Peligrosa jugada de Erdogan

La incursi¨®n del Ej¨¦rcito turco en Siria desencadenada el pasado s¨¢bado para perseguir a combatientes kurdos supone un peligroso movimiento del presidente Recep Tayyip Erdogan, quien ajeno a cualquier estrategia de contenci¨®n o consejo de sus aliados de la OTAN ha iniciado una escalada b¨¦lica unilateral que podr¨ªa tener importantes consecuencias negativas.

Turqu¨ªa ha considerado siempre al movimiento kurdo un peligro para la integridad del pa¨ªs y durante a?os las regiones del este, donde habitan los kurdos, han sido escenario de una represi¨®n en ocasiones feroz. Puntualmente su Ej¨¦rcito ha combatido a los kurdos m¨¢s all¨¢ de su frontera sobre todo aprovechando el caos en Irak. Con su discurso furibundamente nacionalista y sus recurrentes referencias al perdido Imperio Otomano, Erdogan no ha sido una excepci¨®n pero ha cruzado una importante l¨ªnea al ordenar a sus militares entrar en la regi¨®n de Afr¨ªn, al norte de Siria, donde se encuentran las milicias kurdas denominadas Unidades de Protecci¨®n del Pueblo (YPG) y permanecer en ella. La justificaci¨®n es casi m¨¢s inquietante que el hecho en s¨ª mismo: ¡°Lo hemos hablado con los rusos y hay consenso¡±. Es decir, Turqu¨ªa, pa¨ªs miembro de la OTAN, ha dado la espalda a sus aliados para pactar directamente con Mosc¨² una intervenci¨®n militar fuera de sus fronteras.

Es cierto que la situaci¨®n es, como m¨ªnimo, enrevesada. El YPG est¨¢ relacionado con el Partido Comunista del Kurdist¨¢n (PKK) que figura en la lista de organizaciones terroristas de Ankara, la UE y EE?UU, pero a la vez ha jugado un papel fundamental en la derrota del Estado Isl¨¢mico en Siria para lo que ha contado precisamente con el apoyo de Washington.

En este contexto, Erdogan no puede tratar de aprovechar burdamente la guerra en Siria para embarcarse en una aventura militar. Debe ordenar a su Ej¨¦rcito replegarse y respetar las fronteras internacionales.