Detectar signos de maltrato desde la consulta del pediatra
P¨¦rdida de apetito, tristeza, dolores de tripa o de cabeza... Los profesionales que trabajamos con ni?os debemos estar atentos a las se?ales de alarma
Cuando hablamos de violencia de g¨¦nero o violencia machista, r¨¢pido nos fijamos en la mujer agredida, terrorismo invisible que genera al cabo del a?o muchas v¨ªctimas, siempre demasiadas. Cuando la prensa o los telediarios hablan de estos casos citan de soslayo si la mujer deja hijos o si estaban presentes, pero queda como un dato m¨¢s al lado de la edad o de la procedencia de la pareja.
Los hijos son protagonistas de los malos tratos desde el primer d¨ªa, viven los desdenes y bofetadas, lloran por la impotencia y el miedo ante el agresor al que llaman pap¨¢ y sin embargo solo es la punta del iceberg. Los ni?os todo lo observan y absorben como esponjas, les afecta en su desarrollo y en su potencial y lo peor de todo es que no pueden quejarse... ?O s¨ª?
Los ni?os que sufren emiten se?ales, avisan, dan la alarma, pero su lenguaje no se adapta a las costumbres de la sociedad en la que todav¨ªa nadie les ha informado de sus derechos y sus mecanismos, ni siquiera saben lo que es el 016 el 112 o si pueden confiar en esa mujer, su madre que tambi¨¦n llora, pero no hace nada. Piensan que hay que sufrir en silencio igual que lo hace ella, su referente. Mientras, el ni?o entiende que algo no va bien y emite se?ales.
Se fijan las noticias en los casos extremos, los aparatosos, los que pueden llenar minutos de televisi¨®n o p¨¢ginas del diario, pero son un porcentaje menor de lo que es el maltrato infantil, casos que no salen a la luz p¨²blica porque se producen en el ¨¢mbito privado: malos modos, rega?inas de mano larga, abandonos, castigos, e incluso otros inherentes a la situaci¨®n de pobreza como el hambre y la desnutrici¨®n. Sin olvidar los producidos en el colegio por iguales o por mayores alterados. El ni?o est¨¢ expuesto a una sociedad que no es amigable con la infancia. Mientras, sigue dando informaci¨®n a su entorno de lo que le sucede.
?C¨®mo puede detectar la sociedad esas se?ales que emiten los peques en su torpe lenguaje? ?Cu¨¢les son esas se?ales y quien es el profesional adecuado para interpretarlas?
El ni?o triste es una sirena de emergencia emitiendo luz intermitente de SOS, solo hay que estar atento. El profesor, el entrenador, el cuidador del comedor escolar y c¨®mo no, la enfermera o el pediatra, cualesquiera que sean los profesionales que trabajamos alrededor del ni?o, tenemos que estar atentos y conocedores de estos signos de alerta para poder actuar adecuadamente en la protecci¨®n del menor. El pediatra, que es lo que a mi me ata?e, es b¨¢sico, es un profesional que observa y dictamina sobre la salud o enfermedad del peque, que recibe las emisiones del propio afectado o de su entorno, padres o abuelos. Creo que es desde la primera visita el que debe estar m¨¢s atento a estos signos.
El ni?o maltratado, no deseado, no querido o que est¨¢ en situaci¨®n de riesgo sufre y somatiza su dolor sin saber muy bien por qu¨¦. El ni?o o la ni?a no solo tendr¨¢ lesiones poco explicables o repetidas, no vale el que sea muy movido y se lesiona, habr¨¢ que ver que hay detr¨¢s. Pero a veces solo hay desnutrici¨®n por p¨¦rdida de apetito o por mala alimentaci¨®n, o solo hay tristeza por el desprecio de su entorno, dolores de tripa o de cabeza que reflejan el estr¨¦s que viven...
Hace unos meses vino a mi consulta una madre con su hijo de 10 a?os. Lo tra¨ªa pidiendo un parte de lesiones para denunciar ante la guardia civil la agresi¨®n a su hijo. Cuando me empez¨® a contar la agresi¨®n no pod¨ªa dejar de esbozar una sonrisa interior. Quer¨ªa denunciar a otro ni?o de su edad porque en el partido de f¨²tbol que estaban jugando, el defensa le hab¨ªa hecho una entrada brusca, tirando al suelo al ni?o, que era el delantero en ese momento emulando al gran Griezmann. El ¨¢rbitro no pit¨® la falta y el ni?o defensa no le hab¨ªa querido pedir perd¨®n.
Si nos quedamos ah¨ª la an¨¦cdota podr¨ªa ser graciosa, una madre exagerada en la protecci¨®n del ni?o sacando de quicio lo que es un juego de contacto sin m¨¢s. El ni?o mientras, miraba al suelo. Pens¨¦ en un principio que estaba avergonzado por la actitud de su madre sobreprotectora, pero no, hab¨ªa m¨¢s, algo no cuadraba. La mujer no parec¨ªa de esas blandengues con su hijo, entonces ?por qu¨¦ hab¨ªa explotado? En la historia aparec¨ªa un esguince de tobillo un mes antes, normal, una tos de repetici¨®n con dolor en el costado que no qued¨® claro, dolores de barriga y faltas a clase que lo relacionaban con el exceso de chocolate que tomaba... as¨ª que se impon¨ªa una investigaci¨®n a fondo.
- ?Te gusta el futbol?
- No.
- ?Entonces por qu¨¦ juegas?
- Mi padre.
Al final de la historia, quien estaba pidiendo ayuda a gritos y encendiendo las alarmas era la mujer, que en su torpeza no encontr¨® otro medio de quejarse. Un ni?o maltratado por un padre que quer¨ªa una figura del f¨²tbol a toda costa y le obligaba con desprecios y golpes a jugar; los compa?eros que tambi¨¦n le golpeaban y se burlaban de ¨¦l durante el juego por "paquete" y mal jugador.
Signos y detalles que hacen del pediatra el profesional entrenado para detectar esas primeras se?ales antes de que sobrevenga la desgracia. Por eso era necesario que la figura del m¨¦dico de ni?os estuviera presente en el gran pacto estatal por la violencia de g¨¦nero, por eso la Comisi¨®n de Infancia y Adolescencia del Congreso de los Diputados ha aprobado recientemente una Proposici¨®n No de Ley promovida por el Grupo Popular y la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa de Atenci¨®n Primaria (AEPap) que defiende el papel de los pediatras de los centros de salud como los profesionales id¨®neos en la detecci¨®n de posibles situaciones de maltrato contra menores en el ¨¢mbito familiar.
Es una responsabilidad que nos asigna la sociedad a trav¨¦s de sus representantes legales, pero que desde tiempo inmemorial asumimos como propia. En nuestro ADN, como se dice ahora, est¨¢ la protecci¨®n del menor en todas sus facetas. La pediatr¨ªa de atenci¨®n primaria no se ocupa solo de mocos y toses, su labor de alerta diaria lleva muchos a?os defendiendo a la infancia, a veces incluso, de las agresiones de sus propios padres.
Jes¨²s Mart¨ªnez es pediatra, autor del libro y del blog El m¨¦dico de mi hij@.
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