Un horizonte compartido de pa¨ªs
Cuando se cumplen 40 a?os de la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n es un buen momento para que las fuerzas pol¨ªticas acuerden un objetivo com¨²n en un proyecto para legar a quienes nacen ahora otros 40 a?os que merezcan la pena
Se cumplen 40 a?os de la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n, el instante originario de la recuperaci¨®n democr¨¢tica en Espa?a tras cuatro d¨¦cadas de dictadura. El a?o 2018 ser¨¢ probablemente un a?o de balances sobre el resultado de este recorrido democr¨¢tico.
Es innegable que, desde la perspectiva hist¨®rica el balance solo puede ser positivo. El sistema nacido en el a?o 1978 y las decisiones que tanto la sociedad espa?ola como sus diferentes Gobiernos ¡ªcon aciertos y errores¡ª han ido tomando en estas cuatro d¨¦cadas han llevado a nuestro pa¨ªs a la mejor situaci¨®n de toda su historia.
Espa?a es hoy un Estado destacado dentro del mejor marco pol¨ªtico existente en toda la geograf¨ªa y la historia humana, la Uni¨®n Europea. Est¨¢ situado entre los 20 mejores de la OCDE en calidad democr¨¢tica y calidad de vida y entre los 30 m¨¢s avanzados del mundo en el ?ndice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas. Es un pa¨ªs que ha experimentado incrementos notables de esperanza de vida (de 74,5 a?os de media en 1978 a 83 en 2017), que ha mejorado sustancialmente sus indicadores de igualdad, que ha alcanzado cotas de desarrollo y cohesi¨®n social, de derechos y libertades p¨²blicas que no eran siquiera imaginables en los comienzos de la democracia.
El recorrido realizado en estas cuatro d¨¦cadas se puede equiparar perfectamente al que iniciaron 33 a?os antes la mayor¨ªa de los Estados de Europa Occidental con la victoria aliada en la II Guerra Mundial.
Es por tanto evidente que en la evaluaci¨®n de estos 40 a?os hay muchas m¨¢s luces que sombras. Y en ese sentido, resultan llamativas las apelaciones despectivas contra eso que algunos denominan sombr¨ªamente ¡°el r¨¦gimen del 78¡±. Apelaciones realizadas precisamente por miembros de la generaci¨®n nacida a las puertas de la democracia o en la democracia misma, la principal beneficiada por aquel acuerdo pol¨ªtico, la que mejores condiciones y oportunidades ha tenido de cuantas haya habido en Espa?a. Ninguna lo tuvo mejor antes. Ninguna recorri¨® 40 a?os as¨ª ¡ªpaz y desarrollo, democracia ininterrumpida, derechos y libertades¡ª como los que han vivido quienes nacieron a partir de los a?os setenta.
De mi generaci¨®n se esperar¨ªa algo m¨¢s que un torrente de cr¨ªticas al pasado
De dicha generaci¨®n ¡ªla m¨ªa¡ª se esperar¨ªa algo m¨¢s que un torrente de cr¨ªticas al pasado. En primer lugar, se esperar¨ªa la demostraci¨®n de alguna capacidad para relatar un proyecto completo de pa¨ªs. En segundo lugar, capacidad para llevarlo al campo del acuerdo pol¨ªtico y, finalmente, voluntad de consenso de un horizonte com¨²n para la Espa?a de los pr¨®ximos 40 a?os. ?Es mucho pedir a nuestras fuerzas pol¨ªticas un horizonte compartido? ?Tienen capacidad para relatar cada uno el suyo para despu¨¦s ponerse de acuerdo en uno com¨²n?
Porque establecido el objetivo de pa¨ªs, la deliberaci¨®n pol¨ªtica queda para lo que debe, para el debate de cu¨¢les son los mejores caminos para alcanzarlo, cu¨¢les las mejores medidas, los marcos regulatorios y las leyes m¨¢s eficaces, la distribuci¨®n fiscal y la presupuestaria. Es decir, discutir sobre los distintos retos, sobre las distintas materias y los distintos asuntos, pero sabiendo para qu¨¦.
Sin embargo, es precisamente eso lo que m¨¢s se echa en falta, un horizonte hacia el que apuntar. Y mientras lo echamos en falta, Espa?a va acumulando retos suficientes como para plantearse adem¨¢s si est¨¢ centrando el debate pol¨ªtico en sus propias prioridades.
En 1978 las diferentes formaciones pol¨ªticas consiguieron definir un objetivo de pa¨ªs
El pa¨ªs se la juega en retos que, en algunos casos, son compartidos con los pa¨ªses de nuestro entorno y en otros son problem¨¢ticas propias producto de din¨¢micas end¨®genas negativas. Y de la resoluci¨®n de los mismos depender¨¢ que las generaciones futuras tengan otros 40 a?os de desarrollo y avances como los vividos en Espa?a en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas.
La competitividad por valor a?adido de la econom¨ªa y la calidad del empleo. La sostenibilidad medioambiental de nuestro modelo de desarrollo. La transformaci¨®n rob¨®tica y digital de la cuarta revoluci¨®n tecnol¨®gica y sus inmensos desaf¨ªos ¨¦ticos y jur¨ªdicos en las relaciones humanas. El reto migratorio y demogr¨¢fico de una Espa?a envejecida y la sostenibilidad de un funcionamiento eficaz de los servicios p¨²blicos. La cohesi¨®n social que, en parte, se deriva de ello. La cohesi¨®n territorial. La brecha creciente entre la realidad urbana y la realidad rural. La definici¨®n de nuestra ciudadan¨ªa, su significado y sus l¨ªmites, nuestros derechos y obligaciones, nuestras libertades p¨²blicas. La igualdad plena de las mujeres en una sociedad libre de asesinatos machistas y violencia de g¨¦nero.
Son s¨®lo algunos ejemplos. Indudablemente, hay muchos m¨¢s. Ejemplos de todo lo que se trata, en la conversaci¨®n p¨²blica espa?ola, mucho menos y con menos profundidad de lo que deber¨ªa. No son temas con quiz¨¢ tanto atractivo como el que sorprendentemente ha tenido la cabalgata de Vallecas, pero son los retos donde el pa¨ªs se la juega. Es probable que merezcan m¨¢s demanda y m¨¢s atenci¨®n.
Quiz¨¢ el d¨¦ficit de contenidos que vivimos obedezca, en parte, a que carecemos de un horizonte compartido de pa¨ªs que delimite y ordene las prioridades de la deliberaci¨®n pol¨ªtica y la conversaci¨®n p¨²blica.
En 1978, las diferentes formaciones pol¨ªticas consiguieron definir, pactar e implementar un objetivo de pa¨ªs al que supieron llevar a la gran mayor¨ªa de la sociedad espa?ola; una democracia asentada y un estado social y de derecho modernizado en una Espa?a que funcionara dentro del marco de la Uni¨®n Europea.
En el a?o 2018 tambi¨¦n se podr¨ªa plantear un horizonte compartido, un pa¨ªs con una econom¨ªa altamente competitiva por valor a?adido, formaci¨®n y tecnolog¨ªa, con niveles elevados de cohesi¨®n social y de igualdad, donde la condici¨®n de ciudadan¨ªa fuera la m¨¢s avanzada del mundo en derechos, obligaciones y libertades p¨²blicas.
Cuando se cumplen 40 a?os de la aprobaci¨®n de la Constituci¨®n, ese ser¨ªa el mejor compromiso de las principales fuerzas pol¨ªticas con el futuro de la sociedad espa?ola; acordar un horizonte compartido de pa¨ªs. Un objetivo com¨²n en el que los principales dirigentes pol¨ªticos podr¨ªan demostrar que son capaces de encontrarse y de hacer que nos encontremos. Una idea hacia la que caminar. Una idea que ordene y oriente el debate p¨²blico. Un proyecto de pa¨ªs para legar a quienes est¨¢n naciendo ahora otros 40 a?os que merezcan la pena. Cuatro d¨¦cadas m¨¢s. Mejores, incluso, que las ¨²ltimas cuatro.
Eduardo Madina es exdiputado socialista en el Congreso.
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