La triste historia del actor secundario m¨¢s carism¨¢tico de Hollywood
Fue el feo atractivo del cine. Novio de Meryl Streep, ¨ªntimo de Al Pacino y De Niro. Rod¨® solo cinco pel¨ªculas (fue el Fredo de 'El Padrino') que acumulan 40 nominaciones. Se llamaba John Cazale y muri¨® a los 42 a?os
Steve Cazale recibi¨® una llamada de tel¨¦fono. Al otro lado, una mujer de voz temblorosa le comunicaba que su hermano, el actor John Cazale, acababa de morir. Ten¨ªa solo 42 a?os. La voz era, ni m¨¢s ni menos, que la de Meryl Streep, la gran dama del cine y novia de John Cazale, un int¨¦rprete ¨²nico, un anti James Dean que, como ¨¦l, apenas apareci¨® en un pu?ado de pel¨ªculas y que, sin embargo, cambi¨® la historia de la interpretaci¨®n. Solo rod¨® cinco pel¨ªculas, pero entre todas obtuvieron 40 nominaciones (Oscar, Globos de Oro...) y est¨¢n entre lo m¨¢s selecto de la historia del cine estadounidense. En marzo se cumplen 40 a?os de su fallecimiento.
En sus a?os de gloria (los a?os setenta), Cazale fue el prototipo del ¡°feo atractivo¡± que encandilaba al Nuevo Hollywood. Era un vividor nato, al que le gustaban el alcohol, el tabaco (en cantidades industriales) y las mujeres. El poder del cine, sin embargo, no le hac¨ªa olvidar que el teatro era su gran amor.
?l ten¨ªa 42 a?os; Meryl Streep, 27. La vida, el trabajo, el amor, les sonre¨ªa: juntos iban a rodar otra gran pel¨ªcula, 'El cazador', pero¡ En los d¨ªas previos, Cazale empez¨® a escupir sangre
Nada hac¨ªa presagiar en la biograf¨ªa de Cazale, nacido en Revere, Massachusetts en 1935, tan lejos de Nueva York y Los ?ngeles, que se convertir¨ªa en actor. Era un tipo tirando a fe¨²cho, de ojos saltones, que pronto dio claros s¨ªntomas de alopecia y que, sin embargo, como ocurre con todos los secundarios m¨ªticos, ten¨ªa algo poderosamente magn¨¦tico que imped¨ªa que los espectadores se olvidasen de ¨¦l. Ocurri¨® en el teatro de provincias, donde Cazale se test¨® antes de dar el salto a una Gran Manzana en la que se encontrar¨ªa m¨¢s de un gusano.
La cl¨¢sica historia de los dif¨ªciles inicios en el mundo de la interpretaci¨®n: sin un d¨®lar en el bolsillo, Cazale no tuvo m¨¢s remedio que aceptar todos los trabajos que le ofrec¨ªan: fot¨®grafo de museo, taxista¡ Y mensajero para una empresa de gasolineras. Este ¨²ltimo ser¨ªa una bendici¨®n: all¨ª conocer¨ªa a otro joven talentoso, un tal Al Pacino.
Lo que la mensajer¨ªa hab¨ªa unido, no lo separar¨ªa el cine: en 1972, tras ver a?Cazale junto a Richard Dreyffus en la obra de teatro Line, Francis Ford Coppola decidi¨® que ¨¦l deb¨ªa ser el hermano de Pacino en El Padrino. Fredo, el debilucho entre una manada de machos alfa de la sanguinaria mafia; Fredo, el despreciado por la familia Corleone; Fredo, en definitiva, el traidor.
Como todos los que se cruzaban en su camino, Coppola tambi¨¦n se enamor¨® de ¨¦l. ¡°En una familia italiana, siempre hay alg¨²n hermano que es objeto de bromas¡ Tal vez yo fui ese hermano y por eso sent¨ªa tanta empat¨ªa con Fredo¡±, dijo Coppola.
Cazale sab¨ªa mucho de familias italianas: si a Don Vito le quitabas esos detallitos mafiosos, su vida se parec¨ªa mucho a la de su abuelo, Giovanni Casale, un adolescente analfabeto que huy¨® a Nueva York desde M¨¦xico y que, cuando tuvo que escribir su nombre, garabate¨® ¡°Cazale¡±, con zeta. Normal que Coppola sintiese pasi¨®n por Fredo y por el actor. Tan es as¨ª que le escribi¨® un personaje a su medida para su largamente ambicionada pel¨ªcula La conversaci¨®n (1974), un estudio sobre la mentira en la que la inquietante mirada de Cazale pod¨ªa explayarse de manera sobrecogedora.
Fredo regres¨® en El padrino II (1974), tercera colaboraci¨®n con Coppola que supondr¨ªa el final (o eso cre¨ªamos) de su personaje. En un postrero homenaje, Coppola volvi¨® a incluir im¨¢genes de archivo de su personaje en El Padrino III (1990). De nuevo encarn¨® a un ser humano superado por las circunstancias, dubitativo, con problemas para relacionarse con gente que no fuera pura de coraz¨®n como un ni?o.
Firme creyente (como buena parte de la profesi¨®n durante los 70) en el poder de la improvisaci¨®n, con ¨¦l en pantalla nunca se sab¨ªa qu¨¦ pod¨ªa ocurrir. Esa fragilidad nerviosa y la improbabilidad de su reacci¨®n le acompa?ar¨ªan, otra vez (y otra vez con Pacino), en Tarde de perros (Sidney Lumet, 1976). Interpret¨® a un inolvidable Sal, atracador de frente despejad¨ªsima y gatillo f¨¢cil, so?ador de para¨ªsos, que lo confirmaba como un aut¨¦ntico robaescenas.
De nuevo, fue Pacino quien le consigui¨® la audici¨®n. Entre los dos actores hab¨ªa algo m¨¢s que qu¨ªmica: hab¨ªa fraternidad. El propio Pacino lo recordaba as¨ª a Entertainment Weekly en 2003: ¡°Aprend¨ª m¨¢s de interpretaci¨®n de John que de cualquier otra persona. Todo lo que quer¨ªa hacer era trabajar con John el resto de mi vida¡±.
Por entonces, Cazale ya era uno de los chicos m¨¢s populares de Hollywood. Encarnaba, como Dustin Hoffman, al feo atractivo. Y aprovechaba este magnetismo: despu¨¦s de rodar se iba de fiesta para acudir sin dormir a los rodajes. Nadie lo notaba: bordaba cada una de sus apariciones.
Dej¨® la juerga cuando comparti¨® tablas con una todav¨ªa no tan conocida Meryl Streep en una adaptaci¨®n de la shakesperiana Medida por medida. ?l ten¨ªa 42 a?os; ella, 27. La vida, el trabajo, el amor, les sonre¨ªa: juntos iban a rodar otra gran pel¨ªcula, El cazador (Michael Cimino, 1978), pero¡ En los d¨ªas previos, Cazale empez¨® a escupir sangre.
El diagn¨®stico fue demoledor: c¨¢ncer de huesos. Tanto Meryl como ¨¦l estaban convencidos de que lo superar¨ªa. No as¨ª los productores de El cazador. Todav¨ªa hoy, las versiones sobre c¨®mo acab¨® participando en el filme son confusas: Streep sostiene que fue Robert de Niro, compa?ero de Cazale en El Padrino II y protagonista del filme, quien pag¨® de su bolsillo su sueldo. De Niro lo niega, no se sabe si por humildad o porque realmente fue as¨ª, aunque siempre ha afirmado: ¡°Estaba m¨¢s grave de lo que pens¨¢bamos, pero yo quer¨ªa que saliese en la pel¨ªcula¡±.
John empeoraba y las facturas de sus gastos m¨¦dicos se disparaban. Streep, a la que no le hac¨ªa mucha gracia el cine y que, directamente, despreciaba la televisi¨®n, tuvo que aceptar un suculento contrato por la serie Holocausto, para pagar las facturas m¨¦dicas de su pareja.
Meryl Streep rara vez habl¨® de una experiencia tan traum¨¢tica, hasta el documental para HBO Descubriendo a John Cazale (Richard Shepard, 2009). ¡°Le hab¨ªan diagnosticado una enfermedad terrible. Pero era fuerte, as¨ª que sin duda ten¨ªa esperanzas¡±, dije la actriz. Meryl ten¨ªa que rodar en Alemania, as¨ª que fue Pacino el encargado de llevarlo a las sesiones de quimio en su ausencia y De Niro el que se preocup¨® del papeleo.
Ninguno de los tratamientos, sin embargo, sirvi¨® de nada. Muri¨® un 12 de marzo, antes de ver c¨®mo su quinto papel en el cine (despu¨¦s de El Padrino, La conversaci¨®n, El Padrino II y Tarde de perros), el de El cazador, era nominado a mejor pel¨ªcula.
Cinco pel¨ªculas con cuarenta nominaciones durante apenas cinco a?os de trabajo en la gran pantalla. As¨ª fue el gran Cazale, un secundario colosal con un final triste.
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