La caducidad de las palabras

Igual que los memes, algunos conceptos del debate p¨²blico pierden r¨¢pidamente su efecto. Unos porque se usan de manera indiscriminada, especialmente en los medios, y su sentido se pierde entre exageraciones y generalizaciones (todo lo que no me gusta es posverdad o fake news). Otros porque los secuestran radicales y los estigmatizan. La correcci¨®n pol¨ªtica, el populismo e incluso la libertad de expresi¨®n son conceptos que ha usado la derecha de manera tan despectiva y exagerada que la izquierda tiene cuidado a la hora de usarlos. Uno podr¨ªa argumentar que precisamente no los usa por correcci¨®n pol¨ªtica, pero es cierto que el lenguaje pol¨ªtico est¨¢ cargado de minas. El uso de determinados conceptos te coloca en un lado del espectro y bloquea determinados debates. ?C¨®mo debatir sobre el populismo si consideramos populista cualquier demagogia, o lo usamos para negar la existencia de alternativas al statu quo?

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El ling¨¹ista John McWhorter afirma que los eufemismos son como la ropa interior: hay que cambiarla a menudo. Esto no siempre gusta. Los cr¨ªticos con la correcci¨®n pol¨ªtica siempre se quejan de la neolengua: ?y ahora c¨®mo dices que hay que llamar a los discapacitados? Esto ocurre porque los cambios de opini¨®n y pensamiento son mucho m¨¢s lentos que los cambios de palabras. ¡°En una sociedad ling¨¹¨ªsticamente madura¡±, afirma McWhorter, ¡°deber¨ªamos asumir que los conceptos que utilizamos para ayudarnos a avanzar en nuevas formas de pensamiento requieren de un recambio peri¨®dico.¡±

Sin embargo en el debate pol¨ªtico, especialmente a partir de las redes sociales, saturamos o anulamos conceptos que son dif¨ªciles de reemplazar. La consecuencia es que dejamos de debatir sobre populismo, posverdad o nacionalismo porque son conceptos muy cargados simb¨®licamente.

Con el conflicto catal¨¢n ha surgido un debate entre democracia y ley, y entre legalidad y legitimidad. Hay quienes han defendido que la voluntad democr¨¢tica del pueblo est¨¢ por delante de las leyes. La defensa de la legalidad se ve como una la defensa del statu quo, un obst¨¢culo para la democracia. Es exactamente lo contrario. Como afirma Manuel Toscano, profesor de filosof¨ªa moral en la Universidad de M¨¢laga, ¡°el imperio de la ley es un valor moral; mejor dicho, es un ideal ¨¦tico-pol¨ªtico acerca de c¨®mo los hombres libres deben gobernarse.¡± Sin ley no hay democracia y, sin embargo, muchos nos volvemos un poco anarquistas cuando o¨ªmos hablar de ley. Suena a algo acartonado, poco atractivo y restrictivo.

Hay conceptos que siempre necesitan de un disclaimer, de matices que completen su sentido real, o el sentido que le quiere dar cada uno. ?Di¨¢logo c¨®mo? ?Libertad en qu¨¦ sentido? ?Democracia plebiscitaria y directa o representativa? Tiene raz¨®n ??igo Errej¨®n cuando afirma que el discurso es terreno de combate. Pero eso significa que las palabras son sus armas, algo exclusivamente instrumental. Es dif¨ªcil explicar lo que describen esas palabras si las usamos solo para lanzarlas al adversario pol¨ªtico.