El asesor del presidente
?Qu¨¦ clase de aves anidan en La Moncloa? Los gorriones son los mejores estrategas en los procesos de adaptaci¨®n y los m¨¢s innovadores seg¨²n las necesidades.
LA MASCOTA preferida de Thomas Jef?ferson, presidente y uno de los ¡°padres fundadores¡± de Estados Unidos, era un cenzontle, un p¨¢jaro al que puso el nombre de Dick.
En realidad, este otro inquilino de la Casa Blanca era algo m¨¢s que una apreciada ave cantora. A juzgar por lo que cuenta Jennifer Ackerman en El ingenio de los p¨¢jaros, uno de esos libros que se abren pero nunca se cierran, llego a la conclusi¨®n de que Dick debi¨® ser el asesor de Jefferson en sus mejores momentos. Ackerman cita el testimonio escrito por una amiga del presidente: ¡°Siempre que estaba solo, abr¨ªa la jaula y dejaba que aquel pajarillo volara libremente por la estancia. Tras revolotear durante un rato de objeto en objeto, Dick se posaba sobre su escritorio y le regalaba las notas m¨¢s dulces, o bien se posaba en su hombro y com¨ªa de sus labios¡±.
La mascota preferida de Thomas Jefferson, presidente y uno de los ¡°padres fundadores¡± de Estados Unidos, era un cenzontle
El cenzontle o sinsonte tiene el nombre cient¨ªfico de Mimus polyglottos. Y desde luego es el mayor pol¨ªglota conocido en el planeta Tierra. En la expedici¨®n cient¨ªfica del Beagle, Charles Darwin se los encontr¨® en Am¨¦rica del Sur y escribi¨®: ¡°Poseen un canto muy superior al de cualquier otra ave del campo¡±. No se atrevi¨®, todav¨ªa, a equiparar los diferentes trinos con expresiones humanas. O casi s¨ª. Frente a quienes manten¨ªan la idea de que el canto de las aves era por completo innato, Darwin era de los que pensaban que hab¨ªa instinto, pero tambi¨¦n aprendizaje, a la manera en que los humanos aprenden a hablar. Como en tantas otras cosas, su mente iba por delante del calendario. En palabras de Jennifer Ackerman: ¡°Y sospechaba que las aves, como las personas, transmiten su canto de generaci¨®n en generaci¨®n, dando lugar con ello a dialectos regionales¡±. Me gusta esta anotaci¨®n porque ya puedo contar, con aplomo cient¨ªfico, y sin miedo a que me reprochen que tengo la cabeza llena de p¨¢jaros, la experiencia de un encuentro que tuvimos en el Camino de Santiago, entre O Cebreiro y Samos, con un cuervo que recitaba una composici¨®n en cinco lenguas, Eras quan vey verdeyar, a la manera del poeta provenzal Raimbaut de Vaqueiras. Y me gustar¨ªa hacerle llegar a Jennifer Ackerman la historia del loro que conoci¨® mi madre en la infancia y que tuvo un final dram¨¢tico. Viv¨ªa en una rectoral gallega y, como quien dice, en jaula de oro. Pertenec¨ªa a una dama familiar del p¨¢rroco, a quien se lo hab¨ªa regalado un naviero rico de A Coru?a. Ella lo bautiz¨®, al loro, como Pio Nono, y fue educado en lat¨ªn. Sab¨ªa decir Ora pro nobis, Urbi et orbi, Vade retro y as¨ª. A mediados de julio de 1936, con el sol del verano, sacaron la jaula al balc¨®n de la casa rectoral. A un grupo de j¨®venes que trabajaban en el monte les hizo gracia aquel loro tan instruido y decidieron ense?arle algunas novedades. Entre otras, un ¡°?Salud y anarqu¨ªa!¡±. Pio Nono lo repiti¨® varias veces aquel d¨ªa de verano. Y ya nunca se le volvi¨® a ver, contaba mi madre. Ni en el balc¨®n de la rectoral ni en ning¨²n otro sitio.
Son tambi¨¦n muy pol¨ªglotas los estorninos y los ruise?ores, capaces de imitar sesenta o m¨¢s cantos diferentes. Ackerman destaca la curiosidad de los carriceros pol¨ªglotas que pueden expresarse en una suerte de esperanto canoro, mezclando sus trinos con las tonadas de un centenar de especies, con cantos europeos y africanos por su condici¨®n de emigrantes. Y desde luego, los cenzontles, a quienes los amerindios de Carolina del Sur llamaban cencontlatolly: los de las ¡°cuatrocientas lenguas¡±.
Entre ellos, Dick, el colega de Jefferson en la Casa Blanca. Cuando ten¨ªa que tomar una decisi¨®n sobre un asunto complicado, el presidente reposaba la cabeza y escuchaba cantar al sabio cenzontle.
No s¨¦ con qui¨¦n se asesora el se?or Rajoy. Uno de sus consejeros y redactor de discursos era Jorge ?Moragas, destinado ahora como representante de Espa?a ante la ONU, en Nueva York, donde quiz¨¢ tenga la suerte de escuchar alg¨²n cenzontle. Tampoco s¨¦ qu¨¦ clase de aves viven y anidan en La Moncloa. Seguro, eso s¨ª, que hay alg¨²n gorri¨®n. Seg¨²n Louis Lefebvre, los gorriones son los mejores estrategas en los procesos de adaptaci¨®n y los m¨¢s innovadores seg¨²n las necesidades. Pero ?qui¨¦n escucha hoy en Espa?a a un gorri¨®n??
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