Infecci¨®n
El talento m¨¢s alto tambi¨¦n procrea reto?os deformes y criminales
El problema moral que plantean los panfletos antisemitas de C¨¦line no es si Gallimard debe o no reeditarlos, sino c¨®mo comprender que hayan sido escritos por la misma mano que compuso Viaje al conf¨ªn de la noche, una de las grandes novelas europeas del pasado siglo. Yo he le¨ªdo esos panfletos, cuyo t¨ªtulo no pienso repetir, que se consiguen por Internet sin mayores dificultades. ?Acaso puede hoy prohibirse un libro, cuando cualquier mercanc¨ªa est¨¢ a un clic de ordenador? Quiz¨¢ una edici¨®n regular de venta en librer¨ªas borrar¨ªa parte del aura maldita que los rodea y los hace m¨¢s tentadores (mejor no hablar de unas posibles notas cr¨ªticas, en las que algunos conf¨ªan como en la pareja de la Guardia Civil que flanquea al peligroso maleante). Porque esos panfletos son repulsivos: tan convulsos y desquiciados que, si el tema no fuese serio, dar¨ªan risa. Pero a su modo son imprescindibles para entender nuestra ¨¦poca, en la que de lo mejor puede brotar lo peor y el talento m¨¢s alto tambi¨¦n procrea reto?os deformes y criminales.
C¨¦line escribi¨® un breve ensayo biogr¨¢fico sobre Ignaz Semelweiss, un m¨¦dico que a comienzos del siglo XIX descubri¨® el modo de evitar las fiebres puerperales que mataban a tantas parturientas (lo edit¨® Alianza, traducido por Garc¨ªa Hortelano). Bastaba con lavarse bien las manos y los instrumentos que se utilizasen en el parto. Pero en aquella ¨¦poca anterior a Pasteur esta sencilla soluci¨®n resultaba incre¨ªble y los colegas se burlaron de Semelweiss. Entonces ¨¦l, para convencerles, se hiri¨® con un bistur¨ª empleado en una autopsia, infect¨¢ndose mortalmente. Me pregunto si C¨¦line no hizo otro experimento semejante, contaminando voluntariamente su escritura con los peores miasmas del siglo para ponernos en guardia contra la infecci¨®n pol¨ªtica de la historia.
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