Desigualdad en T¨²nez
Una parte importante de la poblaci¨®n no ha visto grandes avances en su d¨ªa a d¨ªa tras la ca¨ªda de la dictadura
La desigualdad es la gran asignatura pendiente que T¨²nez no ha logrado solucionar desde que en 2010 experiment¨®, como primer pa¨ªs de la llamada primavera ¨¢rabe, una revoluci¨®n popular que termin¨® con 23 a?os de dictadura.
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Esta reivindicaci¨®n explica las protestas vividas en las ¨²ltimas semanas en la naci¨®n norteafricana ante una situaci¨®n que lastra permanentemente el progreso de su sociedad, que ha logrado la libertad pol¨ªtica pero no ha conseguido mejoras en las condiciones de vida de una gran parte de la poblaci¨®n. El sector m¨¢s perjudicado se concentra en el interior ¡ªrural y empobrecido¡ª, que al contrario de sus compatriotas de la costa ¡ªclase media y urbana¡ª no ha visto grandes avances en su d¨ªa a d¨ªa tras la ca¨ªda de la dictadura de Zine el Abidine Ben Ali.
Indicadores como el paro juvenil ¡ªen torno al 40% en el interior con un media nacional del 30%¡ª, sin visos de soluci¨®n a medio plazo, han alimentado un descontento que el Gobierno debe asumir con urgencia y seriedad para que no se malogre el experimento democr¨¢tico en uno de los pocos pa¨ªses donde la primavera ¨¢rabe no ha terminado ni en dictadura ni en ba?o de sangre.
Las ayudas inmediatas a 120.000 familias y las facilidades prometidas a otras 500.000 en pr¨¦stamos e hipotecas son medidas de emergencia que el Gobierno hace bien en adoptar, pero no pueden hacer olvidar la necesidad urgente de hacer que los tunecinos experimenten mejoras palpables en su vida. En un pa¨ªs donde la desafecci¨®n por la pol¨ªtica se ha disparado y la corrupci¨®n sigue muy extendida ¡ªla participaci¨®n en las elecciones municipales de marzo podr¨ªa rondar apenas el 20%¡ª es un peligroso caldo de cultivo favorable a formaciones radicales que ofrecen soluciones inmediatas.
T¨²nez es un ejemplo fr¨¢gil pero exitoso de democracia en el Magreb. Y sus ciudadanos deben ver los beneficios de ello.
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