Lo importante
Siempre me ha pasmado la ceguera que tantos gestores parecen mostrar ante la necesidad que los humanos tenemos del arte y la belleza.
TERMIN? EL A?O asistiendo a una entrega de premios literarios. Fue toda una experiencia. Se trataba del primer certamen de relato corto para alumnos de los CEPA (o sea, de los centros p¨²blicos para la educaci¨®n de adultos) de la Comunidad de Madrid. Antes la educaci¨®n de adultos cubr¨ªa tres frentes: primero, los estudios b¨¢sicos para obtener un t¨ªtulo oficial de primaria, secundaria o formaci¨®n profesional; segundo, la ense?anza del espa?ol como lengua extranjera para los que no saben nuestro idioma y quiz¨¢ ni siquiera est¨¦n alfabetizados en su lengua materna; y por ¨²ltimo, herramientas para el desarrollo y la participaci¨®n, dos horas semanales de clases abiertas en diversas disciplinas, desde inform¨¢tica e ingl¨¦s hasta historia del arte o literatura. Con la crisis, la Comunidad de Madrid decidi¨® que esta tercera pata era prescindible y quit¨® esas clases, demostrando as¨ª una vez m¨¢s la poca importancia que el poder en general y este Gobierno en particular le dan a la cultura, al arte y al desarrollo de la creatividad, es decir, a todas esas actividades cuyo beneficio no es mensurable y que por consiguiente ellos consideran poco menos que in¨²tiles.
Una antigua leyenda ¨¢rabe cuenta que un mercader viaj¨® a la ciudad el d¨ªa de mercado para hacer sus negocios. Al entrar por la ma?ana en el recinto amurallado se top¨® con un mendigo que ped¨ªa limosna y, como era hombre piadoso, le dio dos monedas de cobre. Muchas horas despu¨¦s, comprado y vendido todo el g¨¦nero, el mercader abandon¨® la ciudad y al volver a cruzarse con el mendigo le pregunt¨®: ¡°?Qu¨¦ hiciste con las monedas que te di?¡±. A lo que ¨¦ste contest¨®: ¡°Con una moneda compr¨¦ pan, para tener con qu¨¦ vivir, y con la otra compr¨¦ una rosa, para tener por qu¨¦ vivir¡±. Siempre me ha pasmado la ceguera que tantos gestores parecen mostrar ante la necesidad que los humanos tenemos de esas cosas tan innecesarias que son el arte y la belleza. Por ejemplo, estoy convencida de que residir en un lugar hermoso, que tu barrio sea bonito, en fin, hace descender la criminalidad y la violencia. De hecho, diversos estudios demuestran que un entorno feo y sucio multiplica el vandalismo callejero, mientras que las zonas cuidadas y bien mantenidas lo rebajan. Lo cual es pura l¨®gica.
La sociedad est¨¢ compuesta por millones de personas que toman millones de modestas decisiones al d¨ªa y que pueden producir grandes efectos en la vida de los dem¨¢s
Por fortuna, la sociedad est¨¢ compuesta por millones de personas que toman millones de modestas decisiones al d¨ªa y que, con sus actitudes, pueden producir grandes efectos en la vida de los dem¨¢s. Muchos CEPA mantuvieron a trancas y barrancas estas actividades a trav¨¦s de las asociaciones de alumnos y profesores, que pagaban una cuota m¨ªnima para poder costear a un docente. Y han podido ir recuperando algunas de las ense?anzas, como ingl¨¦s e inform¨¢tica. Pero como la literatura y el arte siguen sin estar reconocidos oficialmente, a Laura G. Matar¨ªn, directora del CEPA de Pozuelo, una profesora vocacional y espl¨¦ndida, se le ocurri¨® la idea de organizar este certamen ¡°para que la Administraci¨®n no se olvide de que la literatura existe¡±. Los cuentos deb¨ªan responder a la premisa ¡°Tengo hambre de¡¡±. Recibieron 157 textos de todos los niveles: participaron desde discapacitados hasta presos.
Hab¨ªa cuatro premios y ganaron cuatro mujeres, que salieron y leyeron sus escritos. Eran buenos, y lo digo sin paternalismo. La campeona del CEPA de Pozuelo fue Mariluz Fern¨¢ndez: la nombro porque se lo merece. Pero la primera en subir fue la vencedora de la Comunidad, Ana Magdalena del Prado, una mujer de mediana edad que empez¨® a llorar nada m¨¢s poner el pie en el escenario. Llorando ley¨® su precioso, conmovedor y muy literario texto, que hablaba de c¨®mo la cultura y la belleza de las palabras pueden salvarte. Dio las gracias por el premio, dijo que era el logro de su vida, que por fin lo hab¨ªa conseguido. La felicidad iluminaba sus incesantes l¨¢grimas; no creo que el ganador de un Nobel pueda experimentar una dicha mayor. Y me parece que todos percibimos la hondura del momento, que todos sentimos que era justa su emoci¨®n, que era muy merecida, que se trataba de un premio en efecto muy grande. No hay galard¨®n m¨¢s importante que aquel capaz de cambiar tu destino. Para que luego digan que la literatura no sirve para nada.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.