Precariedad salarial
Adem¨¢s de subir el salario m¨ªnimo hace falta un pacto para elevar los sueldos
El crecimiento de la econom¨ªa, superior este a?o al 3%, no se ha traducido en un aumento coherente de los salarios. Este es un hecho incontrovertible que tiene consecuencias inmediatas (descenso del bienestar social) y a m¨¢s largo plazo, en tanto que compromete el crecimiento futuro. La evoluci¨®n de las rentas salariales presenta hoy comportamientos an¨®malos; que los nuevos contratados en 2016 cobraran como media 100 euros menos mensuales que un reci¨¦n jubilado (1.230 euros contra 1.332 respectivamente) pone de manifiesto un grave problema en la contrataci¨®n y en el equilibrio entre salarios, cotizaciones y prestaciones para los jubilados futuros. Y da la voz de alarma sobre las graves distorsiones del mercado laboral en Espa?a.
La recuperaci¨®n de la econom¨ªa se ha conseguido por el procedimiento de reducir los salarios (sobre todo, los m¨¢s bajos y los de los j¨®venes), precarizar el empleo y favorecer una productividad muy baja que genera empleos de baja calidad sin valor a?adido; pero llega un momento en que una pol¨ªtica de devaluaci¨®n salarial se convierte en un riesgo para la propia recuperaci¨®n. El hecho de que las pensiones futuras sean menos costosas porque las prestaciones correspondientes a cotizaciones m¨¢s bajas sean menores no es ni una soluci¨®n ni un consuelo. Al menos desde el a?o 2015, el Gobierno, que tanto se complace en que la econom¨ªa espa?ola ha vuelto a la senda de crecimiento, ten¨ªa que haber incentivado una pol¨ªtica de rentas compatible con el crecimiento: aumentos salariales en aquellas empresas y mercados con beneficios consistentes. Todav¨ªa no es tarde, pero las decisiones hoy deben ser inequ¨ªvocas y contundentes.
Editoriales anteriores
El presidente del Gobierno anunci¨® ayer que en 2018 habr¨¢ una subida del salario m¨ªnimo del 4%. Es una decisi¨®n acertada, porque es un impulso en la direcci¨®n correcta ¡ªa pesar de quienes sostienen que la subida acarrear¨¢ m¨¢s incertidumbre en el empleo y m¨¢s contrataci¨®n precaria¡ª, por dos razones fundamentales. La primera, porque el Gobierno emite el mensaje de que est¨¢ a favor de una subida salarial; la segunda, porque durante la crisis la diferencia entre el salario medio bruto mensual y el salario m¨ªnimo interprofesional no ha hecho sino crecer: la diferencia era de 943 euros en 2007 y en 2016 hab¨ªa subido a 1.052 euros.
Con todo, la subida anunciada se queda corta en m¨¢s de un sentido. Deber¨ªa ser mayor, por supuesto, pero el problema principal es que se necesita adem¨¢s un pacto social, impulsado pol¨ªticamente por el Gobierno, para subir los salarios en convenio de forma estable durante los pr¨®ximos a?os. El Ejecutivo tiene recursos para impulsarlo, si as¨ª lo desea, por m¨¢s que la negociaci¨®n sea entre los agentes sociales. Y, al mismo tiempo, hay que actuar tanto por la v¨ªa de frenar la precarizaci¨®n de los contratos como por la de proceder a una reforma con profundidad del sistema de pensiones; reforma que se eterniza en el tiempo sin resultados a pesar de las inequ¨ªvocas se?ales de crisis de la financiaci¨®n. La econom¨ªa espa?ola necesita una nueva pol¨ªtica salarial con car¨¢cter inmediato; y la necesitaba ya dos a?os atr¨¢s.
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