Provincianismos
Frente al patriotismo, siempre colorido y pasional, el cosmopolitismo se enfrenta a la fatigosa tarea de excitar la imaginaci¨®n sin demagogias
Quiz¨¢ 2017 se recuerde como el a?o en el que el mundo exterior desapareci¨® para los espa?oles. La saturaci¨®n de la ret¨®rica patri¨®tica y del pensamiento local vino acompa?ada de la intenci¨®n decidida de limitar nuestras preocupaciones al interior de la frontera. Mientras, otros colegas europeos, como Macron, encadenan viajes diplom¨¢ticos, visitas sobre el terreno y otros proyectos internacionales, esforzados por reconocer que vivimos en un mundo complejo e interconectado. As¨ª lo expresaba en una consigna durante su viaje a China: ¡°France is back, Europe is back¡±.
Limitar la mirada a tu pa¨ªs termina por subvertir los valores que lo mantienen cohesionado. Por eso el presidente galo, tanto como nuestros vecinos portugueses, han entendido que el tiempo de crear hegemon¨ªas ha pasado a mejor vida y es el momento de estar para influir. Son conscientes de que las hegemon¨ªas fracturan y que, por el contrario, la l¨®gica de la influencia teje alianzas al construirse sobre la aceptaci¨®n del otro, admitiendo que todos formamos parte del colectivo. Portugal sabe que no se necesita una refundaci¨®n nacional para llevar su voz a los centros de poder internacionales, y as¨ª, ha colocado a sus pol¨ªticos en el ¨¢rea de influencia m¨¢s importante del planeta: secretar¨ªa General de la ONU, presidencia del Eurogrupo y vicepresidencia del Banco Central Europeo.
Pero en Espa?a algunos representantes piensan que hacer pol¨ªtica es predicar los dogmas de su catecismo, y otros se regodean imbuidos de la estrechez emocional de su parroquianismo. Y hay aqu¨ª dos tipos ideales: el ¡°provincianismo del bur¨®crata¡±, simbolizado por Rajoy, y el ¡°provincianismo del redentor¡±, encarnado en Puigdemont. El primero piensa que la pol¨ªtica es s¨®lo nacional, y que la exterior es un puro tr¨¢mite tecnocr¨¢tico. Por su parte, el ansiado president 2.0 contin¨²a absorbido en su exaltaci¨®n egoc¨¦ntrica paseando y exhibiendo su orgullo y provincianismo disfrazado de pintoresco ¨ªdolo, por mucho que est¨¦ en Bruselas y hable idiomas. Porque frente al patriotismo, siempre colorido y pasional, el cosmopolitismo se enfrenta a la fatigosa tarea de excitar la imaginaci¨®n sin demagogias. Y ah¨ª, ni uno ni otro est¨¢n a la altura. @MariamMartinezB
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