Regular hasta el n¨²mero de perchas
En las regulaciones administrativas de los apartamentos vacacionales abundan los requisitos sin sentido cuando lo que importa es el crecimiento ordenado
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El nuevo alojamiento vacacional ¡ªtipo Airbnb¡ª ha disparado las alarmas. Los Ayuntamientos ven c¨®mo el centro de las ciudades se convierte en un parque de atracciones para extranjeros; los vecinos soportan un trasiego constante de extra?os y los hoteleros ven amenazado su negocio. Todos est¨¢n nerviosos, menos los turistas y los propietarios de los pisos.
El r¨¢pido crecimiento de las viviendas tur¨ªsticas es un fen¨®meno social de m¨²ltiples consecuencias, algunas nocivas. Por tanto, corresponde a las autoridades regularlo en aras al bien com¨²n, no de intereses particulares, sean estos los de las comunidades de vecinos o los hoteleros, exclusivamente. Eso es lo que parecen olvidar algunas comunidades aut¨®nomas que han aprobado, o est¨¢n en trance de aprobar, la normativa que regula estos apartamentos, y que argumentan bas¨¢ndose en razones fiscales. Claro que toda actividad que genere un ingreso debe tributar, pero ese principio no parece estar detr¨¢s de muchos requisitos cuyo incumplimiento conlleva sanciones de hasta 300.000 euros.
Por ejemplo, Andaluc¨ªa. La Junta exige que los apartamentos que se anuncien en alguna plataforma ¡ªla forma m¨¢s habitual de contratar¡ª tengan aire acondicionado en todas las habitaciones. Da igual que la habitaci¨®n sea grande o peque?a, que est¨¦ en Sierra Nevada o en el desierto de Almer¨ªa. Cabe preguntarse qu¨¦ l¨®gica hay detr¨¢s de semejante exigencia, por otra parte tan poco respetuosa con el medio ambiente. O de que Canarias y Asturias obliguen a que haya l¨¢mparas en las mesillas de noche; que en Navarra el due?o deba permanecer en la localidad mientras alquila la casa, y que Baleares y otras comunidades exijan atenci¨®n telef¨®nica las 24 horas. M¨¢s que medidas tendentes a garantizar la sostenibilidad o la seguridad ¡ªotras, como el seguro de responsabilidad civil o tener extintor s¨ª lo son¡ª parecen murallas de defensa de la industria hotelera.
Algunos gobiernos se han escudado en la necesidad de hacer aflorar alquileres en negro, pero eso cuadra dif¨ªcilmente con que las transacciones se realizan mediante transferencias bancarias. Y desde luego casa poco con otras exigencias excesivamente minuciosas. ?De verdad hay que llegar a citar las perchas en una normativa legal? Puestos a eso, ?cu¨¢ntas perchas tiene que tener un armario para poder alquilar la vivienda? Pr¨¢cticamente todas las comunidades exigen un registro, pero si pretenden controlar este nuevo mercado ser¨ªa bueno facilitar los tr¨¢mites. Igual que ser¨ªa bueno revisar la Ley de Arrendamientos Urbanos para que este nuevo negocio no meng¨¹e el ya peque?o mercado de alquiler de vivienda permanente. Porque, aunque la casu¨ªstica es infinita, hay quien ha visto en el modelo de Airbnb no solo una forma de ganar m¨¢s dinero, sino de alejarse del riesgo de inquilinos morosos y poder disponer de la vivienda.
M¨¢s que pararse en requisitos sin sentido, las autoridades deber¨ªan garantizar el crecimiento ordenado de los nuevos negocios y la adecuaci¨®n de los cl¨¢sicos para que ambos sumen.
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