Los ¨¢ngeles europeos y suizos
En un mundo lleno de conflictos, todav¨ªa hay un amplio margen para el proceso de civilizaci¨®n
En este mundo de inmediatez, la violencia ocupa siempre las portadas. Y est¨¢ bien visto burlarse en voz baja del empe?o en el di¨¢logo, el multilateralismo, la defensa de los derechos fundamentales, la ONU o un Premio Nobel de la Paz. ?Qu¨¦ m¨¢s dan todas esas iniciativas angelicales si la dura realidad va a acabar imponi¨¦ndose sobre los buenos sentimientos? Sin embargo, un libro del que Bill Gates ha dicho que es ¡°el mejor¡± que ha le¨ªdo en toda su vida demuestra de manera magistral que la historia del mundo es la historia del declive de la violencia y que, en todo ese tiempo, el Estado, la democracia y el pensamiento humanista europeo han tenido un papel crucial.
Otro art¨ªculo del autor
En Los ¨¢ngeles que llevamos dentro, Steven Pinker, catedr¨¢tico en Harvard ¡ªe incluido por la revista Time entre las 100 personas m¨¢s influyentes del mundo¡ª re¨²ne un volumen impresionante de estudios pluridisciplinares que nos devuelven la confianza en los valores representados por Europa. Con las estad¨ªsticas en la mano, demuestra que el porcentaje de homicidios en las sociedades primitivas, tribales y feudales era muy superior a los de las sociedades hechas Estado. Y que el siglo XX, aunque fue m¨¢s asesino en t¨¦rminos absolutos, en t¨¦rminos relativos no fue el m¨¢s violento de la historia de la humanidad. Las dos guerras mundiales que devastaron Europa causaron menos muertos por cada 100.000 habitantes que muchas guerras olvidadas de Asia como la revuelta de Lushan en China en el siglo VIII y la conquista mongola del siglo XIII. Es decir, la violencia ha disminuido. Y eso es obra ¡°del proceso de civilizaci¨®n¡±, la cooperaci¨®n y los intercambios.
En estos momentos, todos los gobiernos de la UE est¨¢n preocupados por la posibilidad de un nuevo conflicto en Oriente Pr¨®ximo. Rechazan la decisi¨®n del presidente Trump de trasladar la embajada de su pa¨ªs a Jerusal¨¦n, porque defienden un acuerdo de paz con la soluci¨®n de dos Estados, uno israel¨ª y otro palestino, y la capital en Jerusal¨¦n.
Sostienen el acuerdo nuclear con Ir¨¢n e instan a reanudar las relaciones comerciales con esta potencia regional, a la que Donald Trump, en cambio, califica de Estado ¡°fan¨¢tico y patrocinador de muerte, caos y destrucci¨®n¡±. Trump tambi¨¦n est¨¢ sobreactuando frente al desaf¨ªo nuclear del r¨¦gimen de Corea del Norte, que es capaz de enviar un misil intercontinental hasta Europa o EE UU, pero que, de hacerlo, firmar¨ªa su sentencia de muerte.
Todos los gobiernos de la UE est¨¢n preocupados por la posibilidad de un nuevo conflicto en Oriente Pr¨®ximo
Siria y Yemen est¨¢n siendo destruidos por sendos conflictos armados. Pero los cr¨ªmenes de guerra ya no quedan impunes. Irak, Afganist¨¢n y Libia no se recuperan de las intervenciones militares extranjeras porque, en cada caso, el Estado que hab¨ªa, a pesar de su debilidad y de que abusara de su monopolio de la violencia leg¨ªtima, imped¨ªa una guerra total de todos contra todos. Por eso los europeos apelan hoy a ese Estado para reconstruir esos pa¨ªses y reconocer sus errores.
En otras palabras, con una actualidad llena de pruebas y promesas de des¨®rdenes en un mundo que parece m¨¢s violento que nunca, son Europa y Suiza las que marcan el paso de la historia. Europa es un viejo continente que conoce las desgracias de la guerra, como dijo en su d¨ªa en la ONU el entonces ministro franc¨¦s de Exteriores Dominique de Villepin. Suiza es un pa¨ªs neutral, que se enorgullece de hacer de embajador de buenos oficios entre Teher¨¢n y Washington. Mantiene un contingente de soldados en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas para evitar enfrentamientos que puedan reavivar una guerra siempre latente. La Cruz Roja y ACNUR, que tienen sus sedes en Ginebra, llevan a cabo misiones humanitarias para ayudar a todas las v¨ªctimas de la violencia y hacer respetar los derechos de los presos.
El Premio Nobel de la Paz acaba de ser concedido a la lucha contra la proliferaci¨®n y para lograr la abolici¨®n de las armas nucleares, encarnada en la Campa?a Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), tambi¨¦n con sede en Ginebra. Suiza coopera con numerosas ONG para formar grupos armados y militares que vigilan la aplicaci¨®n de los Convenios de Ginebra y los l¨ªmites de la guerra. Tanto la UE como Suiza se ofrecen a menudo como mediadores para defender la paz. Y todo eso no es porque s¨ª.
Todo eso se debe a que ¡°los ¨¢ngeles que llevamos dentro¡± est¨¢n ganando la guerra de la civilizaci¨®n. Puede que los viejos demonios ganen batallas, s¨ª, pero van en sentido contrario a la historia de la humanidad.
Olivier Bot es jefe de Internacional de Tribune de Gen¨¨ve.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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