?Eres hombre? Este podr¨ªa ser tu trabajo en unos a?os
En 2050, el 15% de la poblaci¨®n espa?ola superar¨¢ los 80 a?os. La incorporaci¨®n del hombre a la atenci¨®n de ancianos ser¨¢ ya una necesidad.
NO ME DEDICO a limpiar culos¡±, responde tajante Mois¨¦s G¨®ngora a quienes simplifican su trabajo. Desde hace una d¨¦cada, este catal¨¢n de 47 a?os da apoyo f¨ªsico y psicol¨®gico a personas dependientes y a sus familias a trav¨¦s del Servicio de Atenci¨®n Domiciliaria del Ayuntamiento de Matar¨®. ¡°Trabaj¨¦ 20 a?os en turismo. Me qued¨¦ en paro y encontr¨¦ esto. Hoy no lo cambiar¨ªa por nada¡±. Su caso es raro, pues la mayor¨ªa de los hombres en su situaci¨®n afirman que lo dejar¨¢n cuando encuentren algo mejor. Lo dicen en Hombres cuidadores. Retos y oportunidades para reducir las desigualdades de g¨¦nero y afrontar nuevas necesidades, un estudio de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona que analiza el perfil de los empleados de un sector feminizado y especialmente precario para las inmigrantes.
¡°Los hombres deben incorporarse por justicia social¡±, dice la antrop¨®loga Maria Dolors Comas, que, junto a su colega Diana Marre, dirige una investigaci¨®n pionera en Espa?a, que se centra en Catalu?a, donde s¨®lo el 7% de los 1.265 auxiliares de gerontolog¨ªa de las residencias p¨²blicas son hombres. Comas no cree que las ansias de igualdad basten para despertar vocaciones, por eso recurre al argumento de la necesidad: en 2050, el 15% de la poblaci¨®n espa?ola tendr¨¢ m¨¢s de 80 a?os. ¡°Habr¨¢ una mayor expectativa de vida y tambi¨¦n m¨¢s enfermedades cr¨®nicas que aumentar¨¢n la demanda de profesionales¡±.
La antrop¨®loga Maria Dolors Comas?cree que cuantos m¨¢s hombres se incorporen, m¨¢s se normalizar¨¢ su imagen como cuidadores
Ellos adem¨¢s lo tienen f¨¢cil para acceder al sector. G¨®ngora lo confirma y dice que no siempre se debe a que el hombre tenga m¨¢s fuerza. ¡°Eso se puede suplir con gr¨²as y ma?a. Nos reciben bien porque somos pocos y hay usuarios que quieren que los atienda un hombre¡±. A¨²n hay un lugar donde encuentran reticencias: las casas particulares, donde el Departament de Benestar Social informa que s¨®lo un 2,7% de los empleados son varones. G¨®ngora dice que esto ocurre porque en la residencia, el usuario se adapta al personal y en su casa es al rev¨¦s. ¡°Nunca he tenido problemas, s¨®lo alguna se?ora que por pudor no quer¨ªa que la lavara¡±. Comas cree que cuantos m¨¢s hombres se incorporen, m¨¢s se normalizar¨¢ su imagen como cuidadores: ¡°El imaginario del usuario tambi¨¦n ir¨¢ modific¨¢ndose y dejaremos de ver como algo natural que sea la mujer quien cuide¡±.
Ambos creen que profesionalizar el sector tambi¨¦n romper¨¢ prejuicios. Pero hoy un certificado oficial que acredite experiencia es suficiente para acceder a un puesto. ¡°Somos el ¨²ltimo escal¨®n del ¨¢mbito sanitario¡±, explica G¨®ngora, que considera que su profesi¨®n debe seguir el mismo camino de la enfermer¨ªa o el trabajo social y dotarse de la confianza que suscita una bata blanca. ¡°Hoy es absurdo preguntarse si es mejor un enfermero que una enfermera, y lo mismo pasar¨¢ con nosotros¡±.
En Europa, a excepci¨®n de los pa¨ªses n¨®rdicos, la situaci¨®n es parecida. Niall Hanlon, profesor de Ciencias Sociales en la Dublin Business School, asegura que en Irlanda ¡°apenas se habla sobre el papel de los hombres en las profesiones de cuidados¡±. S¨ª se aborda, como en Espa?a, el de los hombres como padres, pero poco o nada del cuidado de enfermos o ancianos. Seg¨²n ?Hanlon, la segregaci¨®n de tareas ha sido una desventaja profesional para la mujer, pero tambi¨¦n ha privado al hombre del ¡°beneficio emocional¡± de cuidar de otros. Mois¨¦s coincide: ¡°Yo he descubierto cosas de m¨ª que no habr¨ªa conocido de otra forma. He desarrollado la empat¨ªa y ayudar a que alguien que sufre tenga mejor calidad de vida me aporta una satisfacci¨®n que nunca imagin¨¦¡±.
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