La inconmensurable (y amenazada) belleza de La Ant¨¢rtida
Aunque menos evidente que en el ?rtico, el cambio clim¨¢tico tambi¨¦n empieza a dejar sus huellas en la periferia del continente
Esta nueva entrada del blog es reivindicativa. En esta ocasi¨®n quiero escribir unas l¨ªneas sobre uno de los aspectos de la Ant¨¢rtida a los que m¨¢s se refieren todos los que han estado all¨ª: la inconmensurable belleza del continente blanco. Las tres fotograf¨ªas que he seleccionado para ilustrar este peque?o texto son un fiel reflejo de esa propiedad intr¨ªnseca a los paisajes ant¨¢rticos. Todas ellas son del fot¨®grafo y monta?ero Javier Urb¨®n, que en 2016 tuvo el privilegio de navegar tres semanas entre hielos por las Shetland del Sur y la Pen¨ªnsula Ant¨¢rtica, y que ahora en 2018 vuelve all¨ª como participante de la XXXI Campa?a Ant¨¢rtica Espa?ola. Esta vez navegar¨¢ en el BIO Hesp¨¦rides, y le tendr¨¦ como compa?ero de viaje durante parte de la traves¨ªa.
Javier ya est¨¢ curtido en viajes a lugares del mundo particularmente bellos, como el Himalaya o la cordillera de los Andes, pero me confesaba hace poco que nada le ha impresionado m¨¢s que los paisajes helados de la Ant¨¢rtida. Es justamente esa belleza la que ejerce una hipn¨®tica atracci¨®n en todos aquellos que han visitado aquellos inh¨®spitos parajes, lo que les impulsa a querer repetir. No conozco todav¨ªa a ning¨²n ¡°ant¨¢rtico¡± que me haya dicho que no quiera volver all¨ª, y eso que todos con los que ha hablado me han insistido en los malos ratos ¨Ccon vomitonas incluidas¨Cque han pasado al cruzar el Drake o al estar sometidos muchos d¨ªas seguidos a las inclemencias meteorol¨®gicas.
La belleza de la Naturaleza ¨Cque en la Ant¨¢rtida, como dije, alcanza su m¨¢xima expresi¨®n¨C es un indicador fiable de la salud del planeta. La degradaci¨®n medioambiental va paralela a la destrucci¨®n de entornos bellos. Lamentablemente, tenemos muchos ejemplos en la Tierra ¨Ccada vez m¨¢s¨C donde es perceptible el deterioro al que estamos sometiendo el medio natural. El cambio clim¨¢tico acelera ese proceso degenerativo, lo que deber¨ªa hacernos reflexionar sobre la deriva que est¨¢ tomando nuestra sociedad tecnol¨®gica y tomar de una vez cartas en el asunto. La Ant¨¢rtida todav¨ªa no est¨¢ sufriendo esa degradaci¨®n acelerada, pero su belleza est¨¢ amenazada.
En la portada de la edici¨®n en espa?ol de la revista National Geographic (NG) del pasado mes de julio aparec¨ªa en grandes caracteres el siguiente titular: ¡°Ant¨¢rtida. La belleza que se va¡±. As¨ª se anunciaba un informe especial sobre el continente blanco, profusamente ilustrado (tal y como es costumbre en esa centenaria publicaci¨®n), que tambi¨¦n apareci¨® publicado en NG Espa?a, pero que en este caso utiliz¨® como reclamo de portada la frase ¡°Se funde la Ant¨¢rtida¡±, junto a la fotograf¨ªa de un bello iceberg ant¨¢rtico del canal de Lemaire. A diferencia de lo que est¨¢ pasando en el ?rtico, en la Ant¨¢rtida la p¨¦rdida de hielo no es tan evidente, aunque hay lugares ¨Cprincipalmente de su periferia¨C donde empiezan a manifestarse algunos cambios que no se pueden desvincular del cambio clim¨¢tico. Las reiteradas roturas de plataformas de hielo o la gigantesca polinia (laguna de agua de fusi¨®n) que se form¨® la pasada primavera austral en la banquisa del mar de Weddell, son ejemplos de esa belleza ant¨¢rtica amenazada. Si el cambio clim¨¢tico va m¨¢s, la degradaci¨®n all¨ª comenzar¨¢ tambi¨¦n a ser evidente.
Hay que confiar en que no llegaremos a presenciar con nuestros propios ojos el desmoronamiento de la cautivadora belleza ant¨¢rtica. Termino con el alegato que el ge¨®grafo y antiguo presidente del Comit¨¦ Nacional del SCAR (Comit¨¦ Cient¨ªfico de Investigaci¨®n Ant¨¢rtica), Eduardo Martinez de Pis¨®n, hac¨ªa en el pr¨®logo del libro ¡°La Ant¨¢rtida. Catedral de hielo¡±, de Antonio Calvo Roy, al indicar al lector la obligaci¨®n de preservar los paisajes ant¨¢rticos ¨Cy la Naturaleza, en general¨C como nos han sido legados y de defender lo que Neruda llamar¨ªa ¡°catedral de azules enterrados, sacudimiento de cristal azul, ojo del mar cubierto por la nieve¡±.
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