al empleo (tarifas planas).
No se puede ni se debe perder m¨¢s tiempo. Las pensiones son un problema de Estado que la mec¨¢nica pol¨ªtica Gobierno-Parlamento-agentes sociales est¨¢ afrontando con negligencia a pesar de las se?ales de alerta. Ni valen ya las excusas ni tranquiliza a nadie el ¡°no pasa nada¡± oficial.
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