Trump y el mundo lleno de ruido y furia
Desde que irrumpi¨® en las primarias republicanas, fue tratado como un monigote estruendoso. Y ah¨ª sigue.
De todos los chascarrillos y an¨¦cdotas y observaciones que contiene el libro de Michael Wolff sobre Donald Trump en la Casa Blanca, y que la prensa adelant¨® poco antes de su publicaci¨®n, llama la atenci¨®n su obsesiva man¨ªa por proteger su intimidad. O con m¨¢s precisi¨®n: la intimidad de su habitaci¨®n (donde duerme solo). El presidente de la naci¨®n m¨¢s poderosa del mundo, poco despu¨¦s de ser investido, se puso hecho un basilisco y ech¨® un monumental bronca al servicio por haber recogido del suelo una camisa. Wolff es un periodista tan osado que puso ah¨ª unas comillas. ¡°Si mi camisa est¨¢ en el suelo es porque quiero que est¨¦ en el suelo¡±.
Vaya usted a saber si la frase que pronunci¨® Trump fue exactamente ¨¦sa. Ser¨ªa bueno que hubiera manera de confirmarlo porque si lo dijo as¨ª, tal cual, es la frase que sirve para definir a un perfecto pat¨¢n. No hace falta abundar mucho m¨¢s.
Pero si Trump en realidad no se hubiera manifestado en esos t¨¦rminos, a quien terminar¨ªa retratando la tramposa utilizaci¨®n de semejante exabrupto es a Michael Wolff. ?C¨®mo pudo saber que dijo exactamente esas palabras de pat¨¢n asustado y desbordado por las circunstancias, con su punto de ataque de histeria, y con esas maneras chulescas y autoritarias, prepotentes? Ve¨¢moslo as¨ª: Wolff iba tranquilamente paseando por la Casa Blanca, se acerc¨® a la puerta de la habitaci¨®n de Trump y, vaya, justo en ese momento el presidente estaba echando una bronca. Apunt¨® en su libreta de notas: ¡°Si mi camisa est¨¢ en el suelo es porque quiero que est¨¦ en el suelo¡±.
Michael Wolff, hay que reconocerlo, estuvo en el lugar id¨®neo en el momento m¨¢s oportuno. Porque lo que una gran mayor¨ªa de sus lectores quiere que le digan es precisamente eso, que Trump es un pat¨¢n. Y, adem¨¢s, un pat¨¢n caprichoso. Y turbio. Y fan¨¢tico. Y machista. Y falt¨®n. Un tanto infantil, medio trastornado, un perfecto in¨²til.
El grav¨ªsimo problema, no s¨®lo para Estados Unidos sino para el mundo entero, es que ese pat¨¢n caprichoso y perfecto in¨²til est¨¢ en la Casa Blanca. Pueden, por supuesto, utilizar los calificativos que les resulten m¨¢s adecuados para definir a Donald Trump. Y lo que todav¨ªa resulta, si cabe, mucho m¨¢s grave es que no se vea por ninguna parte, un a?o despu¨¦s de su llegada a la presidencia, a ning¨²n pol¨ªtico que no solo critique sus desmanes sino que sostenga un proyecto distinto, otro discurso, otras maneras, otro proyecto de futuro. Trump puede ser un enorme pat¨¢n, pero no parece que haya nadie que sepa combatirlo.
Desde que irrumpi¨® en las primarias republicanas, Trump fue tratado como un monigote estruendoso. Y ah¨ª sigue. ¡°La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ning¨²n sentido¡±, se dice en el Macbeth, de Shakespeare. Trump ha sabido conectar con el ruido y la furia que habita en el cuento que viven muchos de los que lo han votado. Les prometi¨® ser grandes y le han cre¨ªdo. Y no les importa que sea un gran pat¨¢n.
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