Adolescentes que quieren quitarse la vida, ?qu¨¦ estamos haciendo mal?
Que se suicide, que muera un joven de forma voluntaria, es un fracaso de toda la sociedad y un desgarro para su entorno cercano
Que los ancianos mueran es aceptable para el ser humano, haber cumplido metas, desarrollado su proyecto de vida y llegado al final con un deterioro sea cual fuere, es posible que nuestro cerebro lo integre de una forma sosegada, triste, pero amable. Que le quedaban muchas cosas por hacer, seguro, que estaba lleno de vitalidad y amor por los suyos, es muy cierto, pero la vida finita tiene un l¨ªmite y tras la luz solo queda el recuerdo que no debe borrarse del imaginario de los suyos, esa es su trascendencia.
Que un cincuent¨®n o una se?ora madura de cincuenta fallezca bruscamente, es siempre una tragedia, mal asimilada por su entorno, brutal, porque en lo m¨¢s alto de su formaci¨®n y desarrollo, cuando todo lo presupuestado est¨¢ por venir, cuanto tanto queda por disfrutar de hijos y nietos, cuando ya est¨¢ casi pagada la hipoteca y la solvencia puede estar al alcance de los dedos tras tantos sacrificios, hace que la desaparici¨®n brusca llene de dolor al entorno y de ira al fallecido, si eso tiene cabida.
Que muera un adolescente de forma voluntaria es un fracaso de toda la sociedad, desgarro y llanto de su entorno cercano, que se oculta a la sociedad anulando estos casos con un falso pudor. El adolescente que un buen d¨ªa falta a clase y desaparece, el chico o chica que por la ma?ana temprano acaba con la ausencia de proyectos, que acaba con el sufrimiento infringido por su entorno, que acaba por despecho y rabia con su existencia, es de una tristeza inconmensurable.
Tristeza y rabia, desilusi¨®n e impotencia, preguntas infinitas entre las que destaca una ?Para qu¨¦?
A¨²n recuerdo que el l¨ªmite entre mi adolescencia adormecida y mi vida adulta militante lo puso un amigo que a sus 16 a?os decidi¨® que las v¨ªas del metro eran su destino. Despertar del letargo infantil con un bofet¨®n de mil preguntas sin respuesta, fue lo que nos dio.
Las cifras de suicidio, sobre todo en adolescentes, se est¨¢n disparando en Espa?a como en toda Europa, pero eso no aparece en ning¨²n sitio, no se publicita, no sale en las noticias a no ser que se lleve por delante a un grupo de ciudadanos y se transforme en asesino, no es noticia en un mal entendido secretismo para evitar el efecto contagio. Tapar un problema no lo soluciona, airearlo podr¨ªa hacer tomar conciencia e intentar aplicar medidas. No s¨¦ qu¨¦ expertos dedujeron que las noticias de suicidios no se deb¨ªan dar, que se deb¨ªa ocultar a la sociedad que su juventud desesperada estaba desapareciendo de forma voluntaria. No s¨¦ por qu¨¦ los manuales de estilo hacen olvidar lo evidente.
El gran aumento de la tasa de suicidios no es m¨¢s que un iceberg un poco m¨¢s grande, el problema est¨¢ debajo y seguir¨¢ debajo creciendo si no hacemos por visibilizar, por airear y ventilar.
El ¨²ltimo informe de la OMS da los datos de 2012 con el inicio de la crisis, en 2015 ya era la primera causa de muerte en adolescentes europeos, pero la evidencia entre los profesionales que atienden estos casos es que se est¨¢n multiplicando como nunca vieron, estos informes que salen con retraso informar¨¢n en la pr¨®xima d¨¦cada que en el 2017 gran cantidad de j¨®venes decidieron abandonar, multiplicando las tasas que ven¨ªan admitiendo.
Hace unos d¨ªas una ni?a de mi consulta vino triste, su madre preocupada porque ¨²ltimamente no com¨ªa, se reclu¨ªa en su cuarto y solo sal¨ªa con un grupo de amigas "raras", me pidi¨® cita para visitar al psic¨®logo, ya se ve¨ªa problema sin saber c¨®mo atajar, muy importante este dato porque es el futuro de la soluci¨®n. La chica ven¨ªa con manga larga a pesar de ser mes de calor lo que me llam¨® la atenci¨®n y le ped¨ª que me ense?ara los brazos. Marcados por decenas de cortes infringidos con cuchilla formaban una rejilla que ocupaba ambos antebrazos.
Lesiones que denotan mucho sufrimiento incapaz de expresarse.
Como uno anda siempre en estos l¨ªos de las redes sociales me interes¨¦ por sus contactos as¨ª que le ped¨ª si me pod¨ªa ense?ar su bloqueada red de Instagram, si bien la habitual es Snapchat no deja rastro y no hay forma de ver nada al eliminarse todos los mensajes, fotos y v¨ªdeos. Sus 500 seguidores y otros tantos seguidos multiplicaban hasta el infinito lo que esperaba ver, cientos de fotos de lesiones, m¨¦todos para ocultar y para hacer, muchos que pregonaban como iban a desaparecer y otros tantos que recordaban a otros ya desaparecidos como ejemplos a seguir. Toda una galer¨ªa de horrores.
Ni mis l¨¢grimas, ni el temblor de mi mano al devolverle el m¨®vil cambiaron su gesto ya perdido, hablamos y acordamos medidas a seguir, visitas al psic¨®logo y preocupaci¨®n de su madre, padre ausente, gritos pidiendo ayuda evidente...
Tenemos un problema debajo de las alfombras, la falta de valores y expectativas abocan a una generaci¨®n hacia el lado oscuro donde la desaparici¨®n es solo la punta del iceberg. El gran aumento de la tasa de suicidios no es m¨¢s que un iceberg un poco m¨¢s grande, el problema est¨¢ debajo y seguir¨¢ debajo creciendo si no hacemos por visibilizar, por airear y ventilar. En tiempos de la visibilidad, bueno ser¨ªa que algo cambiara cuando va mal. El bullying y el ciberbullying en las escuelas es tan solo una m¨ªnima parte del problema, la sociedad entera agobia y anula, oculta tras la sombra del olvido y el adocenamiento a toda una generaci¨®n que no tiene futuro.
Es muy frustrante formar miles de futbolistas cuando solo uno de ellos podr¨¢ vivir de ello, el resto seguir¨¢ sin salidas, mientras que si formamos en cultura todos ellos obtendr¨¢n beneficios.
Beb¨¦s de 168 meses o m¨¢s que son tratados como tales, apart¨¢ndoles de las realidades sociales y pol¨ªticas, donde predomina la discoteca sobre el centro social de barrio, donde el reguet¨®n es el rey apartando a la cultura, poes¨ªa, arte o m¨²sica que quedan para los marginados y raritos. Deporte como forma de evitar las drogas y el alcohol en el barrio, embrutecer el cuerpo como ¨²nico remedio para no cultivar la mente, no deber¨ªa ser la ¨²nica soluci¨®n.
No digo que el deporte sea malo, sino que si es lo ¨²nico que podemos ofrecer a los j¨®venes como actividad para ocupar su mente no estamos en el camino adecuado, la concienciaci¨®n social y pol¨ªtica deber¨ªa ser base de valores en esas edades, la formaci¨®n en cultura y arte un a?adido imprescindible para poder ofrecer una salida que no solo sea la competici¨®n y el cultivo del cuerpo. Es muy frustrante formar miles de futbolistas cuando solo uno de ellos podr¨¢ vivir de ello, el resto seguir¨¢ sin salidas, mientras que si formamos en cultura todos ellos obtendr¨¢n beneficios.
Cuando se quemaban a lo bonzo en los a?os 60 era por una causa; cuando un activista se declara en huelga de hambre y sus peticiones no son atendidas es por una raz¨®n, una protesta; incluso cuando un yihadista comete una barbaridad en nuestros d¨ªas lo hace por un motivo o un ideal. Del mismo modo, cuando un joven o una joven se suicida deber¨ªa preocuparnos no el porqu¨¦, que ya todos imaginamos como lleg¨® a esa situaci¨®n, sino el para qu¨¦ comete esa aberraci¨®n que no entendemos, cu¨¢l es su causa, su ideal, qu¨¦ le lleva a ese dram¨¢tico final, qu¨¦ nos quiere contar con su acci¨®n. Si somos capaces de aceptar que su sacrificio tiene un valor, veremos como sociedad que no es posible seguir igual, que la Guerra de Vietnam se acab¨®, que los presos pol¨ªticos en Cuba salieron, que la yihad debe ser atendida, no con m¨¢s odio y guerra, que la juventud debe del mismo modo ser prioritaria, porque nos estamos muriendo en nuestra propia banalidad.
Si no tomamos conciencia significar¨¢ que nosotros tambi¨¦n nos suicidamos hace ya mucho tiempo.
Jes¨²s Mart¨ªnez es pediatra, autor del libro y del blog El m¨¦dico de mi hij@.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.