El momento de enterrar el hacha de guerra

La publicaci¨®n, el viernes pasado, de las ¨²ltimas encuestas de intenci¨®n de voto en las elecciones del 21 de diciembre han confirmado lo que se esperaba: empate t¨¦cnico entre los partidos independentistas y los llamados constitucionalistas. O, lo que es lo mismo, que ser¨¢ muy complicado formar Gobierno en Catalu?a el pr¨®ximo mes de enero. Hay una cierta sensaci¨®n de agua estancada en el ambiente.

Sin entrar en los detalles de subidas y bajadas respecto a los comicios anteriores (el separatismo obtuvo 72 diputados y el unionismo 52), las encuestas auguran en esta ocasi¨®n una igualaci¨®n en torno a los 62 diputados por banda, quedando CeC Podem como una bisagra imposible de abrir una u otra puerta, ya que la mayor¨ªa en la c¨¢mara exige 68 esca?os. Todo ello, contando con que, finalmente, acuda a votar m¨¢s del 80% de los catalanes.

Ante estas circunstancias de empate, no queda m¨¢s remedio que jugar una pr¨®rroga. Aunque ser¨ªa mejor que el desempate se produjera en el tiempo a?adido de los escasos d¨ªas que quedan hasta el d¨ªa de las elecciones a que se tenga que convocar otra vez a los ciudadanos a votar. La experiencia de la repetici¨®n de elecciones generales en Espa?a en 2015 y 2016 deber¨ªa servir de ejemplo de algo que no es bueno replicar.

Los expertos suelen decir que los ¨²ltimos d¨ªas de campa?a no cambian la intenci¨®n de voto de la mayor¨ªa. Aunque s¨ª reconocen que esa ¨²ltima avalancha de actos electorales s¨ª puede influir en la participaci¨®n e incluso puede afectar negativamente a alg¨²n candidato que meta la pata a ¨²ltima hora.

Los tres partidos que han luchado contra el independentismo y la ilegalidad (PSOE, Ciudadanos y PP) han hecho un enorme esfuerzo por movilizar a la llamada mayor¨ªa silenciosa (o silenciada) que ha sufrido los efectos del separatismo en sus carnes. Y parece que lo est¨¢n consiguiendo. La duda que tienen a estas alturas es si los datos que proclaman las encuestas pueden provocar un efecto contrario al deseado: al movilizar a aquellos nacionalistas que cruzaron la frontera hacia el secesionismo en las ¨²ltimas elecciones, pero que andan ahora confundidos por la DUI y otras acciones ilegales.

Ese parece ser el objetivo de ¨²ltima hora de los partidos del bando independentista (ERC, JxCat y CUP): enfrentar el catalanismo al enemigo espa?ol que ha tomado Catalu?a con las armas del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n. En esa estrategia, ponen en duda la limpieza de las elecciones y acusan al Gobierno de hacer trampas, como si Espa?a fuera una rep¨²blica bananera.

En estos d¨ªas de pr¨®rroga, los candidatos que menos se equivoquen inclinar¨¢n la balanza hacia su lado. Un gol en contra a ¨²ltima hora ser¨ªa nefasto para cualquiera. Por eso, los partidos de cada bando deber¨ªan enterrar el hacha de guerra entre ellos y centrarse en criticar a los del otro lado.