Qu¨¦ se puede leer en una c¨¢rcel de Estados Unidos
El veto a un libro sobre centros penitenciarios abre un conflicto sobre la censura en prisi¨®n
Los internos de las c¨¢rceles de Texas pueden leer Mi lucha, de Adolf Hitler, pero no El color p¨²rpura o Memorias de una geisha; se pueden deleitar con la violent¨ªsima novela American Psycho, pero no con el atlas de carreteras Mapaquest, y tienen acceso a los ensayos del exl¨ªder del Ku Klux Klan David Duke, pero no a las teor¨ªas de Freakonomics, un libro muy popular y heterodoxo de hace una d¨¦cada que abordaba una especie de cara B de grandes convenciones econ¨®micas.
Los tribunales estadounidenses permiten a los centros penitenciarios censurar los libros de los reclusos ampar¨¢ndose en la necesidad de, entre otros, garantizar la seguridad del lugar, ayudar a la rehabilitaci¨®n o evitar fugas. Esta capacidad ha llevado a las famosas y discutidas listas de obras vetadas y tambi¨¦n pol¨¦micas muy recurrentes.
La ¨²ltima ha surgido este mes, cuando la veterana organizaci¨®n de derechos civiles ACLU denunci¨® que Nueva Jersey hab¨ªa vetado un t¨ªtulo sobre las encarcelaciones masivas y su trasfondo racial (The New Jim Crow: Mass Incarceration in the Age of Colorblindness). Tras las quejas, el Estado admiti¨® el error y autoriz¨® la lectura. El caso demuestra que el filtro, que empieza en los responsables del correo y pasan por un comit¨¦, puede resultar arbitrario y, en ocasiones, chocante. El color p¨²rpura se proh¨ªbe porque recoge actos sexuales prohibidos, como el incesto, pero American Psycho relata brutales violaciones. Los libros como mapas pueden ayudar en una fuga, otros materiales cuentan c¨®mo fabricar una bomba y Freakonomics se rechaz¨® porque, seg¨²n The Dallas, ten¨ªa ¡°contenido racial¡± en su cap¨ªtulo sobre las tasas de delincuencia y este pod¨ªa generar inestabilidad en la c¨¢rcel. Mein Kampf, de Hitler, en cambio, figura entre los libros aceptables porque no se considera que incumpla ninguna norma.
Andrew Hart, un bibliotecario que trabaj¨® en una c¨¢rcel, explicaba hace unos d¨ªas en The Washington Post que ten¨ªa que prohibir los libros de taich¨ª porque no dejaba de ser un arte marcial y pod¨ªa incitar la violencia.
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