?Para qu¨¦ sirve el cartelito?

Recuerdo perfectamente cuando colgaron la pancarta de 'Refugees Welcome' en la fachada del Ayuntamiento de Madrid. Fue el 8 de septiembre de 2015. Era una respuesta a la falta de compromiso del Gobierno de Espa?a dentro del marco de ciudades refugio, una iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona para promover la acogida de refugiados. Han pasado casi dos a?os y medio y la pancarta sigue ah¨ª colgada en la fachada y los refugiados siguen sin llegar. Y hay un debate sobre si la pancarta sirve para algo o no. En este debate yo soy de las que piensa que si sirve, y sirve mucho.

Cada vez que paso por Cibeles y la veo me acuerdo de que existen refugiados y de que no han llegado pese a las diferentes presiones que organizaciones y activistas han intentado ejercer sobre nuestro gobierno. Cada vez que sale el tema de la pancarta y se inicia un debate en alg¨²n foro, o en alguna conversaci¨®n de bar, o en alguna cena, cada una de esas veces, se habla de los refugiados y de su situaci¨®n. Es decir, la pancarta, por pesada, por su aparente inutilidad, es posiblemente una de las acciones de comunicaci¨®n m¨¢s ¨²tiles de las que tengo constancia.

Es muy dif¨ªcil llamar la atenci¨®n sobre ciertos temas. Habr¨¢ seguro quien piense que me conformo con bien poco. No me conformo en absoluto. Pero la pancarta es una especie de gota malaya. No es una soluci¨®n, pero es un refuerzo a todo lo que se est¨¢ haciendo sin conllevar ning¨²n esfuerzo adicional al que ya se hizo.

En esta misma l¨ªnea ir¨ªan otras expresiones permanentes de apoyo que creo que son ¨²tiles. Las estatuas, las placas, los nombres de las calles, son detalles de una importancia enorme. Por eso se utilizan desde el principio de los tiempos para recordar cosas a los que cohabitan con ellos.

Y las pol¨¦micas son tambi¨¦n importantes. Los debates sobre la idoneidad de la pancarta se convierten es espacios de reflexi¨®n, aunque sea a trav¨¦s del cu?adismo m¨¢s exacerbado. Ideas y necesidades que se normalizan y acaban qued¨¢ndose en el imaginario.

Ese cartel sigue ah¨ª, impert¨¦rrito aunque Grecia anunciaba en septiembre que los refugiados que tiene no eran reubicables en Espa?a. No cumplen con las caracter¨ªsticas marcadas por Decisiones del Consejo de la UE para el Programa de Reubicaci¨®n y, por lo tanto, no son elegibles para conseguir el asilo en Espa?a. Estas declaraciones daban un espaldarazo a un gobierno que acumula en su haber m¨¢s de 34.000 peticiones a los que su oficina de asilo y refugio a¨²n no ha respondido. Algunas de ellas tienen m¨¢s de dos a?os a pesar de que la legislaci¨®n espa?ola establece que tendr¨ªan que haber obtenido respuesta en un plazo no superior a seis meses. Mientras, en Grecia, cientos de miles de inmigrantes que llegaron el a?o pasado siguen esperando en los campos una oportunidad y ahora, entre el fr¨ªo y la desesperaci¨®n absoluta, muchos siguen muri¨¦ndose de pena.

Estas historias las contamos regularmente muchos. Pero es como si las palabras se las llevara el aire, por muy bien que vaya tu art¨ªculo o tu programa de radio o tu especial de televisi¨®n. Y el cartel de Ayuntamiento de Madrid nos mira poderoso desde Cibeles y nos dice, no desesper¨¦is, seguid contando cada d¨ªa, gota malaya. La verdad es que yo llenar¨ªa la ciudad de carteles de 'Refugees Welcome'.