Quimera de totalidad
Al costado del Ed¨¦n, como advert¨ªa Kundera, los regidores del para¨ªso siempre acaban edificando su peque?o Gulag
Sustituir ¡°clase obrera¡±, al modo del marxismo-leninismo, por ¡°pueblo¡± en el ¨¢mbito de la naci¨®n como sujeto de una revoluci¨®n todav¨ªa pendiente: esa fue la haza?a llevada a cabo por Ernesto Laclau comentando el axioma de Gramsci ¡°una clase no toma el poder del Estado, una clase se convierte en Estado¡±. Con el derrumbe del comunismo y con lo que quedaba de clase obrera integrada en el capitalismo ya no se trataba de aquella revoluci¨®n de hace ahora un siglo, y a¨²n so?ada en las d¨¦cadas de 1960 y 1970, sino de la conquista de la hegemon¨ªa por una voluntad nacional-popular que convierte al pueblo todo entero no solo en Estado sino en una comunidad de sentido.
Aunque parezca mentira, esta es la construcci¨®n discursiva que alienta en la toma de posici¨®n de no pocos intelectuales a favor de lo que Antonio Ba?os, cabeza de lista de la CUP en las ¨²ltimas elecciones y luego pasado a la reserva por haber reconocido el fracaso del plebiscito, defini¨® como ¡°la rebeli¨®n catalana¡±. El fin del denostado r¨¦gimen del 78 ser¨ªa el triunfo de una revoluci¨®n que liquidar¨ªa al Estado liberal-democr¨¢tico para poner en su lugar al pueblo de la naci¨®n en perfecta comuni¨®n de prop¨®sito. Fundidos naci¨®n y pueblo como sujeto revolucionario, la Rep¨²blica Catalana ser¨ªa la nueva Totalidad de la que quedar¨ªan excluidos todos los que no comulgaran con la identidad colectiva de este pueblo convertido en Estado.
En una memorable conversaci¨®n con Philip Roth, dec¨ªa Milan Kundera que el totalitarismo no era s¨®lo el infierno, sino el sue?o del para¨ªso, sue?o de un mundo en el que todos vivimos en armon¨ªa, unidos en una sola voluntad. Lo que hoy nos cuentan tantos intelectuales catalanes, y algunos emparentados, no por casualidad marxistas y hasta militantes del gran Partido de la clase obrera en sus a?os juventud y conversos ahora, en los de vejez, a la revoluci¨®n nacional-popular, es un desvar¨ªo que olvida la m¨¢s tr¨¢gica lecci¨®n de la historia europea del siglo XX: que al costado del Ed¨¦n, como advert¨ªa Kundera, los regidores del para¨ªso siempre acaban edificando su peque?o Gulag. O su peque?o Lager, que viene a ser la cara inversa de la misma quimera de totalidad.
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