Portugal reniega del pastel de nata y otros platos t¨ªpicos
El Gobierno proh¨ªbe en los centros de salud el bu?uelo de bacalao y el pan con chorizo
El Gobierno portugu¨¦s ha desatado una guerra contra gordos/as que parece no tener fin. No es que los portugueses sean especialmente gordos, de hecho solo un 24% de la poblaci¨®n adulta del pa¨ªs es obesa, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Nada que ver con Estados Unidos (33%) o la misma vecina Espa?a (26,6%). Pero para el Gobierno portugu¨¦s no es consuelo que otros est¨¦n peor. Desde que inici¨® su mandato en 2015 ¡ªy ech¨® a su ministro m¨¢s pesado, Jo?o Soares¡ª ha recomendado reducir la cantidad de az¨²car de los sobrecitos que se sirven con el caf¨¦ en los bares; ha obligado a reducir la cantidad de sal en muchos alimentos, ha impuesto un gravamen sobre las bebidas efervescentes y ha legislado para que las cantinas de los organismos p¨²blicos tengan siempre un men¨² vegetariano. Lo ¨²ltimo son las exigencias a las empresas que opten a las concesiones de las cafeter¨ªas en centros de salud y hospitales del pa¨ªs. Deber¨¢n respetar una lista de 80 productos alimenticios que quedan absolutamente prohibidos, sean sus clientes pacientes, trabajadores o visitantes; hipertensos o hipotensos.
La lista no respeta ni los s¨ªmbolos nacionales. Adi¨®s al bu?uelo de bacalao, adi¨®s al pastel de nata, que tanto han hecho por este pa¨ªs; por supuesto adi¨®s a las pipocas (palomitas de ma¨ªz), a la mousse de chocolate y al inocente pan de leche.Quedan terminantemente prohibidos en bares, cafeter¨ªas y restaurantes hospitalarios el jam¨®n y la mortadela, por supuesto el k¨¦tchup y la mayonesa, pizzas, hamburguesas y salchichas; ni milhojas dulces ni salados, ni una simple palmerita; pecado mortal es el donuts, anatema gominolas y pipas. Ojito con la bebida, ni coca-colas ni red bulls, ni extractos de t¨¦ ni aguas aromatizadas.
Los partidarios de las teor¨ªas de la conspiraci¨®n creen que este Index Alimenticium Prohibiturum es una treta para acabar con las colas en los centros de salud, que estas semanas no dan abasto con tanta gripe y tan poco m¨¦dico y enfermero. Puede ser, hay un alto riesgo de entrar como un gui?apo, pero vivo, y salir como un pincel, pero muerto de hambre.
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