La Guerra de las Falacias

La princesa Leia Arrimada ha obtenido una victoria importante en la estrella de Tabarnia pero la galaxia Hispania ¨Cgalaxi¨®n de naciones, insisten sus d¨ªscolos habitantes¨C est¨¢ bajo el acoso de las tropas del general Puigpatine, exiliado en Brussels, un viejo sat¨¦lite de Hispania que sirve de refugio a numerosos delincuentes aprovechando el pasado conflictivo con la metr¨®poli. Aunque Puigpatine, el oscuro jefe de las tropas rebeldes Sith per Cat, desaf¨ªa desde all¨ª las leyes del Senado, en realidad se propone romper Hispania.

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Muchos creen que puede ser el final una de las galaxias m¨¢s antiguas del sistema occidental; porque adem¨¢s el Conde Pabloo, Lord Tyranus, ve una oportunidad para acabar con el R¨¦gimen del 78, su vieja aspiraci¨®n subversiva, al socaire de Puigpatine. Esto dificulta la operaci¨®n de la princesa Leia Arrimada reclamando al Senado de Tabarnia que ella presida la instituci¨®n. Cuenta con Susamidala, reina de Naboonluc¨ªa, territorio fiel a las esencias; pero la izquierda del Senado mantiene un siniestra afinidad con los nacionalistas de Puigpatine desde los a?os de Snoke Pu-Jol; y as¨ª ha sido hasta el droid C3Piceta programado para las relaciones interhumanas imposibles en un mundo partido en dos.

La situaci¨®n es dif¨ªcil pero Obi Wan Josemari cree que el entrenamiento del joven padawan Albert Skywalker hace amanecer una nueva esperanza, decepcionados con las estrategias de Mariannakin que da se?ales de no tener capacidad de respuesta ante el lado oscuro de la fuerza. Adem¨¢s su wookie Albiol ha llevado a la tribu de gaviotos a un desastre. Sin embargo, otro conflicto se cruza en la estrategia de Puigpatine, que tiene la mayor¨ªa en el Senado de Tabarnia liderando la dinast¨ªa convergente de Snoke Pu-Jol, maestro de Mas Sidious, su mentor. El Jabba Junquera no est¨¢ dispuesto a que se lidere la batalla contra la galaxia Hispania desde el exterior, y aspira a regresar de la luna carcelaria Estremera con su tribu esquerriense. Esto rompe la unidad, con agitadores como Kylo Rull o el dicharachero Jar Jar Rufi¨¢n, convertido en un peligro constante a golpe de tuits, o la cazarrecompensas Janga Rivera. El doble frente complica las cosas, con una intensa campa?a de manipulaci¨®n. Se anuncia la batalla definitiva de ¡®La Guerra de las Falacias¡¯.

A decir verdad, aunque lo parezca, no se trata de un juego. Claro que qui¨¦n quiere juegos cuando es m¨¢s apasionante el espect¨¢culo cotidiano. El mejor gui¨®n se escribe cada d¨ªa en los diarios. Y precisamente entre los peligros mayores del proc¨¦s est¨¢ la juguetizaci¨®n de la realidad. Eso es parte misma de la fuga del Principio de Realidad. Parece como si la sedici¨®n, la ruptura de la legalidad o la negaci¨®n de la mitad de la sociedad s¨®lo fuesen cosas anecd¨®ticas. Despu¨¦s ellos mismos ¨Cante el exilio o la c¨¢rcel¨C act¨²an como si las consecuencias fueran inveros¨ªmiles. De hecho, desde la manipulaci¨®n medi¨¢tica subvencionada al filibusterismo parlamentario, todo se ha juguetizado, desposeyendo a la realidad de sus significados dram¨¢ticos. De esos polvos, esta guerra. La guerra de las falacias.